El museo, que abrió sus puertas en 2001 con el objetivo de recoger los dos mil años de historia germano-judía, recibió el pasado año una media de 2.015 visitantes al día.
La principal novedad del museo el año pasado fue la inauguración en septiembre del patio interior acristalado de 700 metros cuadrados, del arquitecto Daniel Liebeskind, que también diseñó el edificio, que está concebido como una estrella de David truncada.
La techumbre del patio, colocada sobre pilares ramificados en forma de árboles, se sumó a los atractivos de uno de los edificios más visitados de la capital alemana que, pese a encontrarse fuera del circuito céntrico de museos, ha recibido a 4,4 millones de personas desde 2001.
Los meses de 2007 en los que se contabilizó el mayor número de visitas fueron julio y agosto, con 76.000 y 75.000, respectivamente, seguidos de octubre, con 74.000, y diciembre, con 71.000 personas.
Desde el mes de octubre, el Museo Judío de Berlín puso a disposición de sus visitantes audio-guías en ocho idiomas de los que los más demandados son el inglés, el italiano y el español.
El ambicioso concepto del museo persigue mostrar una visión amplia de los dos mil años de convivencia germano-judía, incluido el negro capítulo del holocausto, a través de piezas de valor religioso y artístico y objetos cotidianos.
El Museo
Desde su inauguración en el año 2001 el Museo Judío de Berlín se ha convertido en una de las instituciones más destacadas del paisaje cultural europeo. Sus exposiciones, su colección permanente, su trabajo pedagógico y su programa de actividades hacen del Museo un centro vital para la difusión de la historia y la cultura judeoalemanas. El Museo Judío de Berlín se concibe como un foro para la investigación, el debate y el intercambio de ideas; un museo para jóvenes y adultos, alemanes y no alemanes, judíos y no judíos.
La Arquitectura
La espectacular construcción de Daniel Libeskind para el Museo ya se ha convertido en un monumento emblemático de Berlín. El singular edificio revestido en zinc propone una relación absolutamente novedosa entre arquitectura y contenido museístico.
El diseño, que Daniel Libeskind llama between the lines (entre líneas), describe las tensiones de la historia judeoalemana a partir de dos ejes: uno recto pero quebrado en varios fragmentos y otro articulado con final abierto. En los cruces entre ambos se encuentran los vacíos (voids), espacios huecos que atraviesan todo el museo. La arquitectura convierte a la historia judeoalemana en una experiencia sensorial, formula nuevas preguntas y estimula la reflexión.
Las Exposiciones
La exposición histórica permanente se despliega en una superficie de 3000 m². Su recorrido es un viaje de descubrimiento a través de dos mil años de historia judeoalemana. Trece cuadros de época brindan una imagen viva de la cultura judeoalemana desde la Edad Media hasta el presente.
Objetos cotidianos y obras de arte, fotos y cartas, elementos interactivos y estaciones multimedia muestran cómo la vida judía se entrelaza con la historia alemana. La exposición permanente se complementa con un variado programa de exposiciones temporarias. El Museo ofrece también múltiples actividades culturales para todas la edades: conciertos, conferencias, talleres y funciones de cine.
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