España en general y Catalunya muy en particular tienen el dudoso honor de ser los líderes europeos del antisemitismo. Lo vienen denunciando encuestas, que deberían producirnos inquietud cuando no escalofríos. Somos los más propalestinos y los más antiisraelíes del continente, con diferencia. Encima, la mitad de nuestros escolares de secundaria confiesan no estar dispuestos a trabajar con judíos. Debe ser que España es diferente. A fin de cuentas expulsamos hace más de 500 años a nuestros hermanos sefardíes - poco después hicimos lo propio con los moriscos-;padecimos una larga dictadura proárabe y antijudeo-masónica, y maduramos viendo cómo los jovencitos socialistas de 1975 excluían de su congreso a la delegación de las juventudes laboristas israelíes para aclamar a los cachorros palestinos de George Habash. Eso sí, mientras nuestro diccionario sigue cobijando un concepto tan bastardo como el de judiada, el Gobierno bate récords exportando armamento a Israel.
Contradicciones de una sociedad, cuyo 20% de los varones tenemos marcadores genéticos heredados de nuestros antepasados sefardíes.
Fuente: La Vanguardia (España)