PARA LEER CON MAYOR COMODIDAD PODES

Documental sobre Chávez: UNA AMENAZA REAL

La ‘palestinización’ de los Andes (por Carlos Alberto Montaner)



La primera reacción de Hugo Chávez tras el ataque al campamento del narcoterrorista Raúl Reyes fue acusar a Colombia de comportarse como Israel. "No vamos a permitir, dijo, a un Israel en la zona". En realidad, el paralelismo no estaba muy descaminado. Israel, como Colombia, es un Estado que desea vivir en paz con sus vecinos, pero estos se empeñan en destruirlo.

¿Qué más desearía Israel que los palestinos fueran capaces de construir una nación pacífica y próspera con la cual establecer relaciones normales? Israel tiene que soportar que en la Franja de Gaza, en el Líbano, en Siria, o en el más lejano Irán, con el visto bueno, la complicidad y el financiamiento de las autoridades, las bandas terroristas tengan sus cuarteles generales desde los cuales atacan a Israel o planean diversos tipos de atrocidades.

Todos los días de Dios, o de Yahvé, caen en Israel, sobre emplazamientos civiles, los misiles que lanzan los terroristas y matan inocentes. Israel, naturalmente, responde en el terreno militar. ¿Qué otra cosa puede hacer? No se le puede pedir a una sociedad responsable que se cruce de brazos mientras ciertos malhechores tratan de aniquilarla.

Ese fue el dilema de Colombia. Uno de los más encarnizados enemigos de la libertad de los colombianos, el narcoterrorista Raúl Reyes, sobre quien pendían 127 acusaciones por asesinatos, secuestros, extorsiones, violaciones, y así hasta casi agotar el código penal, se puso al alcance de los aviones de Bogotá, del otro lado de la frontera ecuatoriana, y el presidente Uribe le dio luz verde a la operación sin consultar con el señor Correa.

Pensó, probablemente con razón, que era preferible pedir perdón que pedir permiso. Como luego demostraran los documentos hallados en el campamento bombardeado, las relaciones entre el gobierno de Correa y los narcoterroristas colombianos eran intensas y cálidas.

Lastimosamente, el aliado político de Correa no era el gobierno democrático de Uribe sino las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Si Uribe le hubiera solicitado a Correa la detención y extradición de Reyes, el asesino y su banda habrían "escapado milagrosamente".

Uribe, es cierto, violó las reglas internacionales que consagran la inviolabilidad de las fronteras. Si no lo hace, hubiera violado su juramento más solemne cuando alcanzó la Presidencia de su país: defender la integridad, la libertad y la vida de los colombianos. Gobernar a veces es elegir entre obligaciones y derechos conflictivos.

Este episodio demuestra la gravísima deriva del conflicto colombiano en virtud de la aparición de Hugo Chávez en el panorama latinoamericano. El coronel venezolano se propone palestinizar a toda la región andina. Y la palabra va mucho más allá de la licencia literaria: estamos ante la reproducción de un terrible panorama político militar.

En la computadora de Raúl Reyes estaban las pruebas de la mano libia, de los mercaderes de armas libaneses, de la terrorífica adquisición de 50 kilos de uranio que no podían tener otro destino que la elaboración de una bomba sucia cuya radioactividad fuera capaz de matar a miles de personas en la ciudad elegida (¿Bogotá, Medellín, New York, Washington?).

Ahí se vieron con toda claridad los nexos entre los narcoterroristas de las FARC e Irán, un Estado teocrático que no solo ha jurado pulverizar a Israel, sino que ha asumido públicamente la dirección de la jihad islámica contra todo Occidente. Esos son los aliados de Chávez, de las FARC, de Correa, del nicaragüense Ortega y del boliviano Morales. Esos son los cuatro mimbres con los que Chávez construye su peligroso eje de poder, de acuerdo con el criterio de los comandantes de las FARC. Les llaman los "patria o muerte", lema cubano que implica una lealtad ciega al líder y al proyecto político.

El asunto, claro le da un vuelco total al conflicto. Lo que está sucediendo va mucho más allá de un combate en la selva. Washington no puede continuar mirando al señor Chávez como un expendedor de gasolina pintoresco, díscolo y grosero, pero, en el fondo, inofensivo.

Lula, Tabaré Vázquez y la señora Fernández deben sopesar con seriedad si ese es el tipo de aliado preferente al que quieren vincular a sus países y al Mercosur. La señora Bachelet y Alan García no pueden ignorar que están en el teatro de operaciones, como dicen los militares, y tarde o temprano sus países también serán arrastrados al avispero. La palestinización, desgraciadamente, es eso: un caos sangriento.

Fuente: La Prensa

El papel ridículo de la ONU



Ya es bastante grave asistir al alarmante aumento de la violencia contra Israel como para tener que constatar que los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU ni siquiera son capaces de expresar una condena elemental ante el asesinato de un grupo de escolares inocentes en pleno centro de Jerusalén.

En efecto, no debería haber muertes que merezcan una mayor consideración que otras, pero tampoco hay gestos políticos que valgan más que una vida.

La violencia terrorista es un mal en sí misma, nunca puede ser justificada y no puede tener color.

Los muertos de Gaza tampoco deberían tenerlo, ni los israelíes que han sido alcanzados por los cohetes palestinos. La violencia no conduce a nada; las posiciones políticas hipócritas, tampoco.

Si este fiasco de la ONU era una señal de las posibilidades de reanudar la negociación de la paz en Oriente, no podía haber peores augurios.

La ONU afronta, cada vez con más frecuencia, este tipo de situaciones, en las que se imponen ciertos bloqueos en contra del más elemental sentido común. Cada vez es más patente la necesidad de convertir a la organización en un mecanismo en el que no quepa más que la defensa de los principios esenciales en los que se basa el progreso de las sociedades civilizadas, en vez de seguir negociando con ellos en nombre de criterios políticos no siempre presentables.


Fuente: ABC

Egipto cree que Siria fue el instigador del atentado a la escuela israelí



Desde El Cairo aseguraron que "los líderes de Hamás y Yihad Islámica estaban en Siria en el momento del ataque”, según una “alta fuente del gobierno” citada por la prensa local.

Continúan las dudas por la adjudicación del ataque.

El gobierno egipcio ve a Siria como el posible instigador del ataque a tiros del jueves a una escuela rabínica de Jerusalén en el que murieron ocho chicos israelíes y el atacante, señaló este sábado un diario local.

El periódico Al Hayat citó a una "alta fuente del gobierno", quien pidió mantener el anonimato y afirmó que "los líderes de Hamás y Yihad Islámica estaban en Siria en el momento del ataque, y eso no vamos a olvidarlo cuando se escuche quién estuvo detrás del ataque terrorista", indicó la agencia de noticias española Europa Press.

Según la fuente, Siria podría haber demostrado su "interés en centrar la atención internacional en la situación que actualmente se vive en Gaza y Cisjordania, en lugar de la crisis en Líbano", país que vive una profunda crisis debido al enfrentamiento político entre los prosirios y los antisirios.

Este viernes, un vocero de Hamas anunció la responsabilidad del grupo "por la operación en Jerusalén. El movimiento brindará detalles más tarde", había dicho el portavoz.

Sin embargo, la reivindicación del ataque al colegio era incierta, debido a que la agencia de prensa palestina Maan aseguró haber recibido informaciones directas de un miembro del grupo Ahrar Al-Jalil (Brigada de los Hombres Libres de Galilea) que se adjudicó el hecho.

Según Maan, el atentado fue planificado y realizado "tras un estudio que duró diez días" por el grupo Ahrar Al-Jalil, que ya había atacado en Israel en 2003. El atacante, abatido durante la masacre, fue identificado como Ala Abu Dahim, de 25 años.

Residía en el poblado de Jabal Mukhbar en las afueras de Jerusalén, había estado en prisión hace varios meses y fue liberado pocas semanas atrás.


Fuente: Nuevo Diario Web

EL SECRETO DE HITLER: Cómo Hitler ocultó su homosexualidad



Hitler hizo asesinar entre el 30 de junio y el 3 de julio de 1934 a unos 150 «opositores al régimen». Durante el transcurso de la acción, Hermann Göring ordenó la destrucción o requisa de todos los documentos hallados en los correspondientes registros, e inmediatamente después el gobierno del Reich aprobó la Ley sobre medidas del estado de emergencia, que daba simplemente por «buenos» los asesinatos. Con ello se había privado a la justicia del fundamento para cualquier investigación.

La estremecida opinión pública pedía naturalmente explicación y justificación, por lo que el mayor demagogo nacionalsocialista después de Hitler tuvo que «aclarar» al pueblo alemán el trasfondo de aquel hecho sangriento. El 1 de julio, esto es, mientras todavía se estaban cometiendo los asesinatos, pronunció un discurso transmitido por radio. Su alcance permite concluir que todo estaba ya decidido en lo esencial antes del 30 de junio. La rapidez con la que se llevó a cabo el asalto por sorpresa fue presentada por Goebbels como una refinada táctica: «El führer se ha atenido de nuevo a su viejo principio de decir únicamente lo que hay que decir, a quien lo debe saber y cuando lo debe saber». Se trataba de derrotar a «grandes traidores». Pero en lugar de revelar los planes conspirativos de golpe de estado, Goebbels se perdió en reproches estereotipados contra una «pequeña camarilla de saboteadores profesionales» que no querían «comprender nuestra paciencia indulgente».Ahora «el führer los había llamado al orden con la severidad de su rigor». Todo quedaba así claro: «Ahora haremos tabla rasa.[...] Las pústulas, los reductos de corrupción, la proliferación de síntomas de enfermedad moral que se manifestaban en la vida pública serán extirpados hasta la raíz».

Pero el motivo principal por el que se había atizado deliberadamente esa escalada era otro, al que Goebbels se había referido de pasada, pero con notable claridad, cuando dijo: los jefes de las SA «estaban a punto de hacer caer sobre toda la dirección del partido la sospecha de una insultante y asquerosa anormalidad sexual». No se puede pasar por alto alegremente esta afirmación. En primer lugar, de una «sospecha» de que «toda» la dirección del NSDAP fuera homosexual no había hablado nadie hasta entonces en el Tercer Reich. ¿Quién habría podido difundirla, si ni siquiera los socialdemócratas lo habían conseguido cuando todavía existía la libertad de opinión? ¿Y qué quiere decir «estaban a punto»? ¿Maliciosamente? ¿Por negligencia? ¿Involuntariamente? No, esa afirmación no era una argucia ni una gracia demagógica, sino el reflejo de una amenaza real, frente a la que Hitler supo reaccionar en el verano de 1934 con la ley de Lynch.

Un ejemplo muy parecido de revelación involuntaria es el que ofreció el primer comunicado del departamento de prensa del Reich, que afirmaba: «Su [de Röhm] desdichada inclinación llevaba a tan desagradables imputaciones que el propio führer del movimiento y jefe supremo de las SA se había visto envuelto en difíciles conflictos de conciencia». Y en la rendición de cuentas que presentó el 3 de julio a su gobierno resuenan igualmente los verdaderos motivos para la acción criminal de los días anteriores: la «camarilla encabezada por Röhm, vinculada por sus especiales inclinaciones», le había «atacado con calumnias», y él «reprocha al antiguo jefe de estado mayor su insinceridad y deslealtad». Röhm le había amenazado, al parecer, con su dimisión, y esa amenaza no era «otra cosa que una desvergonzada extorsión».

Con otras palabras, Hitler sólo podía defenderse recurriendo a los medios más extremos. Por eso tenían que ser asesinados o amedrentados con la mayor severidad todos cuantos sabían que no sólo Röhm, sino también Hitler, era homosexual. Eso es lo que confirma un examen más atento de cada una de las víctimas.Fueron asesinados o encarcelados: los jefes homosexuales de las SA, Röhm, Ernst y Heines, todos ellos relacionados personalmente con Hitler; Gregor Strasser, quien hasta entonces había sido un «íntimo amigo» del Führer y que había elegido a Hitler como «padrino de sus hijos»; los respectivos amigos de esos antiguos hombres de confianza, aunque se hubiesen alejado desde hacía tiempo de «Röhm y su camarilla», como el doctor Heimsoth o Paul Röhrbein. Altos funcionarios del Estado, que conocían material documental escandaloso sobre Hitler, como Erich Klausener, jefe del departamento de policía del Ministerio del Interior prusiano y su asesor Eugen von Kessel; el ministro de Defensa y ex canciller Kurt von Schleicher y su mano derecha Ferdinand von Bredow; el jefe de la policía de Munich, August Schneidhuber, y también al anterior primer ministro de Baviera, Gustav von Kahr, del que Hitler sospechaba lo que Lossow efectivamente había conseguido.Abogados de Röhm, Strasser, Lüdecke y otros destacados dirigentes nacionalsocialistas, que a partir de sus defendidos y de los documentos investigados en los respectivos procesos habían entrado en conocimiento de cuestiones explosivas, como Walter Luetgebrune, Gerd Voss, Robert Sack o Alexander Glaser. Finalmente, el escritor muniqués Fritz Gerlich, que sabía más sobre Hitler y su círculo íntimo que cualquier otro periodista de la época.

Hitler quería evitar a toda costa que su persona quedara comprometida.Se vengó de un modo verdaderamente despiadado de la «camarilla de conjurados» que la habían tomado con su «vida» e intentó desmantelar por adelantado cualquier eventual intriga posterior. Se deshizo sin consideración alguna de potenciales testigos de cargo. Algunos ejemplos ilustran su forma de proceder: El hotelero totalmente apolítico Karl Zehnter, de 34 años y arrendatario del Nürnberger Bratwurstglöckl, junto a la catedral de Nuestra Señora en Munich, pertenecía al círculo de amigos homosexuales de Röhm, con los que a veces salía de viaje; pero también le unía una estrecha y antigua amistad con Edmund Heines. Ambos jefes de las SA solían acudir a su local y hasta Hitler estuvo en él en alguna ocasión.En el primer piso del Bratwurstglöckl había siempre una habitación libre para conversaciones reservadas entre destacados dirigentes nacionalsocialistas. Zehnter se ocupaba de servir personalmente a sus huéspedes, con lo que tuvo necesariamente que darse cuenta de los lazos que les unían, en particular con Hitler. Eso, y sólo eso, es lo que le llevó a la muerte.

También el pintor muniqués Martin Schätzl, de sólo 25 años de edad, que había acompañado a Ernst Röhm a Bolivia, fue asesinado.Aunque allí no se llegó a establecer la relación amorosa que Röhm esperaba, fue durante dos años su compañero más próximo en una tierra extraña y su mutua amistad no se rompió luego.Schätzl entró en las SA cuando Röhm retomó su mando, y el 1 de febrero de 1934 éste le incorporó a su estado mayor, por lo que ambos debieron de hablar sobre muchas cosas, en particular sobre la amistad de Röhm con Hitler. Y precisamente por eso no podía de ningún modo seguir con vida.

El general Ferdinand von Bredow, quien desde el nombramiento de Hitler como canciller vivía retirado en su domicilio berlinés, fue asesinado literalmente en un vehículo policial, siendo arrojado a continuación su cadáver a una cuneta. Lo que causó su perdición fue al parecer su actividad como jefe del servicio secreto militar durante el mandato de Heinrich Brüning como canciller. Bredow, que era uno de los colaboradores más fieles de Schleicher, se había ocupado en el último medio año antes de la toma del poder por Hitler de la dirección administrativa del ministerio de Defensa, puesto que le dio acceso a ciertos documentos como por ejemplo un informe sobre el encuentro de la Orden de la Joven Alemania el 3 4 de julio de 1932, en el que se decía que el contenido principal de las conversaciones allí mantenidas había sido del siguiente tenor: «El ministro de Defensa Schleicher apoya al NSDAP, movimiento cuyos principales líderes son homosexuales, y según el material que nos ha hecho llegar Otto Strasser [...] el ministro de Defensa es también de ese mismo talante. Las pruebas provienen de la época de cadete del ministro de Defensa. El Sr.Otto Strasser visitó a Mahraun [el Alto Maestre de la Orden] con objeto de hacerle partícipe de estos datos. También le comunicó que con ocasión de una larga estancia del Sr. Hitler en su casa observó en él una conducta que induce a pensar en el mismo tipo de inclinación. También hay que incluir en ese círculo al canciller del Reich von Papen.[...] Asimismo, el club de caballeros próximos al Canciller consta en su mayor parte de individuos de tendencias anormales».[...]

Como se deduce fácilmente de estos pocos ejemplos, la acción que se desarrolló en los días en torno al 30 de junio de 1934 fue algo más que un golpe de mano de Hitler contra la dirección de las SA y algunos cómplices reaccionarios de aquellos putschistas.Más de 1.100 personas fueron detenidas durante la acción de limpieza, de las que en otoño quedaban todavía 34 en prisión.

El motivo central para la actuación contra «Röhm y sus amigos» fue el miedo del Führer a quedar al descubierto y a la extorsión.En favor de esta tesis habla también el hecho de que la montaña de documentos requisados no diera lugar a la instrucción de ningún proceso el propio Hitler había rechazado de antemano estrictamente ese procedimiento formal , sino que quedaran en poder de la Gestapo de Himmler y fueran entregados personalmente a Hitler. Eliminar a los testigos, ése era el verdadero objetivo de aquella acción terrorista, tras la que no estaba ninguna banda armada, sino las brigadas volantes de un Estado policial ya considerablemente centralizado [...].

Pero, a pesar o precisamente a causa de todas las amenazas y castigos, los rumores acerca de la orientación sexual del Führer no tenían fin. En 1937 se le escapó a un hombre de las SA la observación de que Hitler era, al igual que Röhm, «uno de los del Artículo 175» [del Código Penal, referido al delito de sodomía], lo que le costó dos años de encierro e inhabilitación. Otro ejemplo, de mayor relevancia, sucedido en Berlín en 1942: el adjunto personal de Hitler, Julius Schaub, denunció al escritor Hans Walter Aust, por aquel entonces miembro del gabinete de prensa del Reich y declarado «insustituible». Ese Aust le había dicho a una informante de Schaub «que el Führer hospedaba en Obersalzberg a una joven, de nombre Everl [se supone que se trata de Eva Braun], pero sólo con la finalidad de disimular su homosexualidad». Esa «calumnia [según la argumentación del juez en su sentencia] es tanto más grave, cuanto que con ella se atribuye al Führer la misma inclinación antinatural que él condenó de la forma más rotunda con ocasión del incidente Röhm en el año 1934». Pero ni siquiera ese retorcimiento de la justicia le era suficiente a Hitler: desde 1943 la pena con que se castigaba a quienes atribuyeran una orientación homosexual al führer era la muerte.

Eva Braun quizá no cuente demasiado en el balance de la vida de Adolf Hitler [...]. Indicativo de la rara indeterminación de esa relación es la esquiva respuesta que dio Julius Schaub en un interrogatorio tras la guerra a la pregunta de por qué no se había casado antes el führer con su Fräulein Braun, en lugar de esperar al último momento en el búnker: «Era su forma de ser; nos preguntábamos a menudo por qué, y no lo entendíamos.Al fin y al cabo, nosotros también estábamos casados y no con nuestras mujeres. Él tenía, seguro, sus propias ideas [...]; aparte de eso no sé decir otra cosa.» Y a la pregunta de cuáles podían ser esas «ideas propias» de Hitler, respondió: «No se extendía sobre ellas. Nunca nos las contaba en detalle». «¿La quería mucho?» «Le gustaba mucho, sí» «¿Qué quiere decir que le gustaba mucho? ¿La quería o no?» «Sí, sí que la quería». Es decir, se gustaban.

Herbert Döring, gerente de Obersalzberg, recuerda igualmente una «tranquila y buena amistad, con momentos mejores y peores».Y a la pregunta de si aquella relación también era a su juicio de naturaleza sexual, respondía: «No, no llegaba tan lejos, seguro.De ningún modo». También lo confirma una declaración de Heinrich Hoffmann: «En el cotilleo constante que reinaba en el entorno de Hitler yo tendría que haber oído algo, aunque sólo fuera a la chica que les hacía las camas.» Toda una serie de testimonios parecidos refuerzan la sospecha de que probablemente Hitler ni siquiera se sentía encaprichado por ella. Eso no está en contradicción con que Eva Braun pretendiera hacer creer algo diferente al mundo, ya que cualquier otra cosa no sólo habría comprometido a Hitler, sino también herido su amor propio como mujer, agravando así su ya mutilado modo de vida.

Así pues, Hans Severus Ziegler caracterizó muy acertadamente esa relación cuando habló del «amistoso y casi paternal trato» de Hitler hacia ella. «Como suelen decir los hombres coloquial y caballerosamente observaba Ziegler , Eva Braun es un buen compañero, al que nadie podría querer mal.» Nada más; pero en cualquier caso un «compañero» femenino, y eso era decisivo. Cuando Hitler la necesitaba estaba a su disposición, como siempre había exigido a su sobrina. Probablemente, ella se acordaba mucho de Geli Raubal; ambas compartían la juvenil despreocupación y la afición a los deportes, y al igual que de Raubal se cuenta de Braun que era una «niña salvaje». Un conocido de la adolescencia opinaba que en ella «se había perdido a un chico»; nunca había coqueteado con jóvenes. Además se divertía mucho disfrazándose y prefería «los papeles con pantalones». También se esforzaba por parecerse a la sobrina de Hitler, tanto en el peinado como en sus trajes.

Como acompañante del Führer, se quejaba Christa Schroeder, tenía poca talla. «¡Pero a mí me basta!», respondía Hitler. Por otra parte, tras la semilegalización de su relación en 1936, Eva Braun se había apaciguado un tanto; había llegado a convencerse de que su situación tenía «su lado bueno y sus ventajas». «Imagínese usted lo cómodo que resulta para una mujer no tener que sentirse nunca celosa de otra».

RECUERDOS COMPROMETEDORES DE AMIGOS

Carta de Adolf Hitler a su amigo de juventud, el funcionario, mediocre músico y escritor ocasional August Kubizek: «Me gustaría mucho volver a recordar contigo cuando haya pasado el tiempo de mis luchas más duras los más bellos años de mi vida». En su hagiografía (no se puede calificar de otra forma), Adolf Hitler, mi amigo de juventud (1953), Kubizek recuerda así aquellos tiempos: «Nadie en el mundo me ha querido tan entrañablemente ni me ha tratado mejor [...]. [Hitler] no podía soportar que saliera o hablara con otros jóvenes. Para él, en ese sentido, se trataba de una exclusividad absoluta». En sus memorias, Kubizek relata una anécdota en la que ambos se perdieron bajo una tormenta en un paseo por el monte y acabaron en una cabaña: «Extendí uno de aquellos grandes trozos de tela sobre el heno y le dije que debía quitarse la camiseta y los calzoncillos. Se tumbó desnudo sobre el paño [...]. Le divertía enormemente aquel acontecimiento, cuyo final romántico le complacía gratamente. Ahora ya no sentíamos frío».

ERNST HANFSTAENGL , amigo del führer, al servicio secreto estadounidense, en 1942: «La residencia de Hitler tenía fama de ser un lugar al que acudían hombres mayores en busca de jóvenes con el propósito de mantener relaciones homosexuales».


FRIEDRICH ALFRED SCHMID-NOERR , opositor a Hitler, recogió en 1939 el testimonio de un compañero del futuro führer en el regimiento List, donde ambos sirvieron durante la Guerra del 14: «Entre nosotros se despertó desde un principio la sospecha de que era homosexual. En 1915, estábamos en la fábrica de cerveza Le Fébre de Fournes y dormíamos en yacijas de paja. Hitler dormía por las noches con Schmidl, su puta masculina. Oímos un crujido.Uno encendió su linterna eléctrica y refunfuñó: «ya está de nuevo la pareja de maricas haciendo de las suyas»».


JOHANNES MEND , autor del libro propagandístico pro nazi Adolf Hitler en el frente de 1914 a 1918, reveló a Eva Köning (después testigo contra el autor en un juicio por abusos sexuales) escenas de equívoca camaradería de aquella época: «Cuando se bañaban juntos [Hitler y otros soldados] solían saltar unos sobre otros desnudos. Hitler hacía entonces todo lo imaginable con ellos y por la noche se apartaba de allí con alguno».


ERNST RÖHM , homosexual declarado, comandante de la AS, donde instauró una filosofía homofílica muy basada en el movimiento Wandervogel (Pájaros errantes) ideado por el pensador Hans Blüher: «Sólo deciden los hombres. Los desertores políticos y las mujeres histéricas de ambos sexos deben abandonar el barco cuando de lo que se trata es de combatir». Röhm también es el probable autor del ensayo Nacionalismo e inversión, publicado en 1932, y en el que se exalta el homoerotismo y se hace una alusión explícita a Hitler que éste nunca desmintió: «No es tan sólo un punto de vista personal, sino la opinión hasta del führer». Ernst Hanfstaengl, en sus memorias, recuerda la relación que mantenían Hitler y el comandante de la AS : «La relación de amistad entre Hitler y Röhm se hizo más profunda [en 1923, tras un intento de golpe de Estado], lo que llevó desde el tuteo fraternal hasta rumores sobre supuestas relaciones íntimas entre ambos».


HANS BLÜHER: «Hitler, que había leído [mi libro] El papel del erotismo, reconocía también que tenía que existir algo así [el heroísmo masculino homoerótico]». «Naturalmente, Hitler conocía muy bien mis libros y sabía que su movimiento era un movimiento de hombres y que estaba basado en las mismas fuerzas primarias que los Wandervogel».


Fuente: El Mundo

Kosovo - Terrible error de la diplomacia occidental (por George Chaya**)



La reciente declaración unilateral de independencia de los musulmanes albaneses en la provincia Serbia de Kosovo plasma la vergonzosa política de la comunidad Internacional en los últimos años. El desatino fue apoyado por varios países de Europa, discípulos de Chamberlain en el siglo XXI que han reconocido la creación del Estado independiente de Kosovo. Pero lo cierto es que la mera invención de un “país” llamado Kosovo no lo convierte en tal desde el punto de vista de la legalidad internacional.

Aunque Serbia nunca ha contado con mis simpatías a causa de sus políticas, sus antecedes y su historial de satélite de la URSS, es innegable que la reciente declaración unilateral de independencia de los musulmanes albaneses en la provincia Serbia de Kosovo plasma la vergonzosa política de la comunidad Internacional en los últimos años. El desatino fue apoyado por varios países de Europa, discípulos de Chamberlain en el siglo XXI que han reconocido la creación del Estado independiente de Kosovo. Pero lo cierto es que la mera invención de un “país” llamado Kosovo no lo convierte en tal desde el punto de vista de la legalidad internacional.

Serbia ha denunciado la creación de esta “entidad separatista” como un hecho ilegal en su territorio soberano y ha iniciado acciones penales, acusando a varios de los principales líderes musulmanes albaneses. Hoy hay en curso un feroz debate mundial, el cual plasma el hecho de que la lista de países en reconocer a Kosovo aún no ha finalizado. Bajo enorme presión del Departamento de Estado norteamericano, la mayor parte de la Unión Europea se ha prestado dócilmente al reconocimiento; algunos, como Chipre (por la parte de que toca con su territorio norte ocupado por Turquía) o España (con su movimiento separatista vasco) no han reconocido el “engendro kosovar” que se erige como llave islamista de “Eurabia”.

Fuera de Europa Occidental, el panorama es aún más confuso. Rusia rechaza la independencia de Kosovo y espera que asuman la misma posición China, la India, Indonesia, Nigeria, Sudáfrica, Brasil y muchos más. Rusia vetará además cualquier esfuerzo por incorporar a Kosovo como miembro de las Naciones Unidas.



La humillación que Washington trata de infligir a Serbia hoy podría ser el destino de algunas provincias separatistas de más de un país de América del Sur en el futuro. Lo mismo debería considerar Israel, que está apoyando estrechamente esta política por parte de Washington. Jerusalén debería tener muy presente que el precedente que Kosovo sienta podría generar - de no haber acuerdo negociado - la próxima proclamación de un estado palestino reconocido por los regímenes árabes y musulmanes. El mismo precedente podría aplicarse en gran medida a las zonas de influencia musulmana, como Galilea y el Negev, en un Israel que parece cada vez más pequeño y cada vez más cercano al mar.

En los últimos días, el ex Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos Nicholas Burns - que después de esto aparecía como candidato probable a Secretario de Estado bajo una administración Demócrata ‐ celebraba el apoyo de la Organización de la Conferencia Islámica a Kosovo afirmando que “la gran mayoría de musulmanes” se ha librado de Serbia - un país cristiano - dentro de Europa. Burns declaraba: “es un paso muy positivo que este estado musulmán, o de mayoría musulmana, se haya creado en las ultimas horas”.

Las observaciones de Burns y las maniobras del Departamento de Estado entre bambalinas reflejan una - desesperada - esperanza en que la administración Bush muestre que América ha apoyado a los partidos y grupos pro-islámicos de los Balcanes, indicando que los albano-kosovares son seguidores de la “religión de la paz y la tolerancia”.

Lo que Burns no dijo es que la gratitud de estos “pacifistas y tolerantes” se manifiesta en la yihad y el terror, tal como demuestra el reciente complot para atacar Forth Dix, en New Jersey, en el que 4 de los 6 acusados son musulmanes albaneses de la región de Kosovo. Otra manifestación de “gratitud” es que la red terrorista del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA/UCK: Ushtria Clirimtare e Kosove) ha venido actuando con impunidad en la zona de Nueva York, Nueva Jersey y Pennsylvania recaudando millones de dólares para la compra de armas y el último escándalo de la campaña electoral: la compra de influencia de varios políticos del Partido Demócrata cercanos al candidato Barak Obama.

Mientras tanto, los cristianos serbios de Kosovo se preparan para lo peor. El obispo Artemije, pastor ortodoxo de Kosovo, explicaba que los fieles tienen miedo a que los horrores y las persecuciones comiencen en cualquier momento; “Nuestro mensaje a vosotros, a todos los serbios de Kosovo, es que permanezcáis en vuestros hogares y cerca de sus monasterios e iglesias, independientemente de lo que Dios permita o no hacer a nuestros enemigos”, afirma el obispo en su página web de la congregación religiosa local. Todos sabemos que el obispo tiene buenas razones para tener miedo: en los últimos 9 años se ha producido un lento y silencioso genocidio de la población cristiana de Serbia delante de las narices de la ONU, la OTAN y la OSCE.

A fecha de hoy, varias semanas después de los titulares, dos tercios de la población serbia ya han sido expulsados y no han podido regresar a sus hogares, a lo que se deben sumar las proporciones no menores de otros grupos étnicos (gitanos y croatas). Más de 150 iglesias y monasterios han sido destruidos: la cruz y los iconos de Cristo han sido el objetivo particular del odio y la rabia de los vándalos albaneses de Kosovo. Todo esto sucede mientras un sector de la política norteamericana los califica de “laicos y pro-occidentales”.

Mientras tanto, cientos de nuevas mezquitas financiadas por Arabia Saudí fomentan ya la doctrina fundamentalista del wahabismo, contribuyendo a convertir los Balcanes en un satélite más de Riad a corto plazo.

En contraste con el Subsecretario Burns y los políticos “en nómina”, el ex embajador norteamericano ante la ONU John Bolton advertía con acierto desde las páginas del Washington Post que “Kosovo será un estado débil susceptible a la influencia de los islamistas radicales ajenos a la región, que cuentan ya con el apoyo de algunos albaneses para desarrollar acciones que pueden ser muy negativas para el resto de Europa”. En otras palabras: si se permite consolidar un Kosovo independiente, se estará dando legitimidad a un nuevo bastión del islamismo no en Irak ni Afganistán, sino en el corazón Europa.

El terror de la yihad va de la mano con la delincuencia organizada. Kosovo es el perfecto ejemplo de ello. La autoridades y personas ligadas a la política del presunto estado kosovar están investigadas, y muchas de ellas están vinculadas a la mafia albanesa, la única red que se extiende por toda Europa. La única “industria” que en este sentido se le conoce a Kosovo es el tráfico de drogas (heroína y opio afganos) y el tráfico de mujeres y niños para la trata de blancas y la prostitución que son secuestrados en las ex repúblicas de la desaparecida URSS, sobre todo en Moldova, Ucrania. La decadencia de esta provincia de mayoría musulmana se puede apreciar además en los datos de la Inteligencia de los últimos 5 años: “El misil que impactó contra la embajada norteamericana en Atenas en el 2006, los explosivos utilizados en Madrid, y los explosivos utilizados en Londres, todos llegaron a través de Kosovo”. Lo respaldan varias agencias europeas de Inteligencia. El proveedor es Niam Behzloulzi, alias “Houlzi”. Hoy viaja con pasaporte kosovar.

¿Y ahora qué? El Ejército de Liberación de Kosovo y sus simpatizantes aguardan luz verde para dar inicio a un nuevo ciclo de violencia, atacando a los serbios que se nieguen a someterse a su autoridad. Si la violencia política desencadenada por el reconocimiento se verá acompañada de violencia física sobre el terreno es algo que está en el aire aún. Mientras tanto, Serbia está tomando medidas por su parte, declarando ilegal el Ejército de Liberación de Kosovo y la mafia kosovar que financia esa entidad.

Evidentemente, el Presidente Bush ha hecho caso a un consejo del Departamento de Estado, que como es costumbre, es pésimo. Kosovo desencadenará una tormenta internacional a gran escala tan pronto como la cascada de países reconocedores del estado kosovar finalice, y sienta un precedente negativo que facilitará la quiebra del principio de la integridad territorial de las naciones soberanas a cualquiera, fomentará los delirios separatistas violentos en todo el mundo, y provocará un enfrentamiento con Rusia y otros países de su nueva esfera completamente innecesario. Pero lo más grave es que con esta decisión, la comunidad internacional ha dado respaldo a la yihad terrorista y el crimen organizado dentro de Europa. La magnitud del impacto puede no apreciarse ahora mismo, pero a largo plazo podría eclipsar a la guerra de Irak como peor error de su presidencia.


Fuente: Diario de las Américas

** George Chaya es periodista, docente y analista político especializado en Oriente Medio, particularmente en lo concerniente a conflictos étnicos y religiosos y contraterrorismo. Es Consejero Académico en varias ONGs en temas vinculados con derechos humanos, minorías y derechos del niño y la mujer en los países árabes. Es Miembro Consultivo de SOLIDE (Organización de Soporte a Libaneses Detenidos y Exiliados). Es analista en Terrorismo Internacional para la Fundación Safe Democracy de Madrid. Es asesor de varios gobiernos latinoamericanos sobre cuestiones relacionadas a Oriente Medio.
chaya@diariodeamerica.com

 
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