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Premio Nobel de la Paz. Por Nélida Rebollo de Montes**


Barack Obama, presidente de Estados Unidos de Norteamérica, recibió el Premio Nobel de la Paz. Entre los merecimientos que han motivado esa distinción, el mandatario estadounidense explicó que ayudan a una guerra justa que permita “lograr la paz y la seguridad en el mundo”.

Con la formalidad no exenta de emoción recordó a los soldados que van a la guerra en Afganistán ante el avance destructivo de los talibanes, “Unos matarán y otros van a morir también”. Hay que recordar que los talibanes ocasionaron la voladura de los budas gigantes de Bamiyán (Patrimonio de la Humanidad), después de sobrevivir esas esculturas casi intactas durante 1500 años. Las dinamitaron y dispararon desde tanques esa joya histórica que son los budas. En marzo de 2001, los dos budas más grandes fueron demolidos, a los pocos meses de intensos bombardeos.

Barack Obama recordó los actos de infinita barbarie que vienen protagonizando con furor destructor y aniquilamiento de vidas humanas, el terrorismo feroz que quiere dominar el planeta. De ahí que a modo de reflexión dijera en su brevísimo discurso pronunciado en Oslo: “No se equivoquen: el diablo está en el mundo”. “A veces la guerra es necesaria; y, en cierta medida, es una expresión de los sentimientos humanos. Los instrumentos de la guerra tienen un papel que desempeñar en la preservación de la paz y defiendo la necesidad de ir a la guerra en ciertas ocasiones, no presumiendo de ella como tal”.

Estuvieron invitados a la ceremonia de este acontecimiento, personalidades y miembros de la Casa Real, integrantes del Comité del Premio Nobel de la Paz presidido por Thorbjorn Jagland quienes colmaban el recinto donde se celebró la entrega de la distinción al presidente de los Estados Unidos. En las afueras del palacio una multitud aplaudía entusiasta por más de un minuto al presidente estadounidense Barack Obama. En otro sector hubo reproches por la guerra.

Cuando se consulta una bibliografía rica y diversa en la que sobreviven la verdad de los hechos aparece el análisis de las tensiones internacionales capaces de provocar la guerra. Se entiende mejor por qué se apela al conflicto armado para contener una agresión permanente y sostenida impulsada por el fundamentalismo donde nadie, a no ser los fundamentalistas, tiene derecho y los demás ante la menor desviación son condenados a muerte por quien lidera la guerra y los movimientos del terrorismo más feroz de Medio Oriente en Afganistán, el presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad.

Pareciera que los que alzan su voz para condenar esta guerra desencadenada por los terroristas no se han enterado que el extremismo revolucionario se extiende por el mundo para exterminar a los que considera enemigos en cada estado. Sobre esta criminal acción fueron víctimas y aún amenazadas la Argentina, los Estados Unidos, España, Inglaterra, entre otros países del mundo libre. Los terroristas que se desplazan en este raid de la muerte y la destrucción son fanáticos y neuróticos, animados sólo para sembrar el horror; provocar estados de patología social y conflictos diversos. Además las guerras del siglo XX fueron siniestras y se originaron en Europa, no en los Estados Unidos de Norteamérica. El estereotipo de Alemania en la consciencia francesa, hizo en 1939 aceptable la guerra ante la opinión general; y, tal vez, contribuyó en 1954 a frenar la política de cooperación en Europa o en el Atlántico.

Los revoltosos de siempre sin informarse libremente sobre el tema guerra castigan a Estados Unidos y ahora a la presidencia actual, además a otras democracias, olvidando que el 11 de septiembre de 2001 una banda de siniestros terroristas islámicos encabezados por Osama Bin Laden derribaron las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York y en diez minutos mataron más de tres mil personas que se desempeñaban en diversas actividades laborales en esas torres. Mataron también ciento ochenta y cuatro personas en el Pentágono cuando el vuelo 77 de American Airlines fue estrellado contra el complejo militar muriendo otras noventa y dos personas de distintas nacionalidades, cuatro de ellas eran argentinos. A esta masacre se debe sumar un batallón de uniformados que perdió trescientos cuarenta y tres hombres al derrumbarse las torres.

La periodista italiana Oriana Fallaci que residía en Washington expresó en un libro del que es autora, su condena a los terroristas y denunció que: “El hedor de muerte entraba por la ventana de hogares y oficinas tras el peor ataque terrorista en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, ocasionado por diecinueve atacantes suicidas que incineraron en menos de dos horas a millares de personas”. Sin embargo, los “pacifistas” no suelen mencionar para nada esta invasión criminal. Son los mismos que cuestionan con gran cinismo la guerra para detener el avance terrorista que ha desatado la furia criminal contra Occidente, y uno vuelve a preguntarse: ¿Habrá que dejar que los terroristas criminales, los ideólogos cómplices y los distraídos de siempre sigan insistiendo en un pacifismo manipulador como pretende cierta milicia intelectual y otros sin ese membrete? Pero además los “legalistas” junto a los “pacifistas” siguen con la misma distracción cuando el iracundo fanatismo criminal del terrorismo, burla, insulta, amenaza, estimulados para hacer la guerra inspirada por el fascismo islámico y el fundamentalismo.

Ahora el terrorismo está dedicado a la fabricación de armas nucleares a lo que se oponen las grandes democracias del mundo porque el que encabeza el terrorismo internacional, Ahmadinejad, presidente de Irán, no obedece a ley alguna ni a la diplomacia ni a los acuerdos internacionales pero sí tiene vínculos en Latinoamérica con otro déspota, Hugo Chávez, culpable del sufrimiento humano en Venezuela donde el tirano ha abolido la libertad y los derechos de todos los ciudadanos apoderándose de los bienes privados y apretando cada vez más la mordaza para que nadie opine. Contamina diariamente el odio a sus secuaces seguidores el presidente de Ecuador, Rafael Correa, el mandatario de Bolivia, Evo Morales, más la asociación macabra con Fidel Castro y su hermano Raúl cuya tiranía en Cuba ha provocado, durante varias décadas miseria, centenares y centenares de fusilamientos, persecuciones, represalias criminales y la esclavitud del pueblo cubano, que no puede ni entrar ni salir de su propia patria. Condenado a vivir en el más atroz infortunio y en la humillación de que se le asigne unas migajas de pan y un mendrugo de alimento barato cada tanto. Lo mismo pasa con los elementos de higiene. Sin embargo, Chávez, presidente absolutista de Venezuela, con toda carga de malversaciones; préstamos extorsivos en petrodólares, con altas tazas de interés, corrupción permanente, cuenta con amigos como la pareja presidencial de la Argentina Néstor y Cristina de Kirchner y cierto apoyo del presidente del Brasil.

¿Cuántos salen a abuchear o a reclamar cordura ante la infelicidad y desdicha insoportable, provocada por el fanatismo ideológico criminal que arrastran los revolucionarios extremistas, entre los que se cuentan los nombrados, reduciendo a la esclavitud en su condición de amos a sus propios conciudadanos que viven en la más absoluta miseria y desesperanza?.

Como dije en otro comentario, la presencia del presidente iraní en Latinoamérica invitado recientemente de Chávez, es un insulto a la dignidad del hombre puesto que además aplaude los campamentos de exterminio de inocentes, los hornos crematorios donde millones de seres humanos, entre los que se contaban niños, jóvenes y mayores fueron reducidos a cenizas; y, como si fuera poco, Ahmadinejad propicia para esta faena criminal la inmolación humana.

¿Quién está luchando por detenerlo en medio de la faena criminal que se ha impuesto con el terrorismo cómplice? Precísamente los Estados Unidos, Alemania, Francia, España afrontan la infamia de ser satanizados por los perversos ideólogos indiferentes al clamor humano.

En función hipócrita de sentirse partidarios de la “legalidad” grupos diseminados por el mundo y nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner satanizan al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien en cierta medida ha derrotado a Chávez en los ataques mortíferos que efectuaba el bolivariano con el narcotráfico y siniestros terroristas que tomaban como rehenes y aún lo intentan haciendo víctimas a funcionarios y ciudadanos de Colombia, manteniéndolos durante años atados con cadenas en la selva.

Uribe se mueve, a pesar de tanta ferocidad terrorista, en un nivel de decoro internacional. Lo satanizan porque ha llegado a un acuerdo militar con los Estados Unidos para que el país del Norte coloque en Colombia bases militares temporariamente, sin comprometer la soberanía de ese país que necesita protección.

La contradicción de mirar para otro lado cuando el terrorismo extermina a inocentes y destruye centros vitales del progreso; y la ignorancia, no entiende o no quieren entender que son los estadistas los que toman las decisiones en la guerra; y, los sociólogos las interpretan. Ahmadinejad, uno de los terroristas internacionales, desde el poder como presidente de Irán, quiere la aniquilación de todo un país al que odia: “Israel”.

Pero hay que entender una cosa que los dirigentes de la ex Unión Soviética en su tiempo podían negociar secretamente un pacto con Hitler sin preocuparse por una opinión pública manipulada. Pero hay que decir también que los dirigentes de una democracia parlamentaria, en tiempos de paz, no gozaron ni gozan de la misma libertad para engañar al mundo como lo hacían los dirigentes de la ex Unión Soviética. Y algo más, las manipulaciones de los fundamentalistas las aceptan como normal en lo relativo al juego de las alianzas y de las rupturas de las hostilidades y de las negociaciones. Así alcanzaban ciertos objetivos mediante el uso combinado de la fuerza y de la astucia.

El modo de entender el mundo; el sistema de valores y las reglas estratégico-tácticas adoptabas por los grupos dominantes han influido en la conducta de los hombres de Estado. El terrorismo tiene a su favor el pertenecer a Estados manipuladores. Ellos no respetan ningún acuerdo y no se les puede pedir que razonen y cuiden la democracia en la que no creen. Es lo mismo que pedir a los “legalistas” supuestamente a favor de la democracia que entiendan e interpreten la colaboración con un contingente de soldados con destino a Afganistán para que preserven la vida y los bienes del país invadido y amenazado por los más perversos terroristas diseminados en lugares estratégicos en el mundo.

El revolucionario es cínico en la acción, se indigna contra las brutalidades policiacas, adhiere a un partido despiadado como él mismo. Esos son los que cuentan con la defensa de los legalistas, que no denuncian la corrupción, el fundamentalismo y la razón de Estado. El mito revolucionario tiende un puente entre la intransigencia moral y el terrorismo. Esto hay que verlo como el mal que extienden por el planeta para equivocar a los crédulos que se vuelven contra los países democráticos para caer en las redes que le tienden los terroristas sedientos de poder, de sangre y de esclavitud contra el hombre libre.

**Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista, distinguida con el Premio Benefactora de la Cultura. Ingresó en la Academia Provincial de la Historia con el trabajo titulado “Mujeres de mayo y prácticas electorales de 1816”. Con el voto unánime ingresó a la Sociedad Argentina de Escritores, institución que la distinguió con la “Pluma de Oro”, con la “Faja de Honor” y el “Gran Premio de Honor”. Autora del libro “Nuestro Tiempo y Nuestras Razones”, que incluye artículos de su profesión periodística, afrontando la difícil tarea del comentario instantáneo sobre los acontecimientos que se suceden diariamente. La gente valora en ellos el estudio relevante sobre el presente. El libro figura en las Universidades de Yale, de Columbia y en el catálogo online de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de Norteamérica. Su Ensayo “Rosalía de Castro. Antonio de la Torre : dos testimonios de la pasión poética” fue incluido en la Biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela de España, en la Biblioteca Pública de Nueva York y en la Universidad Stony Brook de Nueva York de Estados Unidos de Norteamérica. Fue galardonada, en 1986, con el premio internacional “Honoris Causa”, otorgado por la Acción Católica Argentina con sede en Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica. En el mismo año, la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA) la premió en el año internacional de la Paz. Fue elegida, en 1990, “Ciudadana Ilustre” de la Municipalidad de la Capital de San Juan y condecorada, en 1994, por el Diario la Razón. El Centro de Artistas Plásticos de San Juan la consagró, en el mismo año, “Benefactora del Arte”. Tres veces premiada, en 1997, 2001 y 2005, por ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina) y, en 1990, con el “Santa Clara de Asís”.

Fuente: Periodismo de Verdad (Argentina)

 
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