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Escalada controlada, antes del gran operativo (Por Ron Ben Ishai - Ynet)


El disparo de misiles desde Gaza a Ashkelon llevó a Tzahal a tomar la iniciativa. En las últimas 72 horas no es el Hamás el que produce la escalada y fija la altura de las llamas según su necesidad y criterio, sino el ejército israelí.

El objetivo es crear una nueva ecuación de desgaste entre Hamás y Tzahal. una ecuación tal que cobre al Hamás un precio mucho mayor en milicianos e infraestructuras de lo que pagara en el pasado, cada vez que iniciaba una nueva ronda de de terrorismo con misiles contra los poblados del Neguev.

Ya no se trata de una reacción militar israelí cuyo poder sea fijado según la intensidad y la mortalidad del impacto de los misiles de Hamás en territorio israelí, como ocurría hasta el momento. Tampoco la entrada y salida de turno de fuerzas terrestres a terrenos de la Franja de Gaza y liquidaciones selectivas cuyo timing se fijaba según la disponibilidad de información de inteligencia "caliente". En cambio, Tzahal ha pasado ahora a una situación de combate continuo y sistemático por aire y tierra en lo profundo del territorio de la Franja.

Si bien no se trata del "amplio operativo" del que tanto se habla en los medios de prensa, la dimensión de las fuerzas activadas por Tzahal por tierra y aire en el marco del ataque es mucho más grande que en el pasado, y también lo es la profundidad de penetración en el norte de la Franja.

Las unidades Guivati y Blindados actúan ahora entre los barrios de Sadjaía y los suburbios del campo de refugiados de Jebalia. Esta zona sirve de base de acciones y entrenamiento principal al brazo armado del Hamás, y de allí se lanzan buena parte de los misiles Kassam contra los poblados que circundan a Gaza, en especial Sderot.

El ebjetivo es cobrar un precio acumulativo creciente a los brazos armados del Hamás y las demas organizaciones que actúan en su nombre y bajo sus auspicios desde la Franja. Pero, de modo natural, una acción de tal alcance y de tal profundidad cobra también su precio a las fuerzas de Tzahal.

Hamás, por ahora, no da muestras de quebrarse, pero todas las señales indican que su conducción está temerosa y bajo presión. Por eso intenta lograr la presión internacional contra Israel por medio de números inflados de víctimas entre los civiles que no están involucrados en actividades terroristas. Todo palestino armado de 15 años, abatido en duras batallas, es presentado en los medios como "un adolescente palestino inocente víctima del fuego de Tzahal". Incluso una beba de un año, que los palesitnos mismos admiten que murió por la explosión de un misil palestino en un "accidente de trabajo", es presentada como una vícitma del fuego israelí.

El ataque de Tzahal puede desarrollarse hacia dos direcciones opuestas:

1. La primera posibilidad es que el Hamás, en los próximos días, cese de modo total o casi total, los lanzamientos de misiles desde la Franja y proponga un alto el fuego ("tahadía") continua por medio de Egipto. Si ello ocurre, es probable que Tzahal también reduzca paulatinamente el alcance del ataque que realiza en la Franja.

2. La segunda posibilidad: si Hamás continúa los lanzamientos de misiles al actual ritmo y alcance, Tahal continuará escalando su accionar hasta el grado máximo. Es decir, un operativo de amplia envergadura en todo el territorio de la Franja según un patrón que no les sea conocido a los palestinos.

Oportunidad política para impulsar el acuerdo por Shalit

La escalada controlada crea para Israel, también, una oportunidad política. Una situación en la que los poblados israelíes sufren la caída de misiles, mientras en la Franja se produce un combate de alta intensidad, atrae la atención internacional y le brinda a Israel la oportunidad de preparar el terreno político internacional para un amplio operativo. A ello estuvieron destinadas las conversaciones mantenidas en la última jornada por el ministro de Defensa y el primer ministro con líderes de todo el mundo. La posteragación de la visita del director de la inteligencia egipcia, Omar Suleiman, es parte de la campaña política que tiene lugar junto con la campaña militar.

El mediador egipcio planeaba llegar el domingo para mantener conversaciones en Israel, con una propuesta de acuerdo entre Hamás, Israel, Egipto, la Autoridad Palestina y, quizás, también países europeos. Dicha propuesta estaría dirigida a un cese el fuego de largo alcance redactada en conjunto con el Hamás, que incluiría: alto el fuego en la Franja, liberación de Guilad Shalit a cambio de presos palestinos y condiciones para la apertura del Paso de Rafah y arreglos de tránsito a su través para los habitantes de la Franja (con supervisión de la Autoridad Palestina y de los europeos).

El principal obstáculo en el camino a la concreción de tal acuerdo es la condición impuesta por el Hamás, según la cual Israel deberá comprometerse a cesar su actividad contra los milicianos armados del Hamás en la Margen Occidental. Israel no está dispuesto a aceptar dicha condición de ninguna manera, debido a que el cese de las actividades de prevención en Judea y Samaria expondría a los habitantes del centro y norte de Israel a una nueva ola de atentados suicidas y disparo de misiles Kassam. Omar Suleiman lo sabe, y por ello ha decidido posponer su visita, al parecer desde la suposición de que Hamás aceptaría renunciar a su exigencia, luego de quedar agotado en las batallas contra el ejército israelí.

El actual patrón de acción de Tzahal -escalada controlada- es la última fase antes del operativo de gran envergadura. Si triunfa, convertirá en superflua una campaña más amplia o, por lo menos, será posible posponerla por un tiempo. Pero aun si la movida actual no logra sus objetivos, Hamás y sus aliados quedarán golpeados y debilitados moral y físicamente, y el terreno quedará "ablandado" con vistas al operativo amplio. Los poblados en torno a Gaza, así como Ashkelon, no enfrentan un peligro en vano. Hamás lanza de todos modos sus misiles contra ellos, cuyos habitantes se hallan en permanente y elevado estado de alerta.

Por ello, es preferible aprovechar esta situación para una acción intensiva y continuada de Tzahal, en lugar de bajar ahora la altura de las llamas sólo para que los habitantes de los poblados circundantes a Gaza y Ashkelon se encuentren en la misma situación dentro de algunos días o semanas.

Existe una consideración adicional: el actual patrón no pone en demasiado peligro a Guilad Shalit ni las posibilidades de liberarlo, sino por el contrario. Hay que cruzar los dedos y esperar que la escalada controlada logre los resultados previstos. Pero también hay que bajar las expectativas. Los resultados del combate continuado e intensivo que Tzahal conduce en este momento no se verán en un día o dos. Pasará una semana o dos antes de que sea posible saber hasta qué punto la presión de Tzahal sobre el Hamás es efectiva.

Traducción: Povesham

 
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