Si fue Hamás quien atacó primero, tiene que ser Hamás el primero en cesar el fuego. Eso la prensa lo entiende como lo entendería el menos capaz, pero no lo insinúa, demostrando su tendenciocidad y antisemitismo con que los estimula. Hamás no detiene su fuego en la esperanza de que la prensa antisemita del mundo, con sus fotografías, filmaciones y parcialidad, consiga que fuerzas efectivas se trepen a su tren y los salve de su inminente derrota.
Pero Israel, fiel a la integridad de su país, no detiene su labor hasta ver a sus hijos seguros. El progrom que Hamás proclama en su carta magna, está mal ubicado en el tiempo. Se olvida que el pueblo de Israel, los judíos que hoy allí viven, no son los que se defendían de los azotes con las manos en la cara y torciendo su cuerpo, no son los que iban a la muerte como corderos al matadero. Y si lo olvidaron, el ejército de Israel se los hace recordar en la forma en que los terroristas aprenden sus lecciones.
Israel seguirá sus acciones y mantendrá su operación de defensa militar hasta estar seguro que Hamás no tenga las posibilidades de reanudar sus hostilidades y provocar otra guerra. Lo está consiguiendo: los 200 proyectiles diarios que lanzaban, se redujeron a 30. Y cuando se reduzcan a cero, Israel detendrá su contraataque, sin descuidar los medios y medidas a su alcance para evitar su rearme.
Fuente: La Vanguardia