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Restauran vagón que trasladó a judíos durante la guerra



Donado a México a través del Museo Estatal de Auschwitz, el furgón de madera de tres metros y medio de altura que se supone sirvió para trasladar a personas a campos de concentración es restaurado por un grupo de especialistas para posteriormente exhibirlo en el Museo de la Memoria y Tolerancia.

El restaurador corre dificultosamente la puerta de madera con cerrojos de acero, un humor frío y ligeramente óxido se levanta en breves oleadas hacia nuestros rostros. Imposible evitar el terror porque en esta oscura humedad, se supone, trasladaron a grupos de judíos hacia los campos nazis de exterminio. Al recorrer con la mirada este furgón el silencio se hace cada vez más pesado, una vorágine de imágenes reconstruidas por el cine y la literatura se apoderan de la mente.

Bruno Wilson, restaurador del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, comenta: “Todavía no sabemos mucho, hemos hecho análisis estratigráficos en el microscopio para determinar las capas de pintura que tiene y cuál sería la original, pero hemos visto que si bien era un vagón para ganado, esta viga de madera fijada con acero, a manera de escalón, fue añadida después y tal vez haya sido para subir personas”.

También señala desde afuera, donde estamos, unos pequeños cuadros de apenas 10 centímetros por lado, donde se cuela la luz. “Es difícil determinarlo ahora, pero a simple vista parece que fueron hechos a mano, para que entrara más oxígeno”.

Encerrado en una jaula estrecha, ubicado a 30 metros de altura en un quinto piso, este furgón es un enigma de 10 mil kilogramos, que un equipo de cinco restauradores (Bruno Wilson, Teresa Toca, Daniel Gutiérrez y Lizbeth Celaya) empieza a desentrañar.

Entre los museos más importantes del mundo que cuentan con una pieza como esta se encuentran el Museo del Holocausto o Yad Vashem, en Jerusalén; el Museo del Holocausto de Washington y el Imperial World Museum

En México este histórico objeto formará parte fundamental del Museo Memoria y Tolerancia que, según su directora Sahron Zaga, abrirá sus puertas en noviembre próximo.

El convoy llegó a México luego de casi diez años de trámites, fue donado por el Museo del Ferrocarril de Polonia, a través del Museo Estatal de Auschwitz; llegó por vía marítima desde Europa hasta Veracruz y después por vía férrea a cargo de Ferrosur en 2006.

Lo que se sabe de él es muy poco, básicamente datos descriptivos: de altura tiene 3 metros y medio, poco más de nueve metros de longitud y 2.86 metros de ancho, se desconoce la empresa que lo fabricó pero al parecer su propóstio original era transportar ganado.

“Está construido de madera, su sistema de rodamiento es muy distinto al que se usa en México, pues sólo tiene dos ejes; es de dimensiones más pequeñas y es de sistema de frenos y de acoplamiento tipo europeo”, dice Bruno Wilson.

El mismo especialista explica que “tiene dos capas de pintura verde que, al parecer, le fue aplicada para usarlo en una película, abajo tiene otra pintura de color rojo óxido que suponemos es la original. Hemos encontrado números y letras que con una buena investigación documental nos arrojarán más datos”.

De acuerdo con los restauradores y la responsable de la curaduría del museo, Margarita Ghenno, “la intervención que se realizará será más bien de conservación, no se buscará dejarlo como en su estado original sino como estaba a finales de la Segunda Guerra Mundial, momento histórico que nos interesa”.

Wilson explica que de acuerdo a las leyendas que se han encontrado debajo de la pintura verde que cubre la pieza, se ha descubierto un año (1928) que podría ser el que corresponde al de su fabricación. “Todo ahora es mera especulación porque los datos deben ser corroborados”.

Según la doctora Teresa Toca, el trabajo de conservación consistirá en retirar las dos capas de pintura verde y consolidar la original, retirar los hongos de la madera así como detener la corrosión del acero.

“Esto no es tan sencillo, nos llevará ocho meses. Nos encontramos en la fase de probar los químicos adecuados para realizar cada una de las etapas. Ahora, por ejemplo, estamos analizando diferentes tipos de gel solvente para conservar la capa de pintura, que es de interés histórico”.

De acuerdo con Sharon Zaga y con Margarita Ghenno, directora y curadora del Museo Memoria y Tolerancia, respectivamente, el recorrido por este recinto estará dispuesto de tal manera que los visitantes cruzarán el vagón sin pisarlo, pues por dentro se le adecuará una plataforma en forma de puente.

“También se va a ambientar. En el acervo tenemos fotografías de prisioneros dentro del furgón y las usaremos para esta sala que, insisto, no será recorrida únicamente cruzada”, dice Margarita Ghenno.


Fuente: Milenio México

 
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