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En Jerusalem Dios tiene tanto fax como email



Para los peregrinos y demás turistas en Jerusalén es una escala obligada. Casi un millón y medio de personas visitan cada año el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo, entre cuyas milenarias piedras judíos y no judíos de las más diversas partes del mundo introducen papeles con oraciones a la espera de que Dios escuche sus plegarias.

Pero hoy por hoy, gracias a Internet, ya no es necesario trasladarse a Israel para practicar el antiguo ritual, realizado incluso por el papa Juan Pablo II cuando, en su histórico viaje a Tierra Santa durante el Jubileo del año 2000, pidió perdón en el lugar por las faltas cometidas por cristianos contra el pueblo judío a lo largo de los siglos.

Gracias a una página web puesta en marcha por las autoridades religiosas israelíes (www.writingtogod.com) es posible enviar un mensaje a Dios desde cualquier parte del mundo. Una o dos veces al día, los rabinos encargados del complejo sagrado imprimen los correos electrónicos y los introducen entre las piedras.

A las autoridades judías no les molesta que sean cristianos muchos de los que introducen mensajes en el Muro de los Lamentos: “Ya se dice en Isaías que el Templo es casa de oración para todos los pueblos”.

Y es que el Kotel, un resto del antiguo muro de contención del complejo en el que se levantaba el destruido Templo de Israel, tiene también un gran significado para los cristianos por formar parte del lugar del que Jesús expulsó a latigazos a los mercaderes.

La telefónica israelí Bezek ya dispone desde hace años de un número de fax (+97225612222) para enviar mensajes al Muro. También miles de personas eligen cada año una vía de contacto más tradicional y escriben cartas dirigidas a “Dios, Jerusalén” o “El Muro”, que funcionarios de Correos entregan regularmente a los rabinos.

Al margen de la web del rabinato existen también otras particulares con servicios similares. www.westernwallprayers.com, por ejemplo, permite seguir a distancia una tradición cabalística que dice que Dios atiende las súplicas de los fieles que acuden a rezar 40 días seguidos ante el Muro.
No se sabe cuántos mensajes se introducen por año entre las grietas del Muro. Cuando los rabinos las vacían antes de la fiesta del Pesaj, pueden llegar a llenar hasta 150 cajas, que entierran en el Monte de los Olivos, a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Según la tradición judía, no se puede quemar ni desechar ningún escrito en el que se invoque el nombre de Dios.

Fuente: La Capital

 
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