¿Cómo entender las lágrimas de cocodrilo del teniente coronel ante los niños muertos en la franja de Gaza, un hecho que todos los seres humanos, en Israel y fuera de Israel, hubieran deseado que no ocurriera, cuando ha callado durante más de 3.650 días con sus noches toda palabra de indignación y consuelo por los niños venezolanos asesinados en enfrentamientos entre bandas? ¿Por qué no ha mostrado su indignación contra los asesinos que amparados en la promiscuidad policial del régimen hacen de las suyas en nuestros barrios pobres convirtiendo en cientos de franjas de Gaza los barrios pobres de Petare, El Valle, Coche, Antímano y Caricuao?
Quinientos muertos han costado las acciones de Israel en la Franja de Gaza. 150 mil muertos ha costado el inclemente bombardeo del hampa rojo rojita sobre nuestros niños y muchachos, sobre nuestras mujeres y ancianos, sobre nuestros modestos trabajadores. Ni una palabra de condena contra los asesinos, ni una palabra de aliento para esas ciento cincuenta mil madres, ni un minuto de reproche y de esperanza entre los millones de minutos dedicados a ensalzar la violencia, a soliviantar a los asesinos, a alebrestar a los homicidas. A honrar a los talibanes. A odiar a los judíos.
No son las autoridades israelíes las asesinas. Asesino es el régimen que usted ha instaurado y que ha alcahueteado la más nefasta y siniestra proliferación del crimen y del hamponato entre nosotros, los venezolanos. No tiene usted autoridad moral para condenar los sucesos de Gaza. Lo tendrá el día que despierte de sus delirios de grandeza y en lugar de traicionar a su patria echándose en brazos del integrismo musulmán recuerde que nació en tierra venezolana, de vientre venezolano.
Mientras ello no suceda, no será usted más que un traidor a su patria, una vergüenza para Venezuela.
Fuente: Analítica (Venezuela)