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El circo mediático de Hamás - Pallywood, la Hollywood palestina



Las más pequeñas de la veintena de niñas palestinas primorosamente vestidas con el uniforme del colegio, y cuidadosamente alineadas para la foto como un equipo de fútbol, ya no pueden aguantar más los brazos en alto del cansancio.

Los asistentes de Hamás se cuelan por detrás, y les tiran de los codos para que alcen las pancartas. Cartulinas de colores, donde pulcras ortografías adultas han escrito en árabe e inglés llamamientos conmovedores: «Israel y los nazis, dos lados de la misma moneda», «Salve a los niños de Gaza del Holocausto», «Mundo opresor, cuál es la culpa de un bebé de dos días», «Reclamo mi derecho como niño a vivir en paz».

Las videocámaras y los fotógrafos echan chispas hace quince minutos retratando la escena. No es cuestión de bajar los letreros ahora, cuando la angelical portavoz infantil lee el mensaje fuerza del comunicado, el más doloroso y el que mejor quedará en pantalla: «la debilidad de los niños, -recita-, está siendo utilizada todavía por las fuerzas de ocupación como combustible del Holocausto israelí contra la inocencia en Gaza».

Fue quizás en enero, cuando las imágenes de niños y mujeres con velas en medio del apagón de Gaza dieron la vuelta al mundo, el momento en que Hamás descubrió la eficacia insólita de las imágenes con escenarios fraguados para la prensa.
Tal apagón no existía y se colaban a través de las ventanas la luz del exterior de los recintos y en las calles se podían ver las luminarias prendidas (Clic para ampliar)

El uso de los niños funciona, el aprendizaje de las técnicas más burdas, también.
Obscenos montajes propagandísticos para generar lástima en quienes consumimos la prensa a nivel mundial.

La popularidad de Hamás sube como la espuma. Según el último sondeo serio, en diciembre, su jefe, Ismail Haniye estaba 19 puntos por debajo del líder rival, el presidente Mahmud Abbás. Hoy, Haniye le supera con un punto de ventaja.

La contundencia de la imagen vende. Hamás ha erigido un cementerio sin muertos para el tour. Treinta y tres tumbas de utilería, tapadas con banderas palestinas, que simbolizan a 33 empresas cerradas por el boicot, pero ellos depositan claveles en una sentida farsa para la tele.

En el hospital de Shifa su director descubre ante las cámaras la desnudez de los enfermos de Cuidados Intensivos sin pedir permiso, sus heridas posiblemente causadas entre rencillas callejeras entre los propios vecinos palestinos pero atribuídas a Isael, bien merecen un plano. El paciente se ahoga de vergüenza.

Es la eterna historia de Pallywood, el Hollywood palestino del cual gran parte de la prensa internacional es cómplice (Clic para ampliar).

Fuente: AFP

 
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