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El judaísmo es mucho más que una religión, es un estilo de vida



Su abuelo era de origen judío. Eso solo lo supo hace 14 años, cuando decidió aprender hebreo, cansado de un trasegar agridulce por varias iglesias protestantes.

Entonces, Víctor Jara ya hace rato se había convencido de que era sido católico de crianza, pero no de corazón y menos de convicción. Su periplo religioso estaba lleno de vacíos y preguntas sin responder.

Mientras aprendía hebreo, con el fin de comprender libros y textos escritos originalmente en esa lengua, descubrió la Torá (sagradas escrituras) y el estilo de vida de los judíos.

"El judaísmo es un estilo de vida más que una religión", dice convencido este cucuteño de 53 años, casado hace 30, padre de tres mujeres y abuelo de un par de mellizas.

Asumir una dieta sana, ausente de la carne de cerdo; renunciar a las fiestas de los viernes en la noche con los amigos (comienzo del Shabbat) y a los sábados como un día clave para sus negocios fueron tareas difíciles de cumplir. No menos difíciles fueron los ayunos, las extensas jornadas de oración y el aprendizaje sobre la doctrina judía. "El judaísmo es muy exigente y riguroso", dice.

Las tentaciones y las adversidades fueron superadas con una premisa fundamental del judaísmo: el amor y la unión familiar, la tranquilidad espiritual y el apoyo por sus compañeros de devoción.

Por todo lo anterior, piensa Víctor, los judíos son tan prósperos.
Lo más complicado para él, reconoce, fue admitir que Jesús no es Dios sino un profeta, según el judaísmo. Fue un choque fuerte, y más a sabiendas que él había 'militado' en varias iglesias cristianas.

Sin pausa, pero sin prisa. Así avanza su proceso de conversión. Para él, además de los trámites legales, esto es un asunto de fe que no debe depender de un papel. Además, explica que a los judíos no les interesa el proselitismo, y que por eso el camino puede ser largo.

Mientras llega el día de su conversión, que terminará en Estados Unidos o Argentina con un rito especial -que está dispuesto a costear con sus recursos-, vive de acuerdo con los dogmas de esta religión.

Lo hace complacido con el apoyo de su esposa y de un grupo de amigos, todos simpatizantes de la milenaria confesión. Practica en su casa. No tiene acceso a las sinagogas que hay en Bogotá.

Como un compromiso con la religión que profesa, fundó una librería especializada en textos judíos, al igual que una agencia de viajes por Internet cuyo destino principal es Israel. La tierra prometida que ya germinó en su fe.


Fuente: Diario El Tiempo

 
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