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La derrota final de Mi lucha , por Enrique Müller


El banquillo de los acusados en el juicio que se celebró en octubre de 1948 en Múnich estaba vacío y sin un abogado que defendiera al procesado ausente, una contrariedad que no irritó a nadie en la sala por una razón de sentido común. El reo, Adolf Hitler, se había suicidado con una pistola Walther calibre 7,65 milímetros el 30 de abril de 1945 en la soledad de su búnker en Berlín.

El proceso fue breve y la decisión de la corte otorgó al Ministerio de Finanzas de Baviera un título legal inédito. El 15 de octubre de ese año, el juez señaló que no era necesario mencionar las razones para declarar culpable al ex dictador y sentenció que todos sus bienes en la región debían ser confiscados y pasar a manos de la Administración. De esta manera, la sentencia convirtió al departamento financiero en el propietario de los derechos de autor del libro 'Mi lucha' ('Mein Kampf'), que pertenecían a la editorial del partido nazi Franz Eher. Desde entonces, el ministerio lleva a cabo una solitaria batalla para impedir que la obra magna del führer vuelva a ser editada en cualquier punto del planeta.

Cada vez que una editorial, como ocurrió no hace mucho en Polonia y la República Checa, intenta sacar a la venta una nueva edición de 'Mein Kampf', el Gobierno bávaro, ayudado por el Ministerio de Asuntos exteriores germano, pone en marcha un delicado mecanismo legal y diplomático para prohibir que el libro maldito llegue a las librerías.

La cruzada bávara para impedir la difusión de la obra escrita por Hitler en 1924 ha tenido éxito en la mayoría de los países europeos, pero sus acciones no pueden alcanzar a EE UU y Reino Unido por cuestiones legales. Cuando el libro se convirtió en un éxito de ventas en Alemania después de la llegada al poder de Hitler, Franz Eher vendió los derechos a sendas editoriales en los dos países. Random House, por ejemplo, que ahora es una filial del gigante alemán Bertelsmann, sigue vendiendo unos 3.000 ejemplares de 'Mi lucha' cada año en Gran Bretaña.

Tampoco en Israel está prohibida la difusión de la obra de Hitler y en la década de los noventa, la Universidad de Jerusalén publicó una versión comentada del libro. En Alemania, en cambio, el trabajo de los servicios legales bávaros está reforzado por el párrafo 87 del Código Penal que prohíbe terminantemente escritos que, como 'Mein Kampf', puedan ser utilizados como propaganda para difundir los ideales del nacionalsocialismo. Pero la eficacia de la medida es limitada por razones también jurídicas y a causa de las nuevas tecnologías. Una sentencia de la Corte Suprema en 1979 permitió la compra del libro en las tiendas de anticuarios. Baviera tampoco sabe cómo impedir la difusión del libro en Internet, donde los nostálgicos de Hitler siguen ofreciendo descargas gratuitas y en varios idiomas de 'Mi lucha'.

Pero la mayor preocupación de las autoridades bávaras tiene que ver con otra medida legal. Los derechos del estado de Baviera sobre el texto expiran el 31 de diciembre de 2015, una fecha clave para los sobrinos nietos de Hitler repartidos por Europa, que tendrán las manos libres para reiniciar la difusión de la peligrosa biblia profana del nacionalsocialismo. Aún no está claro si la Justicia alemana tomará cartas en el asunto y volverá a conceder los derechos de 'Mi lucha' al estado bávaro.
Pero, en un intento para impedir que se renueve la prohibición y también para imposibilitar que los nostálgicos del führer tomen la iniciativa, el prestigioso Instituto de Historia Contemporánea de Múnich ha puesto en marcha una delicada negociación con las autoridades bávaras, destinada a obtener un permiso para publicar una versión comentada del famoso libro antes de que venza el plazo. «Hemos iniciado los preparativos para llevar a cabo el trabajo, pero el status quo no ha cambiado», admite Bernhard Gotte, portavoz del instituto al referirse a la prohibición que aún sigue vigente en el país.

La idea central de instituto de Múnich es simple y provocadora. Después de constatar que la prohibición carece ya de vigencia a causa de las ofertas que existen en la Red, el centro de estudios llego a la conclusión que la única forma de evitar que 'Mi lucha' sea reeditado con fines propagandísticos es llevar a cabo un trabajo científico, donde un grupo selecto de investigadores puedan refutar, uno a uno, los postulados de Hitler.

«Una edición como la que tenemos planeada terminaría con todos los mitos que rodean a 'Mein Kampf'», proclama Horst Moller, director de la institución científica. La propuesta ya cuenta con el apoyo del Consejo Central Judío de Alemania y de sir Ian Kershaw, el prestigioso historiador inglés biógrafo de Hitler.
«La iniciativa tiene sentido. Creemos que es importante publicar una edición que incluya comentarios críticos. Preparar un volumen de este tipo es necesario para impedir que los grupos neonazis se sigan aprovechando del texto», subraya Stephan Kramer, secretario general de la principal organización judía del país, que apoya abiertamente la idea de lanzar la obra comentada para descubrir a las futuras generaciones las auténticas raíces del nazismo.

«Una democracia madura como Alemania no tiene por qué temer que un volumen tan despreciable como el de Hitler constituya una amenaza para la sociedad», insiste sir Ian Kershaw. El historiador británico también recuerda que, en vista de las posibilidades que ofrece Internet, cualquier intento por prohibir la impresión del libro resulta absurdo.
¿Qué piensa el Ministerio de Finanzas de Baviera? «No se conceden autorizaciones para la reimpresión tanto en Alemania como en el extranjero y esto es válido para una reimpresión comentada», señala Thomas Neumann portavoz del ministerio. El Gobierno bávaro, según el funcionario, seguirá luchando para impedir nuevas ediciones del libro que puedan revivir el infinito sufrimiento de las víctimas del Holocausto.

La batalla, en cualquier caso, no ha concluido. Según el portavoz del Instituto de Historia Contemporánea, la comunidad judía apoya el proyecto e, incluso, el presidente alemán Horst Köhler mostró interés por la iniciativa científica durante una visita reciente al centro. «Por eso, creemos que es posible que haya un cambio en la política oficial», pronostica Gotte.

Fuente: El Correo Digital

 
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