El colorido y la alegría de la cultura judía
Es una ráfaga inesperada y disfrutable. Así comienza, con un ritmo y colorido fantástico, y así termina, como si uno no percibiera que el tiempo ha pasado y quisiera seguir ahí, sintiéndose no sólo espectador. El ballet Shalom termina con una respuesta del público, que es difícil de relatar como un aplauso, porque en realidad se trata de un estruendoso acompañamiento rítmico de palmas.
Cuando el conjunto salió de escena, los espectadores se dieron cuenta de que seguían como músicos del grupo y no habían dado su aplauso como tal. Es que los músicos y bailarines israelíes generan un clima que envuelve a todos los que están en la sala. Así se vivió el viernes último en el Salón Punta del Este del hotel Conrad de esta ciudad, cuando realizaron la primera de tres presentaciones en Uruguay, antes de viajar a Buenos Aires, donde se presentarán a partir de mañana.
El Conrad, como cada fin de semana de verano, es una ebullición por espectáculos y eventos que se multiplican en sus salones y en su entorno. Pero la sala amplia preparada para la multipremiada compañía de danzas se veía muy calma en los minutos previos al show.
Un público con muchos matrimonios, gente que ha pasado los 50 años y una actitud de espera tranquila era lo que se notaba al ingresar a la sala. El ingreso de los músicos, vestidos de negro, no cambió mucho ese clima, salvo que los espectadores se prepararon para el inicio del espectáculo. Pero fue la salida vertiginosa de los bailarines lo que sacudió a la platea, a los acomodadores, a todos.
Una combinación de destreza, ritmo cambiante y colorido con buen gusto, que fundamentalmente se destaca por la energía que desprende y por la alegría que muestra y contagia: el grupo todo despierta una simpatía natural.
La compañía fue fundada en 1976 por Gavri Levy y representa a Israel alrededor del mundo. Es Levy justamente el rey de la simpatía, que aprovecha su papel de director de orquesta para buscar la complicidad del público en una integración de artistas y espectadores. Las palmas de la platea son parte del show.
Levy no sólo fue el fundador, sino también organizador, coreógrafo y "padre natural" del movimiento. Cada año renueva el grupo de bailarines y también el repertorio musical. Para el staff de artistas, Gavri realiza una selección en diferentes regiones del país.
El equipo está integrado por 50 bailarines provenientes de cada rincón de Israel y representa a cada etnia del país. Son hombres y mujeres que tienen distintas profesiones, como soldados, granjeros, maestros y especialistas de distintas disciplinas, que durante el día se dedican a sus trabajos y por la noche se reúnen a ensayar.
Ahora están de gira por América del Sur luego de realizar actuaciones en Estados Unidos y Europa. El nombre del grupo de danzas expresa "la esperanza en los corazones de cada judío en Israel y alrededor del mundo por la paz en todo el planeta", de acuerdo con su carta de presentación.
En su presentación en Punta del Este, que repetirán esta semana en el teatro Gran Rex, combinaron danzas de las tradiciones antiguas con ritmos modernos y de diversas partes del mundo. Su repertorio incluyó ritmos folklóricos israelíes e internacionales bailes gitanos, árabes y varias danzas étnicas.
Sorprende cuando el grupo pasa de una danza típica israelí a un simpático carnavalito andino y luego a un tango bailado por parejas vestidas para un pasodoble. Es todo ritmo y vértigo. Y uno no puede creer la rapidez de los cambios de vestuarios, aunque eso obedece a que el propio ritmo del show descoloca al público de los tiempos entre un tema y otro.
La integración del grupo tiene mucha incidencia en lo que se puede ver del show. Son todos distintos. Las tres cantantes que hacen sus presentaciones solistas son tan disfrutables como diferentes. Las bailarinas tienen una belleza natural que no responde a un molde, sino a la diversidad. Belleza que resalta además por su gracia y simpatía. Hay bailarines con pancita y otros atléticamente delgados, pero todos con una destreza destacable. Levy, director y alma máter, tiene mucha responsabilidad no solamente en esa integración sino también en lo que pasa arriba del escenario hasta el último minuto de la despedida. Sabe lo que hace y se nota, y el público lo disfruta al máximo y lo demuestra.
Para agendar
Shalom , compañía de danza israelí.
Gran Rex, Av. Corrientes 857. Desde mañana hasta el sábado, a las 21.30; el domingo, a las 20.30. Entradas, desde $ 30.
Fuente: La Nación
Cuando el conjunto salió de escena, los espectadores se dieron cuenta de que seguían como músicos del grupo y no habían dado su aplauso como tal. Es que los músicos y bailarines israelíes generan un clima que envuelve a todos los que están en la sala. Así se vivió el viernes último en el Salón Punta del Este del hotel Conrad de esta ciudad, cuando realizaron la primera de tres presentaciones en Uruguay, antes de viajar a Buenos Aires, donde se presentarán a partir de mañana.
El Conrad, como cada fin de semana de verano, es una ebullición por espectáculos y eventos que se multiplican en sus salones y en su entorno. Pero la sala amplia preparada para la multipremiada compañía de danzas se veía muy calma en los minutos previos al show.
Un público con muchos matrimonios, gente que ha pasado los 50 años y una actitud de espera tranquila era lo que se notaba al ingresar a la sala. El ingreso de los músicos, vestidos de negro, no cambió mucho ese clima, salvo que los espectadores se prepararon para el inicio del espectáculo. Pero fue la salida vertiginosa de los bailarines lo que sacudió a la platea, a los acomodadores, a todos.
Una combinación de destreza, ritmo cambiante y colorido con buen gusto, que fundamentalmente se destaca por la energía que desprende y por la alegría que muestra y contagia: el grupo todo despierta una simpatía natural.
La compañía fue fundada en 1976 por Gavri Levy y representa a Israel alrededor del mundo. Es Levy justamente el rey de la simpatía, que aprovecha su papel de director de orquesta para buscar la complicidad del público en una integración de artistas y espectadores. Las palmas de la platea son parte del show.
Levy no sólo fue el fundador, sino también organizador, coreógrafo y "padre natural" del movimiento. Cada año renueva el grupo de bailarines y también el repertorio musical. Para el staff de artistas, Gavri realiza una selección en diferentes regiones del país.
El equipo está integrado por 50 bailarines provenientes de cada rincón de Israel y representa a cada etnia del país. Son hombres y mujeres que tienen distintas profesiones, como soldados, granjeros, maestros y especialistas de distintas disciplinas, que durante el día se dedican a sus trabajos y por la noche se reúnen a ensayar.
Ahora están de gira por América del Sur luego de realizar actuaciones en Estados Unidos y Europa. El nombre del grupo de danzas expresa "la esperanza en los corazones de cada judío en Israel y alrededor del mundo por la paz en todo el planeta", de acuerdo con su carta de presentación.
En su presentación en Punta del Este, que repetirán esta semana en el teatro Gran Rex, combinaron danzas de las tradiciones antiguas con ritmos modernos y de diversas partes del mundo. Su repertorio incluyó ritmos folklóricos israelíes e internacionales bailes gitanos, árabes y varias danzas étnicas.
Sorprende cuando el grupo pasa de una danza típica israelí a un simpático carnavalito andino y luego a un tango bailado por parejas vestidas para un pasodoble. Es todo ritmo y vértigo. Y uno no puede creer la rapidez de los cambios de vestuarios, aunque eso obedece a que el propio ritmo del show descoloca al público de los tiempos entre un tema y otro.
La integración del grupo tiene mucha incidencia en lo que se puede ver del show. Son todos distintos. Las tres cantantes que hacen sus presentaciones solistas son tan disfrutables como diferentes. Las bailarinas tienen una belleza natural que no responde a un molde, sino a la diversidad. Belleza que resalta además por su gracia y simpatía. Hay bailarines con pancita y otros atléticamente delgados, pero todos con una destreza destacable. Levy, director y alma máter, tiene mucha responsabilidad no solamente en esa integración sino también en lo que pasa arriba del escenario hasta el último minuto de la despedida. Sabe lo que hace y se nota, y el público lo disfruta al máximo y lo demuestra.
Para agendar
Shalom , compañía de danza israelí.
Gran Rex, Av. Corrientes 857. Desde mañana hasta el sábado, a las 21.30; el domingo, a las 20.30. Entradas, desde $ 30.
Fuente: La Nación