Rusia eximirá de visas a los israelíes
En las próximas semanas funcionarios del ministerio de Exteriores ruso abrirán consultas con sus homólogos locales para la firma del correspondiente acuerdo bilateral que, posteriormente, será remitido al Parlamento.
Este asunto fue abordado en enero pasado durante la visita a Moscú de la jefa de la diplomacia Tzipi Livni que entonces se entrevistó con su colega ruso Serguei Lavrov.
Según trascendió, los servicios secretos sospechan que las autoridades rusas desean "recuperar" a los emigrantes de origen judío que abandonaron las antiguas repúblicas soviéticas. Con ese objetivo, el presidente ruso, Vladimir Putin, apadrinó la fundación del Movimiento Hijos de la Patria.
Según el Ministerio de Inmigración y Absorción, unos 100.000 ciudadanos rusos establecidos en Israel ya regresaron a su país de nacimiento, mientras unos 70.000 israelíes residen actualmente en Moscú.
En cuanto a los judíos, en Rusia viven entre uno y dos millones, y otros 20.000 judíos regresan anualmente a Rusia, que se ha convertido en una nueva "tierra prometida", a pesar de los esporádicos brotes de antisemitismo.
El retorno de los judíos a este país comenzó con la llegada de Putin al poder en 2000, coincidiendo con el despegue económico de Rusia. Los que proceden de Israel son los descendientes de los judíos que abandonaron Rusia rumbo al Estado de sus antepasados después de que el último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, levantara en 1987 la prohibición que pesaba sobre la emigración judía.
El dirigente soviético Leonid Brezhnev levantó la prohibición de emigrar en 1970, lo que permitió la salida de cerca de medio millón de judíos, pero la impuso de nuevo en 1981 debido a la tensión creada por la invasión soviética de Afganistán (1979).
No obstante, en una muestra de que el antisemitismo aún no se ha desvanecido del todo, la Duma rusa debatió en 2005, por iniciativa de varios diputados comunistas y nacionalistas, generales del Ejército e intelectuales, la ilegalización de las organizaciones judías por defender la pureza de la sangre.
Según los historiadores, los pogromos contra los judíos lanzados por Alejandro III a finales del siglo XIX fueron el detonante de las revoluciones de 1905 y 1917, en las que estos participaron muy activamente, según informó el portal "Aurora".
Fuente: Impulso Baires