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Al borde de Durbán II (Por Anne Bayefsky)



La Ministro de Exteriores israelí Tzipi Livni anunciaba hace un par de semanas que Israel no participará en Durbán II, la más reciente plataforma de Naciones Unidas para el antisemitismo y la demonización del estado judío. Livni invitaba a la comunidad internacional a rehusar "dar legitimidad al odio, el extremismo y el antisemitismo bajo la bandera de la lucha contra el racismo". Tras anunciar la decisión de Israel de boicotear la conferencia de 2009, solicitaba a "los países de mentalidad similar" hacer lo mismo.

Tres días antes del 11 de Septiembre, una conferencia "antirracismo" de Naciones Unidas celebrada en Durbán, Sudáfrica, concluía con una venenosa declaración de que los palestinos eran víctimas de racismo israelí -- el único estado patrocinador de racismo del que Naciones Unidas tiene conocimiento. Durbán II es la conferencia de seguimiento dedicada a la implementación de esa primera declaración.

El llamamiento de Livni a los candidatos es un vergonzoso recordatorio de que Estados Unidos no ha matizado aún que no participará en la planificación y la formulación de Durbán II, que comienza en Ginebra en unas cuantas semanas. Además, la administración Bush no ha dejado claro aún que espera que cualquier futura administración se mantenga al margen de la propia conferencia.

Por el contrario, la Secretario de Estado Rice respondía a una pregunta del Senador Norm Coleman durante una sesión plenaria hace un mes: "No hemos intentado tomar una decisión final en la materia". En Jerusalén el domingo , Livni estuvo acompañada del representante del Departamento de Estado Greg Rickman, que se vio así obligado a acompañar la invitación de Livni con un incómodo y torpe silencio y un compromiso comparativamente vacío de "hacer frente frontalmente" al antisemitismo ante centenares de líderes judíos procedentes de 40 países.

La indecisión de Rice desconcierta, dado que acompaña a seis años y medio de acción inequívoca por parte de Estados Unidos. Estados Unidos e Israel abandonaron Durbán I con repugnancia, y Estados Unidos ha votado en contra de cada resolución "de seguimiento" de Durbán en la ONU desde entonces. En diciembre, Estados Unidos votó en contra de todo el presupuesto de la ONU para 2008-2009 porque contenía financiación para Durbán II. Si, en virtud de su vacilación, Rice hubiera querido simplemente evitar llevar la iniciativa, el Ministro de Exteriores de Canadá Maxime Bernier le dio excusa hace cuatro semanas anunciando el 23 de enero que Canadá se retiraba de Durbán II.

Una explicación popular a la misteriosa indecisión es que Obama arroja una larga sombra sobre el Departamento de Estado. La teoría es que los funcionarios del departamento anticipan con excitación un Presidente Obama cuyos gestos laudatorios hacia Naciones Unidas serían comparables al abrazo de un oso gigante. La inclinación de la ONU a combatir el racismo y la intolerancia demonizando la autodeterminación de los judíos, según este escenario, será otra verdad inconveniente. En el ínterin, la burocracia esté intentando sofocar del proceso de toma de decisiones y cualquier discurso que un Presidente Obama y los demás entusiastas de la ONU pudieran abjurar.

Una explicación posible adicional es que la participación de Estados Unidos en Durbán II está siendo utilizada como zanahoria para la capitulación de Israel en alguna exigencia no conocida, mientras Rice se lanza a crear un estado terrorista en las fronteras de Israel antes de abandonar el cargo. También posible es un esfuerzo por evitar críticas de la ONU mientras la administración intenta lograr otra resolución más del Consejo de Seguridad en materia de Irán. Aparentemente espera que alguien en alguna parte se crea que una resolución va a evitar que Irán adquiera armas nucleares.

Cualquiera que sea el motivo, es un error serio retrasar el anuncio de boicot más. Craig Mohkiber, vicedirector de la sede en Nueva York del Comisionado de derechos humanos, daba a conocer el motivo. El jueves 21 de febrero, Mohkiber participaba en una sesión informativa sobre Durbán II con miembros acreditados de la oficina del comisionado y las organizaciones no gubernamentales acreditadas por Naciones Unidas. Preguntado por una retirada norteamericana, decía: "Existe una escuela de pensamiento que dice que todo esto es una vergüenza y que Estados Unidos... no quiere ser sometido a examen de su trayectoria con respecto a los afroamericanos y los pueblos indígenas". A continuación pasaba caracterizar las preocupaciones norteamericanas e israelíes sobre Durbán I como parte de un infructuoso trabajo de intimidación. Mohkiber afirma que lo intentaron -- "Que no se intente responsabilizar a Estados Unidos de la esclavitud, no lo permitiremos... Que no se intente responsabilizar a Israel del trato a los palestinos" -- y fracasaron. En otras palabras contra más nos acercamos a las sesiones de planificación, más fácil se convierte desechar las preocupaciones norteamericanas legitimadas como un simple rebote.

Mokhiber, que en tiempos ocupó el cargo de consejero de Naciones Unidas para la Autoridad Palestina, también augura la temática de Durbán II. Según Sonoma County Free Press, a finales de los años 80, mientras trabajaba en una organización no gubernamental, Mokhiber visitaba los territorios y preparaba un informe que reza: "Uno de los rasgos de la violencia que es perpetrada contra los palestinos es que es aleatoria. Es perpetrada contra los ancianos, los enfermos, cualquiera que resulte ser un miembro no judío de esa sociedad. Es violencia racista muy claramente". Fiel a su estilo, durante la sesión informativa del jueves, se refería a los palestinos como un grupo "perseguido" del que era "importante" hablar en Durbán. A continuación sugería que los judíos fueron el problema de Durbán I, y afirmaba que por cada incidente antisemita que tuvo lugar en la conferencia, hubo algo "antiárabe e islamófobo del otro lado".

Con presidencia libia, ponente cubano y vicepresidente iraní, el comité de planificación de Durbán II dará pronto el pistoletazo de salida a un despropósito. Es hora de que Estados Unidos deje que se ahorquen solos.

Fuente: Diario de América

 
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