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El estado del odio al judío (por Isi Leibler)



Casi 300 parlamentarios, académicos, activistas de derechos humanos y líderes judíos de todo el mundo están participando en el Foro Global contra el Antisemitismo celebrado bajo auspicios del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel y Ministerio del Asuntos de la Diáspora. Lo que es más importante, al menos 45 gobiernos están representados y han prometido cooperación significativa con Israel para combatir el odio más antiguo del mundo.

Este compromiso, combinado con una cifra récord de participantes de alto nivel, refleja la creciente preocupación una proliferación de la judeofobia que habría sido juzgada inconcebible hace apenas una década, cuando los antisemitas eran considerados una especie casi extinta. La intensidad del odio hoy se ha vuelto tan feroz que es siniestramente evocadora de las ocasiones anteriores en las que la demonización precedió a las catástrofes judías.

Paradójicamente, dejando al margen al mundo árabe, este tsunami antisemita está teniendo lugar en el momento en que los judíos han logrado un nivel único de igualdad, libertad y riqueza, y las ceremonias anuales de recuerdo del Holocausto han sido institucionalizadas y elevadas a un estatus sin precedentes.

Pero debe observarse que en la era post-Holocausto, el antisemitismo público tiende a crecer y descender en relación directa con las percepciones de fuerza o debilidad por parte de Israel. El antisemitismo se hundía a sus niveles más reducidos como consecuencia de la Guerra de los Seis Días, y experimentaba un incremento exponencial tras la Segunda Guerra del Líbano, cuando Israel era percibido como débil.

El antisemitismo contemporáneo difiere del odio tradicional que se encontraron los judíos a lo largo de los siglos. Pero el veneno que emana del mundo islámico no es menos letal que la variedad Nazi más obscena, incorporando hasta el elemento medieval más conocido del libelo de sangre. La judeofobia islámica combina la xenofobia religiosa demoniaca con el racismo; representa a los judíos y los israelíes como vampiros y descendientes de los cerdos y los monos, como criaturas diabólicas que diseminan el sida, conspiradores que pretenden esclavizar a la humanidad, y como los verdaderos cerebros tras los ataques del 11 de Septiembre.

En una palabra, los judíos son de nuevo retratados como la fuente de todos los males del mundo y presentados como el cáncer que tiene que ser extirpado a la humanidad.

La era electrónica supone un favor a estos fanáticos del odio que, al contrario que sus predecesores Nazis, hoy son capaces de diseminar a nivel global su satánica difamación de los judíos a través de Internet, con eficacia e instantáneamente.

En Occidente, la judeofobia árabe ha sido refinada e integrada con los veteranos prejuicios religiosos, culturales y raciales que, debido a las reverberaciones del Holocausto, habían sido suprimidos durante medio siglo. La recién resucitada tendencia del antisemitismo ya no se dirige principalmente contra los judíos particulares. Israel, "el judío entre las naciones" se ha convertido en un nuevo vehículo para demonizar a los judíos.

El punto de inflexión simbólico fue la viñeta que muestra a Ariel Sharon como un monstruo que devora niños palestinos, la cual recibía el premio a la mejor viñeta en el Reino Unido hace unos cuantos años. Este enfoque y otras calumnias, empleando en especial la inversión del Holocausto vinculando el comportamiento israelí a los crímenes Nazis, se ha convertido en rasgo característico de gran parte de los medios occidentales.

El nuevo antisemitismo representa a Israel como la encarnación del diablo. Después incluso de que un estado criminal como Irán amenaza con borrar del mapa a Israel y bien puede desatar una catástrofe nuclear global, la mayor parte de los europeos aún califica al estado judío como la mayor amenaza para la paz en el mundo.

Mientras tanto, los principales grupos de derechos humanos se han vistos secuestrados por racistas anti-Israel que aplican sin ninguna vergüenza dobles raseros contra el estado judío. De igual manera, muchos socialdemócratas y progresistas tradicionales, antiguos aliados del pueblo judío, ahora desfilan bajo pancartas como "Todos somos Hezbolá", haciendo mofa de su presunta preocupación por los derechos humanos.

El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la Conferencias Mundial sobre Racismo y un buen número de ONG ignoran a propósito los bárbaros regímenes que niegan derechos humanos básicos a su ciudadanía, y dirigen su veneno contra Israel. Tanto si estos festivales del odio están motivados por el antisemitismo como si simplemente se dedican a deslegitimar al estado judío, es irrelevante.

Naturalmente, los judíos europeos se sienten particularmente en peligro. Algunos niegan compulsivamente o mienten descaradamente, esperando que el odio desaparezca por su propia cuenta; la mayoría es profundamente pesimista acerca del futuro de sus hijos en un continente que hace apenas 60 años estaba bañado en la sangre de sus parientes. Las repercusiones más severas son visibles en las universidades europeas, que se han transformado en centros de Israel-fobia. En menor medida está emergiendo ahora en los campus de Estados Unidos.

Durante los últimos años, el fenómeno de los judíos marginales que demonizan al estado judío ha estado ganando prominencia. Los judíos que difaman a su propio pueblo no son una experiencia nueva, y puede remontarse hasta la antigüedad, hasta los conversos judíos al cristianismo en la Edad Media, y hasta universalistas como Karl Marx, que no hizo ningún esfuerzo por ocultar su repugnancia hacia su pueblo. Más recientemente, los judíos que apoyaron el estalinismo o que se convirtieron en sus compañeros de viaje aplaudían los asesinatos de sus parientes y defendían al régimen soviético represivamente antisemita.

Hoy, bajo el disfraz de promover los derechos humanos, sus sucesores apoyan públicamente a los enemigos más rabiosos de Israel. Algunos llegan a tener la cara dura de afirmar que los valores morales judíos les obligan a promover la deslegitimación del estado judío y defender a los asesinos y los terroristas suicida que ponen sus miras en civiles.

Como es de esperar, los jihadistas y sus aliados explotan con entusiasmo a estas personas. En cuanto son desafiados, los críticos judíos de Israel se quejan de ser víctimas de McCarthyismo sionista e insisten en que ellos simplemente están tomando parte en una crítica legítima a las políticas israelíes.

Esto subrayan la necesidad de reiterar la distinción de crítica legítima, en contraposición a la demonización o la deslegitimación del estado judío, utilizada con frecuencia como camuflaje para el antisemitismo obvio. Se han logrado ciertos progresos y entidades como la Unión Europea ahora advierten públicamente de que el antisionismo está siendo empleado como vehículo para provocar el antisemitismo.

La realidad es que lejos de estar protegido de críticas, el gobierno israelí sufre más desaprobación y crítica de su propio pueblo y de los judíos en general que de ningún otro régimen.

En el contexto de confrontar el antisemitismo islámico, ha llegado el momento de condenar el mantra políticamente correcto de que, en su actual manifestación, el Islam es una religión de paz. Esto es una tontería absurda. El judaísmo, el cristianismo y el islam, todas comparten escritura y textos sagrados que incorporan temáticas que aprueban implícitamente la violencia. Pero de igual manera proporcionan espacio a la interpretación que promueve la tolerancia y el respeto a los que no comparten la creencia.

Bajo la influencia de las enseñanzas wahabíes procedentes hoy de Arabia Saudí, es innegable que las entidades islámicas más prominentes como muchos árabes seculares, por no decir que aprueban activamente la violencia, en el mejor de los casos permanecen en silencio. Denunciar esto en ningún sentido contradice o inhibe simultáneamente el diálogo y el esfuerzo por construir puentes con grupos islámicos moderados lo bastante valientes para condenar los jihadistas.

Finalmente, es un hecho que desde los Acuerdos de Oslo de 1993, el estado judío ha fracasado a la hora de defenderse con eficacia en la escena internacional. Por motivos políticos, el gobierno también ha tendido a subestimar la incitación criminal antisemita y la cultura de muerte y martirio que hasta la fecha impera en las zonas administradas por nuestros supuestos socios de paz moderados palestinos.

Con el fin de crear "una atmósfera adecuada" para promover el proceso de paz, ha tenido lugar una inclinación a pasar por alto el hecho de que los jardines de infancia, las mezquitas, los medios y todas las instancias de la sociedad bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina siguen alimentando a los futuros asesinos de judíos y santificando el martirio.

El objeto del Foro Global es examinar estos asuntos y considerar políticas diseñadas para invertir la tendencia. Mi esperanza es que ello cree una entidad permanente para lleve a cabo actividades constantes en coordinación con el gobierno israelí hasta que se reúna la siguiente conferencia.

La presencia de destacados parlamentarios y personalidades no judías en representación de un amplio espectro político sugiere que los esfuerzos por expandir alianzas con grupos políticos y ONG que promueven de verdad los derechos humanos están comenzando a dar frutos. Por encima de todo, la presencia de 45 gobiernos que han prometido cooperar con el gobierno israelí para vencer este mal debería interpretarse como señal de que la tendencia podría estar invirtiéndose.

Tampoco deberíamos subestimar el beneficio del extraordinario apoyo que Israel recibe hoy de enormes cifras de cristianos evangélicos, cuya importante contribución muchos de nosotros estamos empezando a apreciar por completo ahora.

Claramente la lucha del pueblo judío contra el odio más antiguo del mundo va a seguir en curso. Pero hemos superado situaciones mucho peores. Ahora tenemos que emplear nuestros activos globales de la manera más eficaz y unirnos a otros para evidenciar, avergonzar y desacreditar a los racistas y los bárbaros que promueven el racismo y la judeofobia y amenazan con contaminar la higiene social de las democracias.


Fuente: El diario exterior

"Lluvia de cohetes" en Israel



Cerca de 80 cohetes Qassam fueron disparados hoy por los palestinos desde la Franja de Gaza hacia el vecino territorio de Israel, impactando más que nada en la ciudad de Sderot pero también en los alrededores.

Un estudiante murió en el Colegio Sapir de la zona, cuando se hallaba en su automóvil en el estacionamiento del lugar. Varias personas resultaron heridas y testigos presenciales relataron luego sobre “el temblor impresionante que provocaron los estallidos”.

Algunos cohetes cayeron en la pista de aterrizaje de helicópteros del Hospital Barzilai de Ashkelon, el mismo al que son evacuados los heridos de Sderot después de cada ataque. En otra calle de la ciudad, donde también llegaron Qassam, algunos civiles quedaron en estado de conmoción.

“Haremos todo lo necesario para impedir más ataques asesinos”, declaró el Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, que se halla en el exterior. “Nadie en Hamas será inmune en la guerra que tenemos que librar, ni los de menor rango ni los que se hallan en la máxima jerarquía”, dijo en Japón.



Sin embargo, al preguntársele si acaso la dinámica de hoy significa que un operativo militar de gran envergadura en Gaza es inminente, respondió: “No recuerdo haber hablado nunca de un operativo de ese tipo”.

Desde el comienzo de los ataques con Qassam desde Gaza hacia Israel, cayeron en territorio israelí casi 9000 cohetes : cerca de 8000 desde enero del 2001 hasta fin del 2007 y otros 890 en lo que va del 2008.


Fuente: Periódico Express

Representación Sudanesa en Israel



Miembros del Movimiento de Liberación Sudanés (SLM, en sus siglas en inglés) decidieron abrir una representación del movimiento en Israel para atender la situación de más 600 refugiados a causa de la violencia que se registra en el país africano, y que se cobró la vida de casi 200 mil personas.

El movimiento rebelde, además, se propone denunciar la “política de genocidio” del gobierno islámico de Jartum, que además de los miles de muertos provocó el éxodo de 2,5 millones de habitantes hacia otras naciones.

En este sentido, Al-Nur, líder del SLM, agradeció a Israel por “proteger a la juventud sudanesa del genocidio”.

“Aspiramos a que haya una representación diplomática israelí en Jartum siempre y cuando esto sea funcional a los intereses del pueblo sudanés,” agregó Al-Nur en declaraciones citadas por diarios locales.

En la actualidad, Sudán tiene un gobierno de corte islámico hostil a Israel, por lo que el Estado judío lo considera estado “enemigo”.

Sin embargo, muchos israelíes se sienten obligados a ofrecer ayuda a los refugiados debido a los siglos de persecución sufridos por los judíos antes del reconcimiento oficial del Estado judío.

Fuente: AJN

Sin dudas el mejor amigo del hombre



"Es el mejor amigo del hombre"... y del soldado.

Los perros de la unidad anti-explosivos del Ejército israelí tienen una larga experiencia en identificar explosivos, encabezar misiones militares, atacar, advertir emboscadas y rescatar supervivientes en terremotos o incendios. Para los soldados, son "una gran ayuda". Para quien es objeto de sus acciones, una terrible y temible pesadilla.

Cada perro de la unidad israelí tiene un receptor de radio en el collar a través del cual el guía (el soldado que va siempre con él) le da órdenes. En la espalda, el perro lleva adosado una pequeña cámara que filma todos los momentos y lugares por donde actúa.

De esta forma y a una distancia de varios metros, los soldados saben cuántos milicianos hay en el edificio rodeado y qué tipo de armas llevan. "Nuestros perros no son suicidas ni les enviamos a morir en nuestro lugar. Realizan misiones que antes hacían los soldados", dice el teniente coronel Yoav, responsable de Oketz, indispensable en toda misión militar ya sea terrestre, aérea o marítima.

Se entrenan en una moderna instalación donde los centenares de perros son cuidados como si fueran atletas profesionales. Se les controla su dieta, hacen ejercicio en una especie de gimnasio para canes y pasean dos veces al día con su alter ego, un soldado procedente de una unidad de élite que, tras año y medio de instrucción, se dedica exclusivamente a adiestrar, entrenar y garantizar el éxito de su perro.

La sintonía entre ambos es total y la confianza ciega. Se jubilan cuando llegan a los 10 años, momento en el que suelen ser adoptados por sus antiguos guías.

La Policía israelí también dispone de una unidad canina, aunque especializada más en la identificación de drogas. Hace unas semanas, la perra Sana acaparó los titulares de la prensa local al haber detectado ella sola y en pocos minutos decenas de kilos de heroína que ocultaban varios camellos en el sur del país.

El hallazgo de la famosa Sana supuso para estos unas pérdidas por valor de 40 millones de shékels (7.3 millones de euros). "Sana y sus colegas hacen un trabajo excepcional que provocan un daño de millones de shékels a los delincuentes. Simplemente, no pueden engañar a nuestros perros", afirma al diario Maariv el oficial David Netzer.

En la unidad Oketz, hay también cada vez más soldados que son entrenados y entrenan. "Estamos todo el día con el perro. Es uno más de la familia y el momento más duro es cuando al final de la jornada debemos despedirnos", dice una de las jóvenes que no teme a ir al frente de combate.

Muchas veces los perros son los primeros en caer en una misión. En tal caso, la unidad tiene un espacio reservado en el cementerio donde se la da el último adiós con todos los honores propios de un funeral militar.

Fuente: El Mundo

Un emblema para impedir el olvido de la Historia

El musical Diario de Ana Frank: un canto a la vida, se estrenó en el teatro Häagen-Dazs Calderón de Madrid.

La idea de realizar un musical sobre esta historia surgió de un viaje de Rafael Alvero hace diez años a Amsterdam, ciudad donde se refugiaron Ana Frank y su familia de la represión nazi contra los judíos durante la II Guerra Mundial,
antes de ser descubierta y llevada a un campo de concentración donde fue asesinada.

"Tuve la oportunidad de visitar la casa donde se escondió Ana Frank y sentí la necesidad de hacer llegar estos sentimientos al público mediante algún proyecto relacionado con la música", explicó Alvero.



Desde que en 1947 salieran a la luz las primeras 1.500 copias de un pequeño diario escrito en hojas amarillentas, su autora adolescente, Ana Frank, pasó, sin quererlo, a convertirse en uno de los emblemas reivindicados por la causa judía para impedir el olvido de su historia. Aquel conmovedor testimonio de la niña que permaneció escondida en una buhardilla de Amsterdam entre el 9 de julio de 1942 y el 4 de agosto de 1944, cuando su familia fue descubierta por la Gestapo, y luego fue recluida hasta la muerte en un campo de concentración, se estudia y se lee en las escuelas de Israel como un ejemplo de coraje y de lucidez en medio del infierno hecho por hombres que fue el Holocausto. «Durante medio siglo, Ana Frank y su increíble diario han servido como símbolo de cómo, incluso en las más inhumanas condiciones, podemos encontrar luz, alegría y esperanza», reflexiona Gahl Sasson, profesor de Kabala.

Las páginas de su diario continúan hoy en todas las librerías. Su fotografía es inconfundible para toda la sociedad israelí, que ha seguido con inquietud exhaustiva los avatares en torno a la suerte del castaño -hoy provisionalmente salvado- que la joven veía crecer desde su ventana, los juicios en Alemania por la quema de una copia de su libro en 2006, la revelación de cada nuevo documento sobre su biografía. La prensa también ha dado puntual cuenta del montaje del musical que ayer se estrenó en España.

Ana Frank es un respeto y una presencia en Israel, que guarda como un tesoro universal algunas de sus postales manuscritas en el Museo del Holocausto. Desde esta institución, Pnina Hazan, directora para Iberoamérica y España, subraya: «Ella no es un símbolo sólo para el Judaísmo o Israel, es un humor único, una vida truncada antes de tiempo, que pertenece a la memoria de toda la Humanidad para que nunca se repita».


Fuente: ABC

 
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