¿Cuáles son las causas por las que el proceso de paz se ha roto varias veces?
La principal es la falta de una contraparte eficiente para el diálogo. Ya no hay presencia israelí en la Franja de Gaza, pero igual nos atacan. Además, la Franja está dividida, y también están divididos entre sí.
La parte más difícil en el diálogo con Israel es con quién hablar (entre los palestinos), y quién tiene la posibilidad de cumplir, si se firma un acuerdo.
La única cosa que tenemos como expectativa es que nos den la garantía y la seguridad de vivir en paz.
¿Cuál es el mayor obstáculo que afronta su gobierno para no avanzar en el proceso de paz?
No tenemos ningún problema en avanzar; todos los partidos políticos están de acuerdo en que se establezca un Estado palestino, y que pongamos fin al conflicto, pero ahora no está en nuestras manos.
Los palestinos entre sí no se llevan bien y no tienen condiciones de mantener una unidad territorial. Ese es el principal obstáculo.
¿Por qué el presidente de EE. UU. dijo que Israel debe terminar la ocupación de la tierra palestina?
Nosotros no tenemos la intención de quedarnos con los territorios musulmanes. No se necesita una declaración del presidente George W. Bush, en este sentido, para comprometernos. Estamos comprometidos antes de que llegara él a Medio Oriente.
No tenemos aspiraciones territoriales. Los palestinos y el mundo árabe nunca quisieron dialogar con nosotros.
¿Cuál es el sentir del pueblo israelí sobre el Estado palestino?
Tiene una percepción de falta total de confianza, porque aunque tenemos toda la buena voluntad de llegar a un acuerdo de paz, al cederles territorios (a los palestinos), lo utilizan como plataforma de lanzamiento de misiles, y cada vez se acercan más, porque cuanto más territorios se les concede, más cerca están del nuestro y más fácil les resulta atacar a población civil israelí.
¿Valió la pena la reunión de Annapolis en EE. UU., en diciembre del 2007?
Sí, el diálogo siempre es bienvenido, porque se trataba de diálogo con la presencia de la mayoría de los países árabes. El único país que no estuvo fue Irán.
Entonces, es un mensaje bueno de que nosotros no queremos seguir perpetuando este conflicto; queremos poner un fin.
Para Israel, ¿qué representan Irán, Irak y la Liga Árabe?
La Liga Árabe tiene sus lados positivos, porque es bueno que haya un marco del mundo árabe en el que se reúne, aunque es lamentable que sus reuniones son de hostilidad contra Israel.
Irán es el diablo, no hay otra definición, y debe ser el diablo para todo el mundo. Ellos pregonan que hay que aniquilar a Israel, y el mundo se queda indiferente. Consideramos que el mundo tiene que alarmarse por un gobierno como Irán, que amenaza de manera transparente, abierta, con aniquilar y borrar un estado soberano de la faz de la Tierra.
¿Cómo ven las amenazas de Irán en cuanto a que el Estado judío pronto desaparecerá y Hizbulá se encargará de destruirlo?
Los persas, los romanos, los griegos, los alemanes y los árabes lo intentaron, sin éxito.
¿Podrá Israel evitar una guerra nuclear con Irán?
No es Israel quien tiene que evitar. La comunidad internacional debe actuar en su conjunto contra Irán, de manera pacífica. Es bienvenida cualquier herramienta que pueda servir para que Irán no tenga la capacidad nuclear.
¿Tuvo Israel qué ver con la muerte del líder del brazo armado de Hizbulá, Imad Mugniye?
Nosotros no estamos involucrados en el caso. Tampoco es de nuestro interés saber quién lo hizo. Él era enemigo de tantos, no sólo de los israelíes; mató a miles en atentados contra estadounidenses y otros países occidentales.
Considero que hay pocos en el mundo democrático que se pusieron tristes por su muerte.
¿Cómo toman el reconocimiento que Costa Rica dio al “Estado de Palestina”, a nivel de embajadores?
Costa Rica tenía una política más inteligente y con más valores. Lo que está haciendo es alejándose de Israel y acercándose cuanto más puede al mundo árabe, con expectativas de ganancias comerciales.
No sé hasta dónde van a ganar tanto; pero por lo menos, con respecto a los palestinos, premiar el terrorismo y darles relaciones diplomáticas es algo que poco contribuye a la paz y al diálogo entre israelíes y palestinos. Y menos cuando las relaciones están con una entidad inexistente, porque no hay un gobierno ni Estado palestino.
Fuente: Prensa Libre