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El problema de transparencia de Israel (Por Caroline Glick)


El alto el fuego es una broma. Solamente a lo largo de las dos últimas semanas, los palestinos han lanzado más de un centenar de misiles y morteros contra Israel. Se espera que Condoleezza Rice siga presionando a Israel para que deje a Hamas proseguir sus ataques a voluntad.





El 10 de abril está dispuesto que dos hermanos comiencen a cumplir penas de cárcel por un crimen que nunca cometieron. Yitzhak y Daniel Halamish fueron procesados por asalto con agravantes y fueron condenados, respectivamente, a 7 y 8 meses de cárcel.

Los dos hombres, que residen en Ma'aleh Rehavam, al sur de Belén, fueron detenidos el 22 de febrero de 2004. La víspera de su arresto, los hermanos trabajaban como guardias armados de seguridad entrenados por el ejército en su comunidad. Fueron requeridos por Baruch Feldbaum, el director de seguridad de la vecina comunidad de Sde Bar, para ayudarle a dispersar un asentamiento ilegal adyacente de beduinos en terrenos de Sde Bar.

La preocupación de Feldbaum por la congregación quedaba destacada a causa de que pastores beduinos son sospechosos de haber perpetrado un buen número de asesinatos terroristas sin resolver en la zona. Estos incluyen el asesinato por lapidación de Kobi Mandell y Yosef Ish-Ran, de 14 años de edad, el 8 de mayo de 2001. Feldbaum se temía que los beduinos estuvieran llevando a cabo operaciones de vigilancia de la comunidad con vistas a un futuro ataque.

Armados con sus rifles M-16 del ejército, respaldados en el caso de Yitzhak por un arma ligera, los hermanos Halamish se apresuraron al escenario. Una vez llegaron, se vieron rodeados por alrededor de una veintena de beduinos con piedras y palos en mano. En una tentativa por dispersar el hostil tumulto y permitir a los hermanos Halamish escapar indemnes, Feldbaum realizó un disparo de advertencia en la zona. Yitzhak Halamish realizó de igual manera un disparo de advertencia al aire con su arma ligera. Los dos hermanos a continuación se abrieron camino a través de la multitud.

Según avanzaba el día, los beduinos presentaron una denuncia con la policía contra los tres guardias. Alegaron que Feldbaum y los hermanos Halamish les habían disparado a todos con sus rifles y golpeado a puñetazos.

El asunto de quién contaba la verdad no era simplemente una cuestión subjetiva de a quién creer. Cuando la policía detenía a los hermanos Halamish, también se llevaba sus armas. Ambos hermanos habían negado disparar alguna vez sus rifles en la zona. Si la policía hubiera deseado comprobar objetivamente la credibilidad de las dos partes, podría haber realizado pruebas balísticas de los M-16 para determinar si habían sido disparados o no. Pero no hizo tal cosa. En su lugar, procesó a Feldbaum y los hermanos Halamish por asalto con agravantes y los envió al tribunal.

Feldbaum era declarado culpable basándose en su reconocimiento de que disparó un arma. Fue condenado a nueve meses de prisión. Su pena era más tarde reducida a 6 meses de servicio a la comunidad por el entonces presidente Moshe Katsav.

Teniendo en cuenta sus negaciones de haber disparado alguna vez sus M-16, los hermanos Halamish fueron procesados en base a la decisión del juez de la magistratura de creerse las acusaciones de los beduinos y rechazar su defensa. En su veredicto, el juez Amnon Cohen no tenía en consideración la decisión de la policía de no realizar pruebas balísticas de sus armas. Sus condenas fueron respaldadas en la apelación al tribunal del distrito de Jerusalén. El Supremo rechazaba considerar el caso.

El letrado Yoram Sheftel, que representó a los hermanos en la apelación, centró su argumentación en la negativa por parte de la policía a realizar las pruebas balísticas de las armas. Según Sheftel, en los casos criminales estándar, la negativa de la policía a examinar pruebas potencialmente exculpatorias constituye motivo para una retirada automática de los cargos. Al condenar a los hermanos Halamish y apoyar su condena, Sheftel argumenta que la justicia está ignorando el procedimiento criminal estándar.

Hoy, con las puertas de la justicia cerradas, la única esperanza de los Halamish de evitar la cárcel es un perdón presidencial.

Los partidarios de los Halamish han lanzado una interesante campaña para presionar por la clemencia. Han solicitado a la ciudadanía norteamericana que llame a la oficina del adjunto militar de la embajada israelí en Washington y exija que el ejército presente solicitudes de perdón con el Ministerio de Justicia y Beit Hanassi. Puesto que los hermanos estaban actuando en la práctica como soldados mientras llevaban a cabo sus responsabilidades en seguridad, sus partidarios argumentan que el ejército tiene la obligación de defenderles.

Pero la campaña no se detiene aquí. Los partidarios también solicitan a los ciudadanos americanos que contacten con sus congresistas y soliciten enviar cuestiones sobre el caso a la embajada. Finalmente, han solicitado a los ciudadanos americanos contactar con el Departamento de Estado y denunciar que el informe de derechos humanos del Departamento sobre Israel guarda silencio sobre el abuso de los derechos judíos por parte del gobierno.

La noción de llevar a cabo una campaña por un perdón presidencial israelí a ciudadanos israelíes en Estados Unidos es alarmante en cuanto a lo que revela de la percepción de los partidarios de los hermanos Halamish sobre la democracia israelí. Específicamente, como argumenta Datya Yitzhaki, de Pidyon Shevuim (que ha emprendido la campaña), ellos están seguros de que la presión nacional no tendrá ningún impacto bien sobre los líderes políticos israelíes o sobre el sistema de justicia, porque en su opinión, el gobierno Olmert-Livni-Barak no siente ninguna necesidad de ser transparente por sus acciones ante los ciudadanos israelíes. En la práctica, argumentan que la única fuerza que puede obligar a rendir cuentas al gobierno y el sistema legal es la presión internacional y el miedo a la condena internacional.

Organizaciones como Women in Green o Pidyon Shevuim, que dirigen la campaña, citan como precedente el caso de Tzvia Sariel. Sariel, de 18 años de edad, era detenida el pasado diciembre bajo cargos de agresión. Estaba acusada de atacar a los árabes que entraron en su comunidad de Eilon Moreh el 4 de diciembre. Sariel encarcelada durante tres meses y medio.

El 5 de marzo, los árabes supuestamente agraviados comparecían en el tribunal de la magistratura de Kfar Saba y retiraban sus acusaciones contra Sariel. Uno afirmaba que puesto que es analfabeto, no tenía idea de lo que estaba firmando cuando firmó su denuncia. Pero aun así, a pesar del hecho de que el caso de la fiscalía se esfumaba ante sus narices, la juez Nava Bechor dictaba la prolongación del caso hasta el 4 de abril y enviaba a Sariel a la cárcel durante otro mes.

Tuvo lugar un escándalo, y los activistas en Estados Unidos empezaron a llamar a la embajada y al Departamento de Estado. El 19 de marzo, Bechor abandonaba los cargos contra Sariel y la enviaba a casa. Sus partidarios están seguros de que sin su campaña norteamericana, Sariel aún estaría en la cárcel por un crimen que nunca cometió.

De manera deprimente, los activistas que combaten las violaciones de los derechos civiles de los opositores de derechas a las políticas del gobierno probablemente hayan dado con algo. A través de sus acciones, los líderes de Israel demuestran a diario que están dispuestos a ignorar los imperativos estratégicos y a su oposición política nacional. Sus acciones demuestran que en la práctica, la única presión que parece obligarles a cambiar de rumbo es la presión internacional.

Tómese por ejemplo a la Ministra de Exteriores Tzipi Livni. Desde que asumiera el cargo hace dos años, Livni ha repetido en incontables comparecencias públicas que Israel es partidario de "una solución de dos estados". Al decantar el apoyo de su gobierno a la creación de un estado palestino en estos términos, Livni da a entender implícita y explícitamente que Israel -- que ha existido durante 60 años y cuya existencia es indiscutible -- solamente puede ser legítimo si se crea un estado palestino. Al realizar esta afirmación, Livni está poniendo en la práctica el derecho de Israel a existir en la mesa de negociaciones.

Y aún así, por su parte, el rais de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbás ha repudiado repetidamente el derecho de Israel a existir. Al acceder a negociar "la solución de los dos estados" con un hombre que niega el derecho de Israel a existir, Livni, el Primer Ministro Ehud Olmert, el Ministro de Defensa Ehud Barak y sus colegas están diciendo en la práctica que lo que la realidad está evidenciando y lo que apoye la ciudadanía israelí es irrelevante. Solamente los palestinos pueden conceder legitimidad a Israel. Y por supuesto, como ha dejado claro repetidamente Abbás, no lo van a hacer.

En un discurso esta semana a la prensa extranjera acreditada, Olmert demostraba de igual manera que el único apoyo que está interesado en asegurarse es el apoyo exterior. Durante sus comentarios, Olmert afirmaba que está deseoso de llevar a cabo negociaciones con el régimen sirio de cara a la rendición a Siria de los Altos del Golán. Los comentarios de Olmert llegaban apenas días después de que el Presidente Shimon Peres se opusiera públicamente a tales negociaciones por motivos estratégicos. En declaraciones el domingo durante una comparecencia conjunta ante la prensa con el Vicepresidente norteamericano Dick Cheney, Peres explicaba que Israel no tiene ningún interés en llevar a cabo negociaciones con Siria porque, "Si el Golán es devuelto, ello va a respaldar la influencia de Irán en el Líbano y el territorio pasará en la práctica a estar bajo control sirio-Iraní". Pero cuando hablaba con aprobación de conversaciones para rendir al control sirio-iraní los Altos del Golán, Olmert no estaba preocupado por la realidad estratégica. De igual manera no se preocupa cuando el público israelí -- que se opone a tales negociaciones -- manifiesta creer que ello juega en contra de los intereses nacionales de Israel.

Cuando Olmert realizaba ese comentario estaba interesado en lo que los medios internacionales, anti israelíes en su mayor parte, pensarían y escribirían sobre su persona. Y de esa manera pasó a explayarse apoyando una iniciativa que mina los intereses nacionales de Israel.

Finalmente, está el comportamiento de Barak con vistas a la llegada a Israel la noche del sábado de la Secretario de Estado Condoleezza Rice. Cuando Rice se encontraba en Israel el 4 de marzo, presionó al gobierno Olmert-Livni-Barak para que abandonara sus esfuerzos por proteger el sur de Israel de la campaña de misiles de Hamas en favor de un alto el fuego con el movimiento iraní. Deseoso de complacerla, el gobierno ordenaba a las unidades del ejército realizar una pronta retirada de Gaza.

Hoy, aunque el gobierno sigue poniendo límites al ejército, el alto el fuego es una broma. Solamente a lo largo de las dos últimas semanas, los palestinos han lanzado más de un centenar de misiles y morteros contra Israel. Han incrementado adicionalmente sus ataques con fuego de francotiradores contra los granjeros israelíes que cultivan campos a lo largo de la frontera con Gaza. Hamas está utilizando abiertamente el respiro para reponer sus arsenales y expandir su control sobre las vidas de los ciudadanos de Gaza. Además, sin oposición por parte de Israel, Hamas ha tenido éxito obligando a Egipto a liberar de la cárcel a terroristas de Hamas, y ha convencido a Fatah de negociar la creación de un gobierno de unidad con Hamas.

Se espera que Rice siga presionando a Israel para que deje a Hamas proseguir sus ataques a voluntad. También se espera que ataque a Olmert, Livni y Barak por las operaciones contraterroristas del ejército en Judea y Samaria.

En un esfuerzo por prevenir su ataque, Barak anunciaba esta semana que Israel permitirá a la Autoridad Palestina importar transportes de tropas blindados de Rusia y desplegar centenares de efectivos de Fatah en el Jenin infestado de terroristas. También accedía a aliviar las restricciones a los palestinos en Judea y Samaria.

Barak sabe perfectamente bien que estas acciones ponen en peligro la seguridad de Israel. Su propia gente se refiere a las maniobras como "riesgos calculados". Es perfectamente consciente de que el líder de la oposición Binyamin Netanyahu acertaba cuando advertía el miércoles de que "estas armas se volverán contra los soldados del ejército". Sabe que al limitar las operaciones de contraterrorismo pone en peligro a los civiles israelíes. Pero también aquí, el derecho inherente de Israel a la autodefensa y el deber soberano del gobierno a salvar al país y sus ciudadanos es ignorado por el gobierno en aras de marcar puntos con extranjeros cuyos intereses están lejos de parecerse a los de Israel.

Los partidarios de los hermanos Halamish no son personas que rechazan la legitimidad de Israel. Ciertamente nunca se atreverían a negar su derecho a la autodefensa. En la práctica, se encuentran entre los detractores más abiertos de los ataques extranjeros contra Israel.

Constituye una triste nota acerca del estado de la democracia israelí que los israelíes patriotas hayan llegado a la descorazonadora opinión de que la única posibilidad de obtener justicia en Israel es llevar su campaña a gobiernos extranjeros. Al inducirles a pensar de esta manera, el gobierno Olmert-Livni-Barak está dando otro paso hacia la deslegitimación de la soberanía israelí.

Fuente: Diario de América

 
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