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Israel desconfía de Europa por las simpatías que la izquierda europea mantiene hacia el extremismo palestino. Reportaje a Aldina Quintana



«En la Universidad Hebrea de Jerusalem tenemos muchos alumnos de español, unos 600 nuevos cada año, porque, tras el inglés y empatado con el chino, es el gran idioma»

Aldina Quintana -periodista y licenciada en Filología Germánica e Hispánica- es profesora de ladino (judeoespañol) en la Universidad Hebrea de Jerusalem y ha participado en el congreso internacional "La lengua española y las tres culturas", celebrado en Oviedo.

- Al oírle hablar, destacan inmediatamente esas jotas, tan marcadas, propios del idioma hebreo.
- En las denuncias por judaizantes ante la Inquisición, en el siglo XVI, uno de los cargos o formas de reconocimiento de un judío era hablar de garguero o rezar de garguero.

- ¿Cómo?

- Se refiere quizá a la garganta. Y más concretamente a esos sonidos guturales propios del hebreo pues entonces aún no existía la jota española, tal y como la conocemos. Sí la había en hebreo. Se supone que algunos judíos de España, que se quedaron tras la expulsión, rezaban en hebreo y sus vecinos los oían y eso era lo que destacaban en las denuncias. Es uno de los cargos más frecuentes, cantar o hablar de garguero.

- Tenían que esconderse hasta para rezar.
-Claro, está en la documentación. Oír o ver rezar era motivo de denuncia. La posición también contaba. Hay denuncias en relación con el shabat, que empieza el viernes por la noche. Y es que veían a gente rezando en dirección a Jerusalem, los denunciaban. O también los denunciaban por "shabadear".

- ¿Y eso?
- No es un término judío, no está claro qué significa, quizá simplemente agachar la cabeza al rezar. El judío reza de pie con la cabeza un poco inclinada hacia adelante. Dirige la plegaria a Dios y esa postura es un acto de respeto hacia Dios, un acto de sumisión. Es quizá lo que significa "shabadear".
Aparece en las denuncias, a tal persona lo vieron shabadeando, «a él y su mujer» o «a él y a sus hijos shabadeando».

- ¿Qué hay aún de emoción en el recuerdo de esos hechos y que hay de recreación erudita o romántica?
- En España hoy en día y por parte de un grupo bastante grande de personas existe una tendencia a considerarse descendiente de judíos. Y hay congresos y encuentros. Hace poco en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El público que asiste se siente por algún motivo descendiente de conversos. Hay mucho interés en España por los judíos y los conversos.

- ¿Responde a algo real?
- No, creo que no. En todo caso es un fenómeno antropológico interesante. No creo lo que dicen algunos que han visto en sus casas. No me parece verosímil. Son historias que cada cual oyó y las cree. Las características de los judaizantes no se conservaron hasta el siglo XXI. Como mucho hasta el XIX y desaparecieron de la conciencia popular y familiar.

- Grupos urbanos y por eso muy dinámicos.
- Precisamente por eso desde finales del siglo XIX se borra y se elimina cualquier huella de esas características.

- ¿Puede hablarse de un complejo de culpa por la expulsión, diferido durante siglos?
- Quizá. También se ha creado una ambivalencia colectiva. Viene desde la Inquisición, desde la época medieval. Y hay que tener en cuenta en eso también a los musulmanes que asimismo han tenido en España como si fueran dos vidas durante largos períodos de tiempo. Esa ambivalencia se ha transmitido y forma parte de la mentalidad española.
Se vio en el franquismo, los españoles vivieron 40 años en el franquismo, a unos les afectaba menos que a otros, y se formó esa mentalidad ambivalente porque de lo contrario no se explica que en solo tres años se pasase a una sociedad democrática y muy abierta.
La sociedad española es hoy una de las más liberales del mundo. Con leyes muy abiertas. Pero quizá hay un comportamiento público, un interés en quedar bien en público mientras que en casa, en lo privado, es otra historia.

- Ya no es sociedad homogénea.
- Quizá era solo aparentemente homogénea. Eso mismo se observa en Israel. Un país tan joven, casi un bebé, y aparentemente con una gran homogeneidad, entre los judíos, que cada día es aún mayor. Pero al pasar la puerta de casa cada familia tiene sus costumbres, su cocina y las lenguas aunque en la calle todos hablamos hebreo.

- Hay grupos originarios de Argentina, de Rusia...
- En público no se diferencian y los que nacieron ya en Israel hablan el mismo hebreo y sin acento. Pero vas a sus casas y ves que no se come lo mismo y que hay costumbres que no son las mismas. Y en casa de un originario marroquí aún es más marcada la tradición. En España se vivió así durante varios siglos. Familias de origen judío o musulmán en la calle se comportaban de una manera y en casa mantenían ciertas costumbres y actitudes.

- Israel es uno de las naciones más plurales del planeta.
- Sí pero aparentemente es muy homogénea y cada vez más. Lengua común, todos los niños en la misma escuela, un sistema unitario. Pero después, costumbres familiares diversas.

- La religión cuenta mucho.
- Claro, los ortodoxos frente a otras formas. Se ve en la ropa. Pero más allá no existen diferencias visibles.

- Israel...
- Parece que todo está siempre igual pero todo cambia constantemente. Llevo unos meses fuera y casi no me atrevo a decir nada por esos cambios tan seguidos. Estamos pendientes de elecciones y eso supone una cierta inestabilidad política. Con los palestinos, el problema siempre es el mismo. Hay una tregua y se termina y viene otra y se termina... es el destino por ahora. No se ve alternativa.

- Lo que sí se ve es simpatía a Obama.
-Sí. De todos modos EE.UU tiene una política exterior independientemente de quién sea presidente. Hay continuidad. Bush entró en Afganistán con apoyo internacional y en Irak también pero con menos apoyo. Se puede ver como un caso excepcional, como una locura de un presidente determinado. Pero EE UU de todos modos tiene una línea marcada. Obama ha dicho que tiene el compromiso de defender la existencia del Estado de Israel y eso nos ha dado mucha confianza.

- Puede ser solo retórica.
- Eso ocurrió con Bush. Siempre insistía en su compromiso con Israel pero durante sus mandatos salimos de Gaza y el problema no solo no se resolvió sino que fue al revés, nuestra seguridad empeoró pues los cohetes que nos lanzan están ahora más cerca y el Estado de Israel está más amenazado. No se a qué se refería Bush cuando hablaba de apoyar a Israel. Y aún se nos pide que abandonemos esto y lo otro pero a los extremistas palestinos solo se les exige de palabra. La amenaza contra Israel es cada vez más fuerte. Y cada vez la población vive esa amenaza con más intensidad.

- Israel es quizá comparable a Canarias, una Europa distanciada geográficamente, pero se ve incomprendida por Europa, tiene más confianza, por ejemplo, en Turquía que en Francia o Alemania.
- En Israel la desconfianza de la población hacia Europa es muy grande por las simpatías de la izquierda europea hacia el extremismo palestino. Desde hace muchos años mantiene un compromiso sin límites con los palestinos. Cuando en Europa hay un Gobierno un poco más crítico y exigente hacia los palestinos la actitud de los israelíes cambia inmediatamente. En Israel se siente simpatía hacía la sociedad europea. Es un país muy europeo. En Tel Aviv estás como en cualquier gran ciudad europea. Pero los partidos y los gobiernos de izquierdas tienen una actitud irracional. No separan Israel de lo judío de manera que se puede decir que tienen una actitud antisemita. Y eso causa mucha antipatía en la sociedad israelí. Pero insisto, cuando son exigentes con grupos como Hamas los israelíes cambian su visión hacia ese país.

- ¿Cómo es posible que en Europa vuelva el antisemitismo?
-Es algo sociológico, hay una mala tradición.

- ¿Quizá se deba a los estrechos lazos entre Israel y EE.UU?
- No creo, es más bien un antijudaísmo inconsciente, enraizado en la mentalidad europea a lo largo de siglos, que no se puede corregir fácilmente. En mi opinión tampoco hay programas para combatir ese antijudaísmo. La mayoría no sabe qué es el judaísmo, qué es ser judío. Según una encuesta reciente realizada entre niños de escuelas españolas, un porcentaje altísimo consideraba que tendría problemas en hacer tareas con un niño judío. Algo así como el 90 por ciento. Pero vamos a ver, ¿qué posibilidades hay de que esos niños en su vida tengan un compañero judío? Es casi imposible. El porcentaje es mínimo y en cualquier caso apenas en tres o cuatro ciudades. Es cero. Esas opiniones no tienen nada que ver con experiencias personales, son prejuicios históricos, los medios de comunicación los fomentan y en el sistema de enseñanza no hay mecanismos de corrección.

- ¿Entonces?
- La gente no sabe cómo vive un judío, hay un desconocimiento total. Pero no es complicado, por ejemplo no come carne de cerdo. Estos días el grupo que estuvimos en Oviedo y que más o menos mantenemos las leyes dietéticas del judaísmo, en el hotel no planteamos problemas con la comida. No ha afectado al resto. Simplemente se trata de entender al otro.

- Cierto, yo no como hormigas como hacen en algunos países y no pasa nada.
- Como no comer cerdo un judío. Los chinos comen ratas y en España no se sirven en un restaurante ni se venden en un supermercado. Hay que ser más abiertos al otro. ¿Algunos niños no quieren hacer tareas escolares con un judío? Lo inteligente es aprovechar esa oportunidad que es muy rara y aprender las diferencias.

- Usted es profesora en la Universidad Hebrea de Jerusalem, emblemática en Israel.
- Tenemos una oportunidad interesante ya que estamos poniendo en marcha un nuevo departamento de lengua y cultura románica e hispanoamericana. Tenemos muchos alumnos de español, unos 600 nuevos cada año, porque tras el inglés, que saben desde niños, y empatado con el chino es el gran idioma.

- Así que chino y español.
-Los estudiantes israelíes son bastante realistas, tienen más edad que los europeos. Van primero al Ejército. Terminan el Bachillerato a los 17 años, y van al Ejército, los chicos tres años y las chicas dos. Y después hacen un viaje de casi un año. Llegan a la Universidad con 23 o 24 años cuando un europeo tiene su carrera terminada. Así que están en otra situación. Se casan a esa edad, la mayoría trabaja y estudia. Por eso son más prácticos. Hay una lengua internacional, el inglés. La segunda lengua que eligen es el español o el chino. Las más habladas.

- ¿Cómo se ve a España desde el otro extremo del Mediterráneo?
- Cuenta por la historia de los judíos.

- ¿Se considera la expulsión, el final malo y no los buenos tiempos?
- Hay de todo. Los sefardíes tienen una identidad muy fuerte. Y lazos con España. Se interesan mucho por España. Los israelíes en general van mucho al Mediterráneo español, sobre todo a Barcelona. España es un país de destino del turismo israelí. La literatura española aparece muchísimo en la listas de lecturas. En Israel se sigue leyendo mucho a pesar de los nuevos medios.

-¿Y el periodismo?
-Hay buenos periódicos. Los periodistas están bien formados, con especialistas muy buenos, con conocimiento profundo en los campos en que trabajan. Se estudia periodismo y otra carrera normalmente. La prensa es muy crítica con el Gobierno. En los países europeos quizá no se critican cosas, por ejemplo, del Ejército con tanta fuerza. Tras la guerra del Líbano se desataron fuertes críticas en la prensa. Y varios miembros del Gobierno están pendientes de juicio por corrupción, por casos que aireó la prensa. No es que haya más corrupción que en otros países, probablemente lo que ocurre es que allí la prensa la descubre, la hace pública. Por otra parte, el equivalente al Consejo General del Poder Judicial es mucho más independiente que en España.

Fuente: La Opinión de Zamora

 
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