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Israel cumple años en la duda (por Inocencio Arias)



Hace 60 años que nacía el Estado de Israel. En contra de lo que con frecuencia algunos extremistas árabes apuntan, su creación no fue una imposición de Estados Unidos sino una decisión de Naciones Unidas.

Por una muy amplia mayoría, en la que ciertamente Washinton votó a favor pero también lo hizo la Unión Soviética, mientras Gran Bretaña, la potencia administradora del territorio, se abstenía, y la Organización decidía el nacimiento de dos Estados, Israel y otro árabe. Es conocido lo que siguió: los Estados árabes limítrofes no aceptaron la decisión onusiana, invadieron el recién nacido Israel y, contra todo pronóstico, fueron derrotados.

Pasadas casi tres generaciones, Israel se ha convertido en el Estado más próspero y democrático de la zona, pero sus habitantes viven en la incertidumbre y la duda. ¿Podrán respirar alguna vez tranquilos sin temor a un atentado? ¿Será reconocida su existencia por los árabes que lo rodean?

El momento no es de optimismo. En Palestina, Hamas controla la mitad del territorio y nunca ha admitido la existencia de Israel. En Líbano, Hezbollah, otro enemigo visceral, sigue mostrando su potencia, como demuestran los inquietantes acontecimientos de esta semana. Más ominosamente, Irán lleva avanzado su programa para dotarse con el arma nuclear. Ésta es la cuestión más inquietante. Bastantes Estados árabes tienen más recelo de un Irán chií con el arma atómica que de Israel.

Por último está la situación de Estados Unidos.

Nada debe ser más apetecible para Bush, con sólo siete meses ya para abandonar la Casa Blanca, que terminar su mandato con un éxito en Oriente Próximo. Precisamente estos días viaja allí. Como dice el historiador Robert Dallek, los presidentes debilitados al final de su mandato siguen esperanzados de encontrar algo tangible en el campo exterior. Sin embargo, el tiempo se acaba, los palestinos y los árabes parecen haber perdido la ilusión con esta Administración, suspiran por que gane un demócrata, y tal vez lo máximo que pueda aspirar la administración saliente es a entregar al nuevo Presidente un proceso de paz viable. No a consumarlo.

Dominique Moisi escribe que en un reciente filme israelí uno de los personajes cita una frase repetida por su padre: “Dormiré por la noche cuando los palestinos empiecen a tener esperanza”.

Tranquilidad para unos y esperanza para otros es el gran sueño de judíos y palestinos.

Fuente: Esterella Digital



 
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