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¿Quién libera a los palestinos de Hamás? Editorial de Libertad Digital



Los manifestantes silencian estos crimenes de guerra y, por el contrario, criminalizan unos daños colaterales que sólo tienen de criminal la repugnante utilización que hace Hamás de la población civil como escudo humano.

Al igual que este sábado en varias capitales occidentales, miles de personas se han manifestado este domingo en Madrid contra Israel bajo el cínico lema "Paremos el genocidio en Gaza". A ella han acudido políticos del PSOE, IU, representantes sindicales y, ¡cómo no! conocidos "artistas de la ceja", como Pilar Bardem, Aitana Sánchez Gijón, Verónica Forqué o Juan Diego Botto.

Sin olvidar los jaleos a la intifada, la quema de banderas israelíes o los ataques con piedras a su embajada, esta manifestación, supuestamente pacifista, ha dejado en evidencia toda una hipocresía que, claramente, no hace más que rendir servicio a los terroristas de Hamás que han causado el conflicto.

Para empezar, lo que está haciendo Israel en Gaza no es ningún genocidio, ni siquiera un "proporcionado" ojo por ojo; lo que trata es de neutralizar y acabar con los ataques terroristas de los que viene siendo víctima por parte de Hamás. Lo que ocurre es que esta organización fundamentalista es terrorista hasta cuando se defiende y, lejos de proteger a "su" población civil –tal y como hacen las autoridades israelíes, no sólo con su población–, no duda en exponerla, utilizando la vieja, cobarde y criminal táctica de los "escudos humanos". Al igual que Hizbulá hace dos años, los dirigentes de Hamás instalan deliberadamente sus centros de mando, sus stocks de armas y sus búnkeres en los sótanos de edificios, hospitales, escuelas y mezquitas para que la respuesta militar de Israel, por mucho que trate de evitarlo, cause las mayores víctimas civiles.

Lejos de buscar una "matanza", las autoridades israelíes han permitido corredores humanitarios y han enviado ayuda a la población civil palestina. Asimismo, y en algo sin apenas precedentes en ninguna guerra, unidades del Tsahal han hecho cientos de miles de llamadas telefónicas y sms a los habitantes de Gaza que viven en los edificios y alrededores de los blancos militares. Pese a ello, desgraciadamente, se han producido y se seguirán produciendo daños colaterales; víctimas inocentes, cuya muerte el Estado de Israel nunca ha buscado, pero que Hamás, por el contrario, trata de utilizar propagandisticamente contra los judíos, a los que querría ver, sencillamente, exterminados.

Nuevamente, se hace lamentablemente oportuno aquella máxima de Golda Meyer que decía que "la paz será posible cuando los árabes amen más a sus hijos de lo que nos odian a los judíos". No obstante, hay que insistir que no son los árabes, en general, ni los palestinos, en particular, contra quienes va dirigida la respuesta israelí: son los terroristas de Hamás, que es, según el propio presidente de la Autoridad Palestina, "el principal responsable" de este conflicto.

Si de verdad los manifestantes que han bramado estos días contra Israel, estuvieran de verdad a favor de una paz segura y duradera entre judíos y palestinos, lo que reclamarían es liberar a estos últimos de los terroristas de Hamás. Los peores enemigos de los palestinos son estos dirigentes extremistas y criminales que nunca han querido la paz, que jamás han querido un Estado sino sólo una autocracia que secuestrara a los propios palestinos.

Los que han convocado la manifestación, por su parte, jamás se manifestaron contra los cohetes Qassam y los misiles Grad que Hamás lanzaba y sigue lanzando deliberadamente contra la población civil israelí y que fueron los causantes del conflicto. Los manifestantes silencian estos crimenes de guerra y, por el contrario, criminalizan unos daños colaterales que sólo tienen de criminal la repugnante utilización que hacen los terroristas de la población civil como escudo humano. Tampoco nunca se han manifestado contra las guerras civiles entre palestinos, o contra otras guerras en las que no hayan intervenido Israel o Estados Unidos.

Lo cierto, sin embargo, es que el antisemitismo rampante que, voluntaria o involuntariamente, están inoculando la mayoría de los medios de comunicación con sus sesgadas informaciones, junto al interés del Gobierno por distraer la atención de nuestras crisis domesticas, están sirviendo de carburante a este enorme ejercicio de hipocresía: un repugnante cinismo al que Zapatero ha querido contribuir personalmente este domingo pidiendo sólo a Israel el inmediato alto el fuego.


Objetivo de la operación defensiva: Victoria en Gaza, por GEES



Un objetivo altamente razonable y en apariencia limitado ha resultado ser de una exigencia máxima. Acabar con los disparos de misiles y morteros contra el Sur de Israel representa una métrica de éxito en la operación Plomo Derretido que ha llevado al Gobierno israelí a dar el paso más trascendental en la escalada del conflicto: extender el combate a zona plenamente urbana, a la ciudad de Gaza y a los campamentos de refugiados de su entorno, verdaderas ciudades con décadas de antigüedad. Ese paso, por supuesto, significa también, si se ve coronado por el éxito, completar el espectro de la disuasión israelí, malparada por la experiencia mixta de la llamada Segunda Guerra del Líbano en el verano del 2006. Es un paso difícil y arriesgado. Si no consigue su propósito, el efecto sería el inverso: difundir la idea de que el poder militar de Israel, netamente mejorado desde el 2006, no es capaz de dar cuenta de la tácticas terrorista/guerrilleras de unos adversarios que no sólo no tienen que preocuparse por proteger a su población sino que la sacrifican sistemáticamente como importante baza propia en la guerra propagandística contra el enemigo.

El sábado 10 cayeron 15 cohetes sobre territorio israelí. El número más bajo en las dos semanas de operación densiva. Su valor militar es próximo a cero, su mensaje político es inconfundible: Hamás sigue queriendo la guerra, sigue creyendo que puede ganarla. Su cifra de muertos es su mejor activo. Con el comienzo del combate en áreas urbanas las expectativas de Hamás son que aumente el número de muertos propios, tan rentables en el plano internacional y respecto a los cuales considera tener un aguante ilimitado, y empezar a infligir bajas al enemigo, sin duda en un número muy inferior y solamente a los soldados en el campo de batalla, pero que pronto, espera, rebasarán lo que los israelíes tienen estómago para soportar.

Son dos maneras muy diversas de definir la victoria y ambas considerablemente ambiguas. Ciertamente Hamás se proclamará vencedor en cuanto los israelíes se retiren, sea cual sea el castigo que le hayan propinado, con tal de que quede alguien para empuñar la bandera de la organización. Borrar a Hamás de la faz de la tierra no parece que sea asequible ni que el Estado de Israel se lo haya propuesto. La clave, por tanto, estará en la reacción de los habitantes de la franja. Si sigue contando con su apoyo, sería vuelta a empezar, aunque las condiciones que resulten de la guerra contarán mucho en el cómo, el ritmo y las perspectivas de esa reanudación. No tiene, en absoluto, por qué ser lo mismo.

Para Israel, asumir los riesgos del combate urbano resulta ineludible desde el momento en que todos los disparos contra su territorio se realizan desde zonas densamente pobladas. Aparte de la citada posible y muy deseada ventaja de reverdecer la efectividad de su disuasión frente a las muchas amenazas que se siguen cerniendo sobre el futuro del país, este grave riesgo le proporciona una oportunidad en el fondo mucho más relevante que suprimir los lanzadores de misiles: ir a por las guaridas del aparato político y militar de Hamás, inalcanzables desde el aire. Pero junto al agobiante problema del nivel de bajas, propias y sobre todo ajenas, que Israel no puede soportar indefinidamente, la realidad es que la supresión de la amenaza misilística, en agravación continua con el paso del tiempo, reside en la eliminación del aprovisionamiento de las armas que llegan de Irán, Siria o el Líbano a través del Sinaí, por los doce kilómetros de frontera entre la franja y Egipto, el llamado corredor Philladelphi, agujereado por un millar de túneles, lo cual implica otra expansión de las operaciones israelíes y otra serie de dilemas. Definir lo que es victoria no es, pues, tan sencillo.

Fuente: Libertad Digital

Hamás quiere destruir a Israel, por Clifford D. May


Probemos con esta idea: imagínese que Hamás anunciara que inmediatamente renunciará a lanzar misiles contra Israel, que no habrá ataques de ese tipo en el futuro, y que liberará a Gilad Shalit, el soldado de Israel secuestrado hace más de dos años y medio y al que mantienen incomunicado desde entonces (ni siquiera se permite que la Cruz Roja le visite). ¿Qué sucedería entonces?

Los israelíes moderados ejercerían presión sobre su Gobierno para que hiciera un gesto recíproco: detener los ataques aéreos contra los centros de comando y control de Hamás, sacar a los terroristas palestinos de cárceles israelíes y poner en marcha negociaciones de paz serias.

Pero cualquiera que sepa algo sobre Hamás también sabe que un panorama así es inimaginable. Hamás se creó para luchar y ganar guerras santas, no para buscar la paz y cantar kumbayá con los infieles. Hamás quiere un Estado palestino en el lugar de Israel, no al lado de Israel. Y para Hamás, prevenir la matanza palestina no es una prioridad. Esto no es una calumnia, es un hecho. Como el parlamentario de Hamás Fathi Hamad dijo elocuentemente: "Deseamos la muerte como ustedes desean la vida".

En 2005, los israelíes emprendieron un experimento en la vida real. Pensaron: "Los palestinos tienen una reivindicación: nuestra ocupación de Gaza y Cisjordania, aunque en realidad administramos esos territorios como consecuencia de una guerra puesta en marcha para aniquilarnos. Pero si nuestra presencia provoca violencia, veamos cuáles son los resultados de nuestra ausencia". Ese verano, Israel retiró a cada uno de sus soldados y colonos de Gaza. Pero les dejaron en pie los invernaderos.

Los palestinos podrían haber respondido usando esos invernaderos para cultivar flores para la exportación. Podrían haber construido fábricas, escuelas, hospitales y hoteles a lo largo de sus playas mediterráneas. Si ésa hubiera sido su elección, los israelíes moderados seguramente habrían hecho otras concesiones, por ejemplo, desarraigar a los israelíes de Cisjordania y ofrecer negociar la división de Jerusalén.

En lugar de esto, claro está, los palestinos destrozaron los invernaderos y pusieron a Hamás a cargo de Gaza. Desde entonces, Hamás no ha hecho nada para estimular el desarrollo económico. Sin embargo, sí se ha lamentado de la indigencia creciente de la Gaza desocupada –culpando a Israel de esa indigencia por "tenerla sitiada"– y exigiendo que se le dé ayuda, especialmente Israel, que se la ha dado (al igual que Estados Unidos) incluso cuando los misiles han seguido cayendo.

Ya deberíamos haber entendido que cuando los funcionarios de Hamás juran luchar contra la "ocupación", se están refiriendo a todo territorio en el que los israelíes ahora ejercen la autodeterminación. Osama Hamdan, representante de Hamás en el Líbano, dijo: "Nuestra meta es liberar toda Palestina, desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo]...". De forma similar, Mahmud Zahar, representante de Hamás ha dicho: "No reconocemos al enemigo israelí, ni su derecho a ser nuestro vecino, ni de permanecer, ni su propiedad sobre centímetro alguno de tierra".

Ésta no es una simple postura de negociación de la que pueda salir un compromiso una vez que los diplomáticos gestionen las reuniones. Más bien se trata de una convicción religiosa. El artículo 11 de la Carta Fundacional de Hamás especifica inequívocamente que "la tierra de Palestina es un un Waqf [don] islámico consagrado para futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio Final. Nadie puede renunciar a ella o a parte de ella, tampoco abandonarla por completo o parte de ella".

En la opinión de Hamás, un musulmán debe cumplir su deber y luchar la guerra por la destrucción de Israel. Alternativamente, un musulmán puede eludir ese deber. No hay tercera opción.

Probemos con una idea final: imagínese que Hamás alcanza su meta y logra algún día borrar a Israel del mapa. ¿Sería ése el final del conflicto mundial emprendido por los militantes islamistas?

¿O no será más bien que se sentirían llenos de energía y envalentonados los jomeinistas de Irán –los principales benefactores de Hamás–, al-Qaeda, los talibanes, el Lashkar-e-Taiba y grupos similares? Habiendo vencido al "Pequeño Satán", ¿qué probabilidad habría de convencerlos de que dejasen de enfrentarse al "Gran Satán" en la búsqueda del poder y la gloria que creen merecer?

Por el contrario, si Israel puede dar un golpe que inutilice a Hamás, la misión de los yihadistas militantes parecería haber perdido la autorización Divina. Como mi colega, el historiador Michael Ledeen, ha observado: "Nada es más devastador para un movimiento mesiánico que su derrota".

©2009 Scripps Howard News Service
©2009 Traducido por Miryam Lindberg

Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias, institución investigadora dedicada al estudio del terrorismo.

Fuente: Libertad Digital

Desproporcionada reacción de los medios contra Israel



Si alguien está usando un arsenal de desproporcionada reacción contra Israel, son los medios de comunicación internacional. Su artillería pesada está masacrando diariamente a todo un pueblo y nación, Israel.

Afirma José I. Rodríguez que la bajeza moral de dichos medios es tan evidente como su anti judaísmo. La aviación mediática de la prensa y los medios internacionales, están promoviendo el racismo, la xenofobia y el antisemitismo contra toda una nación. No se ha visto en la historia, tanta histeria y desproporcionada reacción crítica contra un pueblo.

Estamos absolutamente aterrorizados con las bombas y misiles de la aviación mediática. Cada hora, cada día, cada semana y cada mes, descargan miles y miles de “bombas de racimo” contra las conciencias de millones de personas en el mundo entero. Están sembrando el odio asesino contra los judíos, los israelíes y sus amigos, que por cierto también somos muchos millones. Cada “bomba de racimo” de la mencionada aviación internacional, MICA ( Medios Internacionales de Confrontación Antijudios) está intentando arrasar todo atisbo de equilibrado entendimiento de la situación bélica por la que pasa Israel.

Estamos bajo la descarga de miles de toneladas de tinta, papel y medios audio visuales, que tratan de ahogar la verdad y ocultar la realidad de lo que está pasando. Somos conscientes de que tenemos una lucha contra los poderosos medios de comunicación, que dirigidos por una misma mente mundial, atentan contra el único pueblo, que tiene que defender cada día su legítima existencia.

Además las asociaciones “humanitarias” de todo tipo, lejos de ser ecuánimes con todos los humanos, incluidos los israelíes, se muestran absolutamente parciales y deshumanizados contra los civiles de Israel. ¡Que humanos son con los terroristas y que terroristas son con los humanos israelíes!

Es incomprensible para aquellos que tenemos que levantarnos cada día, para ganar el pan con el sudor de nuestra frente, que la MICA reciba dinero para difamar y promover el odio racista contra Israel. Es inconcebible que bloques de naciones, aporten miles de millones de euros, para seguir manteniendo y justificando el terrorismo internacional con sus ambiguas posturas, que justifican los ataques terroristas contra Israel y que critican con desproporcionada reacción; la proporcionada defensa de los ciudadanos israelíes, por parte de su legítimo y democrático gobierno, por cierto único en la zona.

La lucha es realmente desigual y francamente desproporcionada contra Israel, su gobierno y sus cuidadanos, los cuales están en peligro de ser agredidos e incluso asesinados, por la desproporcionada reacción de los medios de comunicación en general y sus continuos bombardeos mediáticos. Dentro de esos medios, aun se levantan voces y reacciones proporcionadas, pero son pocas comparadas con el resto de aquellas que critican con visceral e injustificado odio a Israel.

Si el ejército de Israel, usara de verdad una desproporcionada reacción contra los terroristas, no quedaría ni un edificio en pie, ni un rastro de vida en más de una franja, dictatorial y terroristamente controlada por los islamistas. Todas las victimas de una guerra son en principio lamentables, se produzcan en uno u en otro lado de la misma, pero cuando esas victimas son usadas como escudos humanos por los terroristas de Hamás, son además de victimas moneda de cambio manchada de sangre, para comprar conciencias antijudías.

La verdadera y proporcionada verdad, es que los terroristas de Hamás disparan sus misiles (sean del alcance que sean) contra población civil sin previo aviso. La verdadera y proporcionada verdad es que el ejercito de Israel, avisa con suficiente tiempo a toda la población (civiles y combatientes terroristas) que va a bombardear una zona u objetivo, que Hamás utiliza como almacén de armas o como guarida.

La verdad es que Israel ha decretado unilateralmente una tregua de tres horas diarias, para que entre más ayuda humanitaria, la cual siempre ha entrado.

La verdad es que Hamás utiliza dicha tregua para atacar al ejército de Israel. La verdad es que Egipto avisó a Hamás de que si continuaban atacando a Israel, estos no les iban a mandar flores. La verdad es que Hamás nunca ha parado de sembrar el terror entre los civiles de Israel y entre sus propios hermanos de Al Fatah y compatriotas palestinos, a los cuales masacró fraternalmente, hace muy poco tiempo.

Podríamos decir muchas más verdades, pero solo una verdaderamente trascendente; Israel tiene un Escudo que por mucho bombardeo mediático que reciban, nadie podrá quitar. La esperanza de Israel, no está en su efectivo ejército exclusivamente, al cual deberían temer y respetar sus enemigos; sino en el Escudo Invisible que les protege contra toda amenaza, real o digital. "Israel, ¡confía en Dios! Él es tu ayuda y tu Escudo. (Salmos 115.9).

Fuente: Periodista Digital

Miles de británicos se manifiestan en apoyo del Estado de Israel



Miles de británicos amigos de Israel y judíos se manifestaron hoy en el centro de Londres para mostrar su apoyo al Estado de Israel en su operación militar de defensa contra los terroristas de Hamas, al tiempo que culparon del conflicto al grupo fundamentalista islámico.

El embajador israelí en Londres, Ron Prosor, aprovechó la oportunidad para pronunciar un discurso donde dijo: "El objetivo básico del pueblo de Israel es que se le permita vivir en paz, sin violencia, sin miedo y sin terrorismo".

"En lugar de transitar por el camino de la paz, Hamás ha llevado a su gente por la calle sin salida de la guerra".

Prosor agradeció la solidaridad con el pueblo de Israel, "cuyas vidas se han visto amenazadas por misiles en los últimos ocho años", y con la IDF (fuerza de defensa israelí), que "arriesgan su vida para proteger nuestro estilo de vida".

El rabino Henry Grunwald, declaró: "Estamos aquí porque creemos en la paz, porque creemos en la vida y queremos paz en la vida", afirmó.

Fuente: EFE

La labor informativa de la prensa, por Samuel Auerbach



El constante bombardeo de la prensa española sobre Israel y su ejército, no ha hecho otra cosa que enardecer gran parte del pueblo español, que, sumado a los tradicionales grupos antijudíos, exige con dureza que Israel detenga sus acciones en Gaza, sin pedir que Hamás detenga las suyas.

Si fue Hamás quien atacó primero, tiene que ser Hamás el primero en cesar el fuego. Eso la prensa lo entiende como lo entendería el menos capaz, pero no lo insinúa, demostrando su tendenciocidad y antisemitismo con que los estimula. Hamás no detiene su fuego en la esperanza de que la prensa antisemita del mundo, con sus fotografías, filmaciones y parcialidad, consiga que fuerzas efectivas se trepen a su tren y los salve de su inminente derrota.

Pero Israel, fiel a la integridad de su país, no detiene su labor hasta ver a sus hijos seguros. El progrom que Hamás proclama en su carta magna, está mal ubicado en el tiempo. Se olvida que el pueblo de Israel, los judíos que hoy allí viven, no son los que se defendían de los azotes con las manos en la cara y torciendo su cuerpo, no son los que iban a la muerte como corderos al matadero. Y si lo olvidaron, el ejército de Israel se los hace recordar en la forma en que los terroristas aprenden sus lecciones.

Israel seguirá sus acciones y mantendrá su operación de defensa militar hasta estar seguro que Hamás no tenga las posibilidades de reanudar sus hostilidades y provocar otra guerra. Lo está consiguiendo: los 200 proyectiles diarios que lanzaban, se redujeron a 30. Y cuando se reduzcan a cero, Israel detendrá su contraataque, sin descuidar los medios y medidas a su alcance para evitar su rearme.

Fuente: La Vanguardia

Israel paga el precio de todo el odio común, por Fiamma Nirenstein (diputada italiana)


Terrorista "disfrazado de civil" en ataque. Seguro engrosará la lista de "víctimas civiles" cuando sea detectado lanzando misiles.
Dice en árabe se trata del comandante Muhammad Salamah Hallas.

Da mucho que pensar el hecho de que el odio contra Israel se haya manifestado desde el sábado de la entrada del ejército en Gaza por tierra. Criticar una guerra es normal, combinar realidad y odio, no. La crítica en tiempo de guerra es normal. Se critica a la India y a Pakistán por el conflicto de Cachemira, se critica a España en lo referente a los vascos, se critica a los chechenos de Rusia y a los ingleses en el período de acusado conflicto con Irlanda. ¿Pero cuál de estos países ha sido objeto alguna vez de acusaciones permanentes de ser un país racista, agresivo, ávido de sangre de niños, Nazi?

Quizá solo Estados Unidos sea perseguido por el estigma permanente. Pero ningún país, excepto Israel, es objeto del odio constante a cuenta del conflicto en el que se encuentra: ningún otro país ve cuestionada su existencia en los debates, ningún otro país ve puesta en duda su legitimidad, ningún otro país ve sus líderes sistemáticamente satanizados, ningún otro país ve a sus soldados tachados de asesinos, ningún otro país ve a sus líderes representados con sangre en los periódicos y televisiones de todo el mundo.

Esto no tiene nada que ver con manifestarse contra la guerra, y tiene todo que ver con la mentira y con el antisionismo que el Presidente Giorgio Napolitano denuncia como forma de antisemitismo oculto. ¿Dónde estaban hace un año?

Desde las operaciones terrestres se multiplican por toda Europa las manifestaciones con pancartas deseando la muerte de Israel, como en Londres; asediando las embajadas de Israel, como en Bélgica; los comentarios como los de Erdogán que, aparentemente fascinado con Ahmadinejad, ha anunciado que Israel está a punto de desaparecer; se adoptan las posiciones de los intelectuales y los periodistas que anuncian someter a Israel a un Tribunal Internacional que no ve denunciados nunca los crímenes de Hamás. Nadie presiona a Hamás para poder salvar al menos a su población en una tregua durante la que no lance misiles. Tampoco se ve con buenos ojos que Mubarak haya sugerido a Sarkozy no detener a Israel: es un paso importante por parte del Egipto moderado que lucha contra el terrorismo. Nadie observa que de las operaciones salió un viaje de Hamás a El Cairo, en contra de las pretensiones iraníes que el pasado noviembre habían hecho que Hamás plantara a Mubarak y Abú Mazén.

La realidad es un simple espectro, la fantasía difusa de una operación feroz e inútil. Y realmente inútil no es: Hamás, un peligro público internacional, pierde terreno y sabemos a estas alturas que busca un medio de acabar con esto sin llamar la atención. Es curioso que aunque Sarkozy había afirmado que la guerra no sirve a los intereses de Abú Mazén, la realidad apunte todo lo contrario. Las operaciones terrestres son rápidas, peligrosas y sinceras en su cuerpo a cuerpo, proporcionan muchas detenciones (que se realizan) y se encuentran frente a frente con el enemigo. En Jenín, donde llevamos a cabo la misma fantasía satanizante y se denunció la masacre de 500 palestinos, Israel pagó con la vida de 24 soldados, frente a 35 palestinos. El sábado por la noche los soldados combatían casa por casa en estancias y galerías que sirven de posiciones armadas y minadas, en la calle bajo fuego de francotirador, en edificios con explosivos accionados a distancia o en emboscadas. Los poblados vecindarios de Hamás y el uso de los civiles dificultan las operaciones. Hamás combate con dureza, bien armado y preparado, aunque se está retirando lentamente.

Israel entero, padres esposas e hijos se ahogan de ansiedad, con misiles cayendo sobre ciudades israelíes y hospitales llenos de heridos. Comienza la tragedia usual entre los jóvenes, los padres que entierran a sus hijos, y emerge el recuerdo de los parientes de los desaparecidos, pero también la determinación de defender a su país y su familia a cualquier precio. Herido en una pierna, el soldado Golani Avi Peleg pide el alta para volver a su unidad. El hermano pequeño de un soldado árabe druso que fue el primero en caer, Yussef Mu'adi, decía llorando “Era un soldado valiente, quería ir con sus Golani. Espero que sea el último en caer”. Yonatan Netanel, con un hijo de 4 meses, llamaba a su esposa momentos antes de morir para decirle “Estoy bien. No te preocupes de nada”. El hermano de Nitai Stern, cadete de 21 años, decía: “Si hubiera sabido lo que le esperaba, me habría ido también”. El sábado por la noche, la división Golani en particular, los israelíes registraron 60 heridos (hasta última hora de la noche) y cinco muertos.

El apoyo de la artillería y de la aviación es peligroso tanto para el enemigo, como en la tragedia de la escuela de la UNRWA, como para el ejército israelí, que ha registrado cuatro muertos por fuego amigo. Se puede ver en las operaciones por tierra lo mucho que los israelíes están dispuestos a arriesgar para poner fin a una situación que llevan ocho años soportando. La piedad, las aspiraciones de paz, por encima de todo, son las responsables de esta guerra cuando uno se enfrenta a un enemigo que representa el terrorismo y la jihad. Lo que sorprende en su lugar es este nuevo giro del libelo de sangre judío, sediento de la propaganda árabe donde antes fueron libros arcaicos.
Estaría bien que esta vez los europeos, entrenados por nuestras propias experiencias, pudiéramos evitarlo.

Fuente: ABC (España)

El enemigo del Pueblo Palestino. Debate sobre la guerra en Libertad Digital

En Israel lloramos por Curiel, por Gustavo Daniel Perednik



Quienes acusan a Hamas de la guerra en Gaza ya no son sólo Canadá, Chequia, Alemania y otros países amigos, sino los palestinos mismos, o esa parte de ellos que no quieren vivir bajo un régimen que amputa las manos de quien roba.

Mientras escribo estas líneas escucho por la radio que la Autoridad Palestina da su bienvenida a la propuesta de cese de fuego de la ONU (9-1-09), y pide a Hamas que deje de usar cínicamente la sangre inocente de palestinos. Sí, leyó bien el lector: quienes acusan a Hamas de la guerra en Gaza ya no son sólo Canadá, Chequia, Alemania, y otros países amigos, sino los palestinos mismos, o esa parte de ellos que no quieren vivir bajo un régimen que ampute las manos de quien robe, decapite a herejes, azote a quien beba alcohol, permita golpear a las mujeres y asesine a quien se desvíe de las normas sexuales del Islam. Son los palestinos que quieren vivir en un Estado independiente, laico y en paz, quienes rechazan seguir acusando a Israel de todos los males, y piden que se detengan… los misiles de Hamas contra nuestra población civil, judía y árabe por igual.

Lo primero que cruza mi cabeza es: y si los mismísimos palestinos laicos rechazan a Hamas, ¿quién, además de los fundamentalistas islámicos, saldrán en su defensa? Los neonazis, seguramente. Y luego están quienes como Enrique Curiel hacen comentarios a mi juicio judeofóbicos.

¿Cómo hará para defender a Hamas y a los diez mil misiles que lanzó durante ocho años (y sigue lanzando hasta hoy) contra los civiles israelíes, mientras dicho grupo terrorista pregonaba (y sigue pregonando hasta hoy) la obligatoriedad de matar a todos los israelies? Pues, en primer lugar, niega el Holocausto. Quien compare todo conflicto entre dos grupos armados, cualquier conflicto, con el asesinato sádico y sistemático de seis millones de judíos atrapados en Europa, niega el Holocausto por banalización.

Si el hecho de que Israel se defienda de Hamas es equiparable al genocidio nazi, entonces, lector, no hubo Holocausto. Su segundo paso es más habitual: mentir, y mentir sin vergüenza sobre las metas de Israel, sobre los discursos de sus líderes. No menciona que Albert Einstein fue un gran y activo sionista, y que así lo dejó registrado en sus acciones y en su obra escrita. En vez de ello, inventa que Ben Gurión “quería construir un Gran Israel”.

La mentira continúa. ¿Cuál es el objetivo de Israel? ¿Defenderse de Hamas? No, no podría ser porque los judíos somos crueles. Según Curiel, nuestra meta es “expulsar a los palestinos de su tierra”. Qué extraño, responde la lógica. Además de no haberse enunciado nunca, si esa fuera nuestra meta oculta, podríamos preguntar cómo nuestro poderoso ejército no lo haya logrado. No sólo no los expulsamos, sino que la población palestina ha crecido a las tasas más altas, y se ha constituido, gracias a Israel, en la única población árabe del Oriente Medio con libertad de expresión, jueces, partidos, prensa y diputados libres.

¿A quién exactamente queremos expulsar? ¿Sabe usted que el único que sostiene que se debe “echar al mar” a una población de millones, es precisamente Hamas? Le recomiendo que, en vez de dar rienda suelta a su odio, sencillamente lea la plataforma de esa agrupación y los discursos de sus líderes. A diferencia de usted, ellos no ocultan nada. Uno de ellos, su lamentadísimo mártir Nizar Rayyan, mandó a uno de sus hijos a suicidarse para matar niños judíos, y pedía la eliminación de todos los judíos dondequiera se hallaren. Rayyan, un bendito como el jeque Yassin, llegó a presumir de ser el inventor de usar a mujeres y niños como escudos humanos.

Tercer método del susodicho: volcar sus cocodrilescas “lágrimas por Gaza”, sin nunca esbozar siquiera un sollozo menor por alguno de los centenares de niños israelíes asesinados por Hamas en nuestras escuelas o en fiestas de cumpleaños, ni por alguno de los centenares de adolescentes acribillados en discotecas o escuelas talmúdicas sólo por ser judíos. Llore un poco por toda la humanidad, señor Curiel, y podremos creerle un poquito cuando llore por Gaza.

La verdad dista sideralmente de su propaganda. La contraofensiva israelí se ha lanzado con el apoyo de todos los sectores de la sociedad israelí, debido a que ocho años de misiles de Hamas colmaron nuestras posibilidades de seguir aguantando. A Curiel nunca le perturba ninguna agresión antiisraelí; a una buena parte de la prensa española tampoco. Se llenan la boca de insultos contra la sociedad más libre y democrática de la región, y agotan todos los gestos de comprensión para con los sectores más retrógrados del planeta. Pobres mentirosos. Da ganas de llorar por ellos.

Fuente: Xornal (Galicia, España)

Vivir y morir en Palestina,Israel sólo pretende frenar los ataques de Hamas. Por Carlos Alberto Montaner



A los israelíes los acusan de tener pocos muertos y heridos en el enfrentamiento con Hamas. Quienes así razonan suelen utilizar las palabras “desproporción” o “asimetría” en un tono indignado. Mientras varios centenares de palestinos árabes han perecido o resultado lesionados debido a los bombardeos, las bajas israelíes son apenas una docena.

Esta demanda de “proporcionalidad” no deja de sorprender. Hasta el surgimiento de este conflicto los libros de historia nacional siempre habían mostrado satisfacción y cierto orgullo chovinista cuando el ejército propio conseguía infligirle al enemigo un alto número de bajas frente al escaso precio pagado por “los nuestros”. Israel es el único país del que se espera un comportamiento diferente, y lo tiene: no conozco otra nación que avise dónde y cuándo va a bombardear para que los civiles evacuasen el territorio. Conducta, por cierto, en la que también actúa asimétricamente, pues los terroristas de Hamas nunca avisan cuándo o dónde van a lanzar sus cohetes contra las poblaciones civiles judías.

Israel, en cambio, no tiene interés en causar víctimas. Todo lo que pretende es frenar los ataques de Hamas de la única manera a su alcance: eliminando a los terroristas y destruyendo los arsenales que poseen. No hay otra forma de enfrentarlos. Hamas no es una organización política con la que es factible llegar a acuerdos, sino una banda fanática decidida a erradicar del mapa a Israel, objetivo por el que sus miembros están dispuestos, incluso, a convertir a sus propios hijos en bombas humanas.

Esta es otra asimetría muy importante. Los judíos construyen refugios bajo tierra en todas las casas cercanas a las fronteras, cierran las escuelas y esconden a los niños ante el menor peligro, viven como una tragedia nacional la muerte de un solo soldado, hacen todo lo posible por rescatar a sus prisioneros y protegen a la población civil de las consecuencias de la guerra. Las autoridades de Gaza, a contrario sensu, borrachas de violencia, disparan al aire irresponsablemente sus ametralladoras para mostrar alegría o tristeza (provocando numerosos heridos), no vacilan en montar sus cuarteles u ocultar sus armas en escuelas, mezquitas y hospitales, utilizan escudos humanos para protegerse, recurren a terroristas suicidas y premian con dinero a las familias de estos “mártires”.

¿Por qué esa diferencia? Probablemente, por razones religiosas. La visión de la muerte y del dolor varía entre las culturas. En el mundo árabe, o al menos entre sus segmentos más fanáticos, la guerra contra el infiel es un deber, el martirologio es un honor y una oportunidad para que los varones más agresivos y peleadores puedan ganarse un cielo lleno de sensualidad, vino y hermosas mujeres. De ahí el escaso valor que le conceden a la vida. Por eso no ponen el menor empeño en proteger a la sociedad de los rigores de la guerra, ni les importa el dolor que pueden causar cuando un terrorista se inmola dentro de un autobús escolar lleno de niños judíos.

Fuente: El Periódico (Guatemala)

Dos posibles desenlaces para Israel, por Charles Krauthammer



Los líderes de Israel han ocultado a propósito sus objetivos bélicos en Gaza. Pero sólo existen dos finales posibles: (a) un cese de las hostilidades de estilo Líbano a ser supervisado por observadores internacionales, o (b) la desintegración del gobierno de Hamás en Gaza.

Bajo enorme presión internacional -- incluyendo a un cada vez más vacilante Departamento de Estado norteamericano -- el gobierno de Ehud Olmert ha empezado a dar muestras de ser receptivo a un plan de alto el fuego franco-egipcio, consintiendo esencialmente al Final A.

Ese sería un error terrible.

Caería por su propio peso. Contaría con los mismos elementos de la falsa paz del Líbano: una fuerza internacional que renuncia a cualquier uso significativo de la fuerza, un embargo armamentístico bajo el cual las armas fluyen con tranquilidad, y un cese de las hostilidades hasta que el bando terrorista se ha rearmado y está preparado para iniciar la siguiente ronda de hostilidades.

El desarme de Hezbolá en el Líbano promulgado por Naciones Unidas es una farsa reconocida. Los efectivos extranjeros no sólo no han impedido el rearme masivo de Hezbolá. Su presencia misma hace imposible que Israel tome cualquier acción militar preventiva, a fin de no alcanzar accidentalmente al vigilante belga de fronteras de casco azul.

La “comunidad internacional” presiona a fondo ahora para imponer una reproducción en Gaza de esa charada. ¿Alguien puede imaginarse que unos inspectores internacionales van a arriesgar sus vidas para evitar el contrabando de armas? ¿Para detener a terroristas? ¿Tomando parte en refriegas con equipos lanzacohetes que atacan a civiles israelíes al otro lado de la frontera de Gaza?

Por supuesto que no. Se seguirán introduciendo armas de contrabando. Se construirán fortificaciones más seguras y profundas con vistas a la siguiente ronda. Mezquitas, escuelas y hospitales serán utilizados de nuevo para almacenar armas y como refugios de terroristas. ¿Cree usted que los "pacificadores" franceses van a registrarlas?

Lo cual es el motivo de que el único resultado aceptable de esta guerra, para Israel y para el mundo civilizado, es el Final B: la desintegración del gobierno de Hamás. Ya está en marcha.

No tiene que ver con matar a cada pistolero de Hamás. No es posible, ni es necesario. Los regímenes no gobiernan físicamente dominando a cada ciudadano en su entorno, sino haciendo que la mayoría acepte su autoridad. Eso es lo que sostiene a Hamás, y eso es lo que es objeto ahora de un asalto masivo.

La dirección de Hamás no sólo está seriamente tocada sino abiertamente humillada. Los grandes guerreros que animan a los demás al martirio se esconden bajo tierra incomunicados casi por completo. Patentemente incapaces de proteger a su propio pueblo, suplican ayuda exterior, no recibiendo a cambio sino palabras de sus hermanos iraníes y árabes. ¿Y quién proporciona realmente los pasillos de ayuda humanitaria a los civiles palestinos? Israel.

En los cuatro primeros minutos de esta guerra, las Fuerzas Armadas de Israel destruyeron 50 objetivos, abatiendo prácticamente todo instrumento y símbolo del gobierno de Hamás. Los imponentes líderes de Gaza eran marginados y quedaban impotentes, dejando a su pueblo a su suerte. En tales momentos, los regímenes son extremadamente vulnerables a perder lo que los chinos llaman el mandato divino, la sensación de legitimidad que sustenta toda forma de gobierno.

La caída del gobierno de Hamás en Gaza está al alcance, pero sólo si Israel no cede a las presiones de detenerse ya. Derrocar a Hamás no requiere una reocupación israelí permanente. Una fuerza internacional de transición llegaría a la zona para despejar inmediatamente el camino al retorno de la Autoridad Palestina, el gobierno legítimo cuyas fuerzas serán mucho menos delicadas que los efectivos europeos a la hora de imponer el orden en Gaza.

La desintegración del gobierno de Hamás en Gaza supondrá un golpe devastador al rechazo palestino a la existencia de Israel, que desde la toma de control de Gaza por parte de Hamás ha sido "el caballo de batalla" predominante en la política de los palestinos. Será un golpe devastador para Irán en calidad de patrono de los movimientos islamistas radicales de toda la región, en particular tras la derrota y marginación del satélite Sadrista de Irán que era Irak. Animaría a los estados árabes moderados a continuar la confrontación junto a Estados Unidos contra Irán y sus brazos. Y manifestaría el irreemplazable valor estratégico de Israel para Estados Unidos a la hora de contener y poner coto a las ambiciones regionales de Irán.

Olmert tuvo oportunidad en el Líbano. La echó a perder. Ahora tiene una infrecuente segunda oportunidad. La criminal teocracia perturbada de Gaza -- apenas cuatro días antes del enfrentamiento, el parlamento de Hamás aprobaba una atroz legislación basada en la Sharia, legalizando, entre otras sutilezas, la crucifixión -- está al borde del abismo. Puede ser derrocada, pero solamente si Israel está dispuesto -- y se le permite -- rematar la verdadera misión de esta guerra. Para el Departamento de Estado Bush, en su último acto de la función, evitar eso con la prematura imposición de un alto el fuego no sólo sería autodestructivo sino vergonzoso.

© 2009, Washington Post Writers Group

Fuente: Diario de América

Israel lanza textos sobre Gaza para advertir a la población civil que se alejen de posibles blancos como depósitos de armamento



La aviación israelí lanzó este sábado miles de mensajes en la ciudad de Gaza avisando a los habitantes de la intensificación de sus operaciones de defensa.

El ejército "intensificará sus operaciones contra los túneles, los arsenales y los terroristas en toda la franja de Gaza", decía el texto, escrito en árabe.

"Por vuestra seguridad y la de vuestras familias, se os pide que no os acerquéis a los terroristas, a los arsenales y a las armas", agregaba.

El mismo mensaje fue enviado a los teléfonos móviles de los habitantes de Gaza.

Fuente: AFP - Rotter.net

En defensa de Israel, por Jorge Ipiña Pando



En estos momentos hay una avalancha de criticas a Israel, en su mayor parte sin conocimiento de causa y guiadas por una sola causa, la imagen que permanece en el psique colectivo de España del palestino como victima, pero me gustaria recordar una serie de puntos:

Hamas es una organizacion islamista radical responsable de muchos atentados suicidas, Israel se retiro de la Franja de Gaza, es decir, Israel no tiene que devolver ningun territorio limitrofe con Gaza a los palestinos de la Franja, con lo que en el enfrentamiento actual entre Gaza e Israel no hay ninguna reclamacion territorial.

Lo que hay es un hostigamiento de las milicias palestinas contra los ciudadanos israelies que viven cerca de la Franja. El gobierno israelí, aunque con una dureza extraña a lo habitual, ha procedido a poner fin a esta amenaza, es cierto que los cohetes katiuska han matado a pocos civiles israelies, pero es de entender que el gobierno de Israel no tenga que esperar a que mueran mas israelies para parar esta agresión.

Si Hamas no hubiese lanzado ningun cohete y se hubiese limitado a gestionar el territorio de la Franja esto no hubiera pasado, y los que culpan a Israel de la situación de Gaza deben saber una cosa, si estas en guerra o tienes un vecino al que odias y atacas durante años, que no te extrañe si luego tu vecino te bloquea la frontera.

Con todo esto y por dificil que sea dada la alta densidad de población que hay en Gaza, Israel tiene que tratar en la medida de lo posible de paliar la muerte de civiles palestinos.

Fuente: El Plural (España)

Israel una sociedad occidental en medio del Oriente



Israel es un país de Oriente Medio que se encuentra en la ribera sudoriental del Mar Mediterráneo.

Limita al norte con el Líbano, al este con Siria, Jordania, Cisjordania, al oeste con el Mar Mediterráneo y la Franja de Gaza, al suroeste con Egipto y al sur con el golfo de Aqaba (Mar Rojo).

Con una población de alrededor de 7,35 millones de habitantes, la mayoría de los cuales son judíos, Israel es el único Estado judío del mundo. Al ser un país democrático, es también el hogar de árabes musulmanes, cristianos, drusos, y samaritanos, así como otros grupos religiosos y grupos étnicos minoritarios.


El moderno estado de Israel tiene sus raíces en la Tierra de Israel (Eretz Yisrael), un concepto central para el judaísmo desde hace más de 3.000 años. Después de la Primera Guerra Mundial, la Liga de Naciones aprobó el Mandato Británico de Palestina con la intención de la creación de un "hogar nacional para el pueblo judío que comprendía el actual Estado de Israel y Jordania."


En 1947 los británicos sin aprobaciónd de Naciones Unidas ni del Mundo, crean el Reino Hashemita de Jordania, dividiendo el territorio del Mandato Británico en dos territorios. Un estado árabe Jordania abarcando 2/3 del Mandato Británico sobre Palestina y el 1/3 restante iba a ser el futuro "hogar nacional judío".


En el mismo año, las Naciones Unidas aprobaron la partición del tercio restante o futuro Hogar Nacional Judío en dos estados, uno judío y uno árabe. El 14 de mayo de 1948 el estado de Israel declaró su independencia con votación por mayoría de todos los países que integraban la ONU, lo cual fue seguido por la Guerra árabe-israelí de 1948 provocada por los vecinos estados árabes, que se negaban aceptar el plan de la ONU.

Las sucesivas victorias en una serie de guerras posteriores que los árabes de una decena de países musulmanes iniciaron atacando al Estado de Israel, confirmaron su independencia y ampliaron las fronteras del Estado de Israel más allá de lo acordado en el Plan de Partición de las Naciones Unidas.


Desde entonces, Israel ha sido víctima de conflictos con muchos de los países árabes vecinos, con varias guerras y décadas de violencia hacia el pequeño Estado de Israel que continúan hasta el día de hoy. Desde su fundación, las fronteras de Israel e incluso el derecho a existir del propio estado ha estado sujeto a controversias, especialmente entre sus vecinos árabes y movimientos izquierdistas de algunos países del Tercer Mundo.

Sin embargo, Israel ha firmado tratados de paz con Egipto y Jordania entregando gran parte de su territorio a cambio, y se están haciendo esfuerzos para alcanzar un acuerdo permanente con la Autoridad Nacional Palestina.

Israel es una democracia representativa con un sistema parlamentario y sufragio universal. El Primer Ministro actúa como Jefe de Gobierno, y la Knesset como cuerpo legislativo de Israel. En términos de producto interior bruto, su economía está situada en el puesto 45 a nivel mundial según el Fondo Monetario Internacional.

A su vez, Israel está altamente situado entre los países de Oriente Medio en desarrollo humano, libertad de expresión, y competitividad económica. La capital, sede del gobierno y mayor ciudad del país es Jerusalem, aunque el principal centro económico y financiero se encuentra en Tel Aviv.

En los últimos tres mil años, el nombre Israel ha identificado en el uso común y en el religioso, tanto la Tierra de Israel como toda la nación judía. Procede de un pasaje del Tanaj, la biblia hebrea, donde el patriarca bíblico Jacob provocó la admiración de un ángel tras vencerle en una lucha que duró toda una noche.

Éste lo bendijo y le cambió su nombre por el de Yisra'el, «El que lucha con Dios» (Génesis, 32:28-30). Las tribus confederadas que se reconocían como descendientes de Jacob se llamaron a sí mismas «Hijos de Israel» o «israelitas».

La referencia arqueológica más antigua que se tiene del nombre Israel data del año 1210 a. C., grabado en la Estela de Merenptah (un relato épico del faraón Merenptah, un hijo de Ramsés II), en la que se cita a Israel como un pueblo.


Durante 3000 años, el pueblo judío se ha seguido refiriendo a Israel como su patria, Tierra Santa o la Tierra Prometida, pese a que los romanos pasaron a denominarlo Palestina (provincia de Siria y Palestina) tras aplastar la Primera Revuelta Judía (66-73 d. C.).


El nombre "palestino" tiene raíces pura y exclusivamente semánticas, ya que proviene de un pueblo que vivía en la frontera de Israel llamados "filisteos" o "phlishtim" en hebreo bíblico. Los filisteos no tienen ningún parentesco étnico con los actuales pobladores de los territorios en conflicto con Israel porque eran de etnia ária, mientras que los musulmanes que se autodenominan "palestinos" son de origen semítico y no existían musulmanes en esa época. Existían diferentes étnias y religiones politeístas. Los musulmanes se originan recién después del siglo 6 de la Era Cristiana cuando Mahoma en un sueño ve a su Dios que denomina Alah.

En 1947, tras el estallido de la violencia por grupos terroristas árabes, y ante la imposibilidad de conciliar a la población musulmana y judía existente, el gobierno británico decidió retirarse del tercio del Mandato Británico sobre Palestina restante luego de crear el ficticio Reino de Jordania y puso en manos de la ONU la resolución del conflicto.


Apenas dos semanas después, en una reunión pública celebrada el 17 diciembre, la Liga Árabe aprobó una resolución que rechazaba de forma taxativa la intervención de la ONU y en la que advertía que, para evitar la ejecución del plan de la ONU de legalización del Estado de Israel, emplearía todos los medios a su alcance, incluyendo la intervención armada.


Ben Gurión proclama el Estado de Israel, en una casa de Tel Aviv, bajo el retrato de Theodor Herzl (14 de mayo de 1948). El 14 de mayo de 1948, día que expiraba el Mandato británico sobre Palestina, el Estado de Israel fue proclamado en el territorio otorgado por el plan de las Naciones Unidas, aboliendo como primera medida las leyes antiinmigratorias británicas que impedían desde hacía años la entrada legal de nuevos judíos a la tierra de Israel impidiéndoles el derecho a regresar a su tierra de donde fueron expulsados.


No hubo ningún intento por parte de la ONU de evitar la intervención armada que había proclamado la Liga Árabe meses atrás y, al día siguiente de la declaración de independencia, los cinco países árabes vecinos declararon la guerra al naciente Estado de Israel y trataron de invadirlo, pero fracasaron en el intento, no obstante de innumerables pérdida de vidas judías.

En la guerra intermitente que tuvo lugar durante los siguientes 15 meses (con varias treguas promovidas por la ONU), Jordania ocupó las áreas de Judea y Samaria del Estado de Israel a las cuales bautizó como "Cisjordania" al encontrarse del otro lado del río Jordán (pasando a conocerse a la actual Jordania como "Transjordania" en contraposición), y Egipto se adueñó del territorio correspondiente a la actual franja de Gaza. Los musulmanes de esas áreas se identificaban previo al reconocimiento del Estado de Israel, como parte de "La Provincia Siria" porque el representante administrativo de esos árabes estaba en Damasco. Luego de la guerra de Independencia pasaron a identificarse con los países que los conquistaron. Así la Franja de Gaza se asumió como una provincia de Egipto, y Judea y Samaria (que en manos musulmanas paso a llamarse Cisjordania) se identificaba con Jordania (o Transjordania).


Hasta ese momento no existía ningún Estado Palestino, ni pueblo musulmán que se identificara como "palestino". Todo lo relativo a Palestina hasta ese momento estaba referido al pueblo judío. Así el hospital de Palestina que era judío, pasó a llamarse luego del reconocimiento del Estado de Israel, Hospital Hadassa en Rejovot, la Orquesta Sinfónica de Palestina también integrada por judíos pasó a ser la Sinfónica de Israel, el diario palestino editado por judíos pasó a ser el Jerusalem Post, etc.

La Guerra de los Seis Días fue un conflicto armado que tuvo lugar en Oriente Medio en el año 1967. Advertido por la retirada de los Cascos Azules de la frontera del Sinaí, el bloqueo de los estrechos de Tirán y los movimientos de tropas de Egipto, Siria y Jordania al otro lado de la frontera, junto a la concentración de unidades iraquíes y kuwaitíes y de otros países árabes, Israel se preparó para una la ofensiva ante lo que suponía una inminente agresión que efectivamente se produjo.

Pese a que los medios de comunicación árabes prometían la destrucción y aniquilación de toda la población israelí, devolviendo al primer plano los recuerdos de la shoá, el Estado de Israel volvió a salir airoso y triunfante del ataque "desproporcionado" de musulmanes. Seis ejercitos poderosos contra el pequeño Estado de Israel.


Jorge Luis Borges escritor argentino, le dedicó varios de sus poemas a Israel en esa época, y describe al israelí y al judío como "un hombre que se obstina en ser inmortal", y que ahora ha vuelto "a la violenta luz de la victoria", "hermoso como un león al mediodía".

Durante el conflicto, Israel conquistó a Egipto la península del Sinaí hasta el Canal de Suez. En 1973 Egipto atacando a Israel en el día más sagrado de los judíos, recuperó la ribera este del Canal, durante la llamada guerra de Yom Kipur; en tanto las tropas israelíes, recuperadas de la sorpresa inicial, cruzaron el Canal, deteniéndose a 101 kilómetros de la capital de Egipto, El Cairo.


Tras esta acción relámpago, Egipto fue el primer país árabe que firmó la paz con Israel, formalizada en los acuerdos de paz de Camp David, que tuvo como más señalado resultado la devolución de la península del Sinaí, exceptuando la Franja de Gaza que fue rechazada de manera muy inteligente por Egipto, el reconocimiento del Estado de Israel por parte de Egipto, y el establecimiento de relaciones diplomáticas por primera vez entre Israel y uno de sus 4 países limítrofes, incluyendo el intercambio de embajadores.


Luego en 1994 Israel firmaría un tratado de Paz con Jordania, normalizando las relaciones entre ambos países, resolviendo sus disputas territoriales, resultando el segundo tratado de paz que firmó Israel con sus belicosos vecinos árabes desde su independencia.

Fuente: Wikipedia y varios sitios de Internet

Judíos y amigos de Israel en México respaldan las operaciones de defensa en Gaza



Centenares de personas se congregaron frente a la embajada de Israel en la capital del país para expresar su apoyo a las acciones de "defensa" en Gaza, entre banderas blanquiazules y gritos de "¡Shalom!".

Los simpatizantes lanzaron gritos de apoyo a Israel y justificaron su derecho a defenderse del grupo islamista Hamas.

"Amamos a los palestinos, pero no al terrorismo", gritaban los manifestantes en medio de proclamas a favor de la paz en Oriente Medio.

"La fuerza del amor, el pensamiento positivo y la solidaridad al final vencerán", apuntó el embajador israelí en México, Joseph Livne, que se sumó a los discursos pronunciados por manifestantes junto a una gigantesca bandera con la estrella de David.

Los manifestantes le hicieron entrega de una declaración de apoyo, que el diplomático agradeció como un soporte a "las fuerzas de la luz" en su pugna con las de "las tinieblas".

"Israel se defiende de un grupo terrorista y, desgraciadamente, este grupo pone a civiles como escudos humanos", dijo a Efe Benjamín Cruz, delegado en México de la asociación Amisrael, en referencia a Hamas.


Las pancartas de los congregados rezaban "Israel podría perdonar que maten a sus hijos, pero jamás perdonará que los obliguen a matar a los suyos", "Las mujeres y los niños no son escudos humanos", "No es un choque de civilizaciones".

Felipe García, director de la Embajada Cristiana en México, una organización de carácter evangélico dijo que "Nadie protestó en los últimos ocho años por los ataques terroristas en Israel, por los atentados suicidas", y agregó "No podrían existir cristianos sin Cristo y no podría existir Cristo sin Israel".

El dirigente religioso argumentó que "Israel está haciendo una defensa justa".

"Está siendo un ataque muy específico, pero como en toda guerra desafortunadamente llegan a caer algunos civiles que son presionados por los de Hamas, los utilizan como escudos humanos", apuntó por último el pastor.

Fuente: EFE

 
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