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Cautiva almas el pequeño prodigio del violonchelo, Gabriel Beigel



El clarinetista argentino Giora Feidman, ganador de un Oscar en 1993 por 'La lista de Schindler', ha apadrinado a un niño israelí de 12 años virtuoso del chelo para mostrar a través de la música 'la expresión de dos almas'.

La admiración que ha causado en el mundo el pequeño prodigio del violonchelo, el israelí Gabriel Beigel, se hizo patente anoche en el Palacio de Bellas Artes de México, donde el público reconoció los dotes que el niño de 12 años mostró a lo largo del concierto ofrecido al lado del clarinetista Giora Feidman.

Una gran ovación ofreció el público mexicano en el debut en el país de la promesa de la música, que en la Sala Principal del máximo recinto cultural del país hizo sublime la noche, acompañado de la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la dirección de José Arean.

Su primera aparición en México no pudo ser mejor, pues el programa elegido para ser testigo de sus capacidades se integró de piezas del llamado Padre del Cuarteto de Cuerdas, el austriaco Joseph Haydn (1732-1809), y del alemán Max Bruch (1838-1920).

Nacido en 1996 en Israel y ganador de los primeros premios en competencias nacionales de su país, el menor sorprendió y cautivo al auditorio que abarrotó el recinto de mármol, y que salió sorprendido y conquistado por sus capacidades.

Estudiante del sexto año de primaria en Jerusalén, dejó en claro porqué ha participado en gran número de conciertos, como el del Festival para Jóvenes Chelistas Excepcionales, en el Auditorio Mann en Tel Aviv.

Asimismo, en el Concierto de Música de Compositores Israelíes, en el Centro de Música de Jerusalén, y en un recital de la serie "Chispas del futuro", en el Auditorio de Kfar Sabas.

Con su participación, el reconocido clarinetista Giora Fiedman (Argentina, 1936), uno de los grandes intérpretes de la música contemporánea, hizo más amena la velada musical, acompañando al pequeño en la pieza "Variaciones de clarinete y violonchelo", del compositor Lucas Richman (1964).

Estos dos luminosos exponentes de la música de concierto deleitaron a más de dos mil personas que se dieron cita en el recinto de esta ciudad, para disfrutar de un gran concierto, no obstante la diferencia de edades que hay entre ambos y que, por el contrario, dio mejor sentido al recital.

Para esta ocasión la pequeña promesa del mundo de la música dedicó el melancólico sonido del instrumento de cuerdas a la memoria de sus abuelos, que nunca conoció, sobre todo a su abuela Yetty Beigel Halpern, sobreviviente de los campos de concentración nazi.

Apenas se apagaron las luces del recinto, de inmediato el también director de la Compañía Nacional de Opera tomó su batuta para iniciar el concierto con la "Obertura" del "Concierto para orquesta de cuerdas", de la también pintora y poeta israelí Ora Bat Chaim.

Uno cuantos minutos después, acompañando la pieza, apareció de entre el público Giora Feidman, quien con un sonido dulce y suave que emergía de su instrumento cautivó a los presentes.

Posteriormente le siguieron las piezas "Juntos", "Oración", "Hava Nagila" y "Ningún".

Cabe destacar que esta última pieza se conoce porque se conecta con un estadio superior de conciencia y hacia la transformación del ser. Se trata pues, de una pieza espiritual superior.

Para la segunda mitad del concierto, tanto Beigel como Feidman interpretaron "Kol Nidrei", de Max Bruch, que en realidad se trata de una plegaria central en la tradición judía.

De acuerdo con las notas al programa, realizadas por Juan Arturo Brennan, se dice que entre todas las fiestas del judaísmo, la más importante es la de Yorn Kippur (Día de la Expiación), dedicado al ayuno, la meditación y el arrepentimiento.

El Yom Kippur es el día más solemne del calendario judío y en su liturgia está incluido un canto que es, entre otras cosas, un reto a los israelíes que han abandonado su religión, y tuvo su origen en la Diáspora.

En la parte final del recital, el clarinetista hizo patente su virtuosismo al interpretar "A la manera jasídica. Suite para clarinete y orquesta", una pieza de Gil Sldema (1928) con la que se llevo el aplauso y una gran ovación de parte de los asistentes.

Así pues, por espacio de 120 minutos, más allá de las fronteras generacionales y culturales, Beigel y Giora invitaron al público a participar en la conversación espiritual, a través del lenguaje de la música.

'Nuestras diferencias son sólo números, no es tanto la edad sino la experiencia', dijo el músico de 72 años.

Feidman indicó que el alma del joven es en realidad 'más adulta, tiene más información y más fuerza espiritual' que la suya propia por la forma en que el menor 'expresa ese idioma que llamamos música'.

Confesó además que el mejor premio que ha recibido en toda su carrera es actuar con Beigel, con el que tiene una relación 'como de abuelo y nieto', según dijo, e indicó que ha aprendido mucho del joven violonchelista.

'El pequeño Gabriel vino al mundo atado a un rol de la sociedad humana, él vino para expresarse a través de la música, está vivo para eso', dijo Feidman, quien cree en la reencarnación y que el joven intérprete ya fue músico en otra vida.

A su lado, Beigel se mostró en la entrevista como cualquier otro chico de 12 años, algo tímido, y rechazando la etiqueta de niño prodigio.

Para Beigel 'es un gran honor y una experiencia muy especial' tocar con alguien como el veterano clarinetista, quien le ha apoyado en todo momento y le ha tratado con mucho cariño.

Aseguró que prefiere jugar un partido de fútbol con sus amigos a tocar ante una gran audiencia internacional y afirmó que no se plantea grandes metas para el futuro cercano sino 'vivir la experiencia'.

'Quiero seguir como estoy ahora, y ver a dónde puedo llegar, no sé qué quiero conseguir', indicó el joven en hebreo, que consiguió una gran ovación del público mexicano, a pesar de haber actuado con 40 grados de fiebre por los nervios y el estrés.

Su madre, Sylvia, dijo que no cree que repitan en un largo tiempo la experiencia, ya que es mucha presión para el pequeño, y consideró que también puede ser perjudicial para su 'ego', ya que la familia no quiere que 'pierda su infancia'.

Beigel nació el 1 de abril de 1996 en Jerusalén y actualmente cursa el sexto grado de primaria en su ciudad natal.

Estudió chelo de 2002 a 2007 con Sabina Frankenberg en el Conservatorio de Música y Arte de Jerusalén y a partir de 2007 continuó sus estudios con el chelista Zvi Plessser.

Desde noviembre de 2005 se ha formado con Uri Dror en el Conservatorio de Música y Arte de Jerusalén y desde septiembre de 2007 también con Michael Gaizler, además de haber actuado con orquestas como la Filarmónica de Jerusalén.

Por su parte, Feidman, nacido en 1936 e hijo de un inmigrante judío argentino, lleva más de 40 años en los escenarios y es considerado uno de los intérpretes más importantes de la música contemporánea.

Entre sus éxitos pasados destaca el Óscar que obtuvo en 1993 con un tema interpretado junto al violinista Isaac Perlman para la banda sonora de 'La lista de Schindler', dirigida por Steven Spielberg.

Beigel y Feidman se inclinaron por los instrumentos musicales que tocan por influencia familiar, ya que el favorito de la madre de Beigel era el chelo y el padre de Feidman tocaba el clarinete.

'Nuestros instrumentos son el micrófono de nuestra alma, un medio para compartir un mensaje que trae comida espiritual', concluyó el músico argentino.

Ambos desearon tocar de nuevo en un futuro no muy lejano y hacerlo en más países.

Fuente: Notimex - EFE

 
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