La fiesta de Purim, conocida como el carnaval judío, coincide este año con el fin de los 40 días de luto decretados luego del asesinato del jefe militar del Hezbollah, Imad Moughnieh. En consecuencia, Israel se encuentra en estado de alerta por lo que pueda ocurrir en su territorio pero también con sus conciudadanos en el mundo.
Las autoridades israelíes suelen considerar la fiesta de Purim como una celebración de alto riesgo.
La tradición de disfrazarse y de desfilar por la calles -para conmemorar un complot desarticulado por la reina Esther contra el pueblo judío- complica la labor de las fuerzas de seguridad. La policía estima que los terroristas pueden infiltrarse con facilidad en una multitud vestida con disfraces.
De este modo, el nivel de alerta alcanzó el grado C, el más elevado fuera de una situación de guerra.
Las medidas de seguridad también se aplican en el extranjero. En su última visita a Washington, la semana pasada, la canciller israelí estuvo rodeada de un dispositivo de seguridad excepcional: Tzipi Livni estuvo todo el tiempo acompaña por diez guardaespaldas armados.
Fuente: RFI
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