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Reciben el Premio Scopus, Beate y Serge Klarsfeld


El reconocido Premio Scopus, que concede la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha sido otorgado en esta edición a Beate y Serge Klarsfeld, dos combativos luchadores en busca de la verdad.

El matrimonio de abogados judíos formado por Beate y Serge Klarsfeld dedicaron toda su vida a localizar, perseguir y llevar ante la justicia a criminales nazis. Su máxima era “la justicia, no la venganza” y en base a ello lograron encontrar y gestionar la extradición de los responsables de numerosos crímenes de guerra.

La organización nazi Odessa intentó asesinarlos. Tienen dos hijos, Arno y Lida. El padre de Klarsfeld, resistente en la misma organización que François Mitterrand, fue detenido por los alemanes en 1943. Murió en Auschwitz tras salvar la vida de su esposa y sus dos hijos.

Serge, a partir de los años sesenta, abandonó su pasión por Balzac y Stendhal, así como su empleo en la televisión pública, para ocuparse de la historia de todos y cada uno de los 76.000 deportados judíos franceses. Y entre otras cosas encontró 200 valiosas imágenes, realizadas por los nazis, las únicas que documentan la llegada de los trenes de prisioneros a Auschwitz y su posterior selección se publicó en un libro llamado Auschwitz.

Beate Klarsfeld, nació en Berlín y se consagró a la investigación de los crímenes nazis tras casarse con Serge, cuyo padre murió en el campo de concentración de Auschwitz. Beate participó en la campaña por desenmascarar el pasado nazi de ciertos poderosos, como el ex presidente austríaco Kurt Waldheim. Se ganó la atención internacional cuando lo abofeteó en 1968 por lo que fue condenada a un año de carcel.

En 1971, descubrieron el paradero de Kurt Lischka, un ex jefe de la Gestapo y en aquel momento director comercial de una empresa de Colonia y padre de familia que vivía en Alemania Occidental (su localización fue muy sencilla, curiosamente su nombre y dirección figuraba en la guía de teléfonos). Idearon un plan para secuestrarlo y entregarlo a las autoridades francesas (su enjuiciamiento en Alemania estaba impedido por tecnicismos jurídicos resultantes de una condena previa) que no prosperó. Por ello fueron condenados en 1974 pero las protestas internacionales hicieron que se suspendiera la condena. Cinco años después, en 1979, el condenado sería el propio Lischka.

Lischka sería el primero de una larga lista. Le seguirían, entre otros Klaus Barbie conocido como "El Carnicero de Lyon" por los crueles y sangrientos crímenes que cometió como funcionario nazi. Klaus Barbie vivió casi cuarenta años en la impunidad, refugiado en Bolivia hasta que los Klarsfeld dieron con él. El 5 de febrero de 1983, fue trasladado por fin a Francia e ingresado a la prisión de Montluc, para responder por delitos contra la humanidad. No fue necesario realizar un juicio puesto que ya se le había juzgado en rebeldía en la ciudad de Lyon al término de la guerra. Fue condenado a la pena de muerte por su participación en 4.342 asesinatos, el envío de 7.591 judíos a campos de concentración y el arresto y tortura de 14.311 miembros de la resistencia francesa. Al cabo de 40 años de vida al margen de la justicia se atrevió a declarar que sólo se arrepentía de haber dejado vivos a algunos judíos.

Los métodos utilizados para encontrar y llevar ante la justicia a estos criminales consistían en muchos meses o años de investigación para luego (si el país en donde los encontraban no accedía a extraditarlos) pasar días y días ante las casas de los nazis con el objetivo de captar la atención de los medios internacionales y aumentar la presión social. Sus logros más conocidos son haber llevado ante la justicia a:

ACHENBACH, ERNST. Ayudante del embajador alemán O. Abetz, sobre todo, en la campaña antijudía y en la política de fusilar rehenes como represalia por atentados. Después de la guerra, siguió su carrera política en Alemania, hasta que en 1970 fue descubierto por un diario y su carrera destruida por la acción de Beate Klarsfeld. Murió en 1991.

BARBIE, KLAUS. Jefe de Asuntos Judíos de la Sipo-SD en Ámsterdam y del Departamento IV de la GESTAPO de Lyon, su mérito fue la detención y muerte de Jean Moulin, jefe de la resistencia francesa, eliminación de elementos del Maquis y el envío de miles de judíos hacia Drancy y Auschwitz hasta Agosto de 1944. Murió en 1991.

KURT LISCHKA. En 1938 fue jefe del Departamento de Asuntos Judíos en Berlín de la GESTAPO. En Junio del mismo año organizó los primeros envíos de judíos a Buchenwald y a Sachsenhausen. Fue uno de los instigadores del pogromo llamado “Noche de Cristal, Kristallnacht”, nombre que le resta su real magnitud que fue: cientos de sinagogas y negocios judíos incendiados, 7.000 negocios saqueados sin intervención de la policía ni de los bomberos, 120 muertos y unos 30.000 judíos fueron puestos bajo arresto y llevados a los campos de concentración recientemente ampliados de Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen y despojados de las sumas pagadas por las compañías de seguros por los daños causados a sus propiedades.

MAURICE PAPON, el único alto funcionario francés condenado como cómplice de crímenes contra la Humanidad por su papel en la deportación de judíos de Burdeos durante la ocupación nazi. Su juicio de seis meses, celebrado entre octubre de 1997 y abril de 1998, y su posterior condena a 10 años por ordenar el envío de centenares de judíos franceses al campo de detención de Drancy, en las afueras de Burdeos, y desde allí a Auschwitz entre 1942 y 1944, hizo trizas el mito de la inocencia francesa bajo la ocupación y de la Resistencia nacional masiva durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando, en septiembre de 1944, De Gaulle habló a la muchedumbre desde el balcón de la prefectura de Burdeos, Papon estaba a un metro de distancia y salió en la foto. Algunos grupos de la Resistencia le acusaron de colaboracionistas, pero -diezmados y enfrentados entre sí- no pudieron hacer nada.
Condenado a 10 años de cárcel y al pago de 700.000 euros, huyó a Suiza en 1999, pero fue detenido y encarcelado en la Santé de París. Recurrió a todas las instancias jurídicas y políticas, y durante tres años fueron rechazados todos sus recursos. Finalmente, el 18 de septiembre de 2002, el Tribunal de Apelaciones de París suspendió su pena de prisión por razones de salud. Murió en 2007.

ENTREVISTA A SERGE KLARSFELD

Pregunta. ¿Qué recogen las imágenes del libro Auschwitz?

Respuesta. Se trata de una colección de 200 fotos, casi con seguridad tomadas todas ellas por la misma persona, que muestran la llegada, entre el 15 de mayo y el 15 de junio, al campo de concentración y posterior exterminio de miles de judíos húngaros en Auschwitz. Son fotos que muestran cómo se organiza, ya en los andenes de la estación, la selección entre quiénes son enviados directamente a la cámara de gas y quiénes van a ser utilizados como trabajadores forzados. Son como los llamados manuscritos del mar Muerto. Es el último testimonio de la existencia de miles de personas.

Pregunta. ¿Quién sacó las fotografías y por qué?

Respuesta. En Auschwitz estaba prohibido sacar fotos. Sólo podían hacerlo los responsables del servicio de antropometría, que fotografiaban a los prisioneros para ficharles. Bruno Walter, un antiguo obrero en paro, era el jefe del servicio y Ernst Hoffamann, que había sido profesor, era su ayudante. Ellos tomaron las fotos. Las otras imágenes que poseemos de Auschwitz son las tomadas por la Resistencia en el interior del campo, esas que muestran una mujer desnuda, corriendo, y otras dos en que vemos cómo sacan los cadáveres de las cámaras de gas.

Pregunta. ¿Por qué quedan tan pocas imágenes?

Respuesta. Porque los nazis las destruyeron. Las 200 de Auschwitz fueron rescatadas por una superviviente, Lili Jacob, que las encontró en el campo de Dora, al que había llegado después que los alemanes abandonaran Auschwitz por el avance de los soviéticos. Y en las fotos ella se reconoció y llegó a identificar a varios de sus familiares.

Pregunta. Las fotos estaban ordenadas a partir de criterios "técnicos".

Respuesta. Hay algunas leyendas informativas. En la primera de ellas se habla del trasplante de los judíos de Hungría. El término "trasplante" supone traslado y reubicación, no comporta ninguna idea de muerte. Luego se habla de "selección de hombres aptos para el trabajo" o de "hombres no aptos para el trabajo". Y no ser apto significaba la muerte inmediata pero eso no se ve en las fotos. Sólo en un par o tres de imágenes se hace evidente la violencia reinante.

Pregunta. ¿Por qué se ha tardado tantos años en conocer la totalidad de las fotos del álbum?

Respuesta. Porque en la inmediata posguerra, Lili Jacob vendió a los supervivientes de la comunidad judía de Praga el derecho a sacar copias para poder comprar un billete y emigrar a Estados Unidos. Luego, con la instauración del comunismo, las imágenes quedaron en el Museo judío de Estado de Praga y un juego de copias fue donado al Museo de Auschwitz. Pero nada se decía de su procedencia. En 1964, en un proceso celebrado en Francfort, contra antiguos nazis, las fotos permitieron identificar a algunos guardianes de las SS y Lily Jacob las presentó. Había pasado a llamarse Lili Zelmanovic.

Pregunta. ¿Y cómo la localizó?

Respuesta. Me puse a buscarla poco tiempo después. En Francfort me explicaron que vivía en Miami pero, una vez allí, no había ninguna mujer que se llamase así. Contraté a un detective que enseguida descubrió que el señor Zelmanovic había muerto y que ella ahora respondía a otro apellido. Se había casado con Eric Meier, un alemán y antiguo resistente y soldado contra el nazismo. Fui a su casa y, al principio, se mostraba reticente a recibirme. Cuando le dije que conocía el número con que la habían tatuado al entrar al campo (un número que ella se había hecho borrar) aceptó hablar conmigo.

Pregunta. ¿Y cómo le convenció para que se desprendiera de las fotografías?

Respuesta. Enseguida tanto a ella como a Eric les pareció lógico que aquel álbum no siguiese estando en su casa, sino que había que donarlo al pueblo judío, en Jerusalén, al Yad Vashem, el memorial del genocidio. Con mi esposa Beate les organizamos el viaje a Jerusalén. Luego, en 1980, publicamos una primera edición del álbum, en francés y en inglés.

Pregunta. Sorprende la tardanza en revelar el conjunto de las fotos, su origen y su historia.

Respuesta. Cuando terminó la II Guerra Mundial no había un gran interés en hablar del genocidio judío. Era el momento de los ganadores, de los soldados heroicos, de los generales que habían ganado la guerra. Se celebraba a quienes habían tenido un papel activo en el desarrollo de la guerra. Los judíos aparecían en un papel pasivo. Eran los nazis quienes les habían elegido para ese papel. Ni siquiera tenían derecho a abjurar de la religión, que sí lo tuvieron en otras persecuciones. Y para buena parte de Europa esos judíos del Este eran algo así como gitanos, gente aparte, con otra cultura, pobres. En el Viejo Continente de 1930 eran casi los únicos no cristianos. No se les tenía en gran estima. El drama del genocidio es un drama de la civilización europea y cristiana. Luego, la guerra fría, con la división del mundo en dos bloques, no facilitó las cosas.

Pregunta. Entonces, las personas que aparecen en la fotografía ¿son judíos húngaros?

Respuesta. Sí y no. Son judíos de Rutenia, de una zona vecina a los Cárpatos, que había pertenecido al Imperio Austro-húngaro hasta 1918; luego, pasó a ser territorio eslovaco; a partir de 1939, húngaro y, una vez acabada la guerra, soviético. Hoy, la región forma parte de Ucrania.

Pregunta. Usted ha contribuido a que el ex presidente francés Jacques Chirac rompiera con la explicación histórica del gaullismo y reconociera la responsabilidad de la República Francesa en la deportación de miles de judíos.

Respuesta. No. La responsabilidad no es de la República, sino de Francia. La República había dejado de existir, pero el mariscal Pétain y su primer ministro Pierre Laval, al frente del régimen de Vichy, simbolizan Francia. No eran personajes de segunda fila. Laval, como ministro de la III República, había viajado a Moscú, Berlín y Washington. Pero también hay que decir que el 75% de los judíos que vivían en Francia sobrevivió y eso fue así gracias a los franceses. El 25% que murió fue a causa de Vichy.

Fuente: El Pais (España)

 
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