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Mayumana



¿Qué pasaría si pudiéramos controlar el reloj? Momentum, el nuevo espectáculo que la compañía multidisciplinar, nos enseña a través del ritmo, el movimiento y los tambores la concepción que los Mayumana tienen del tiempo.

Hace tiempo que aprendimos que la compañía Mayumana no se puede clasificar ni dentro del teatro ni de la danza ni del musical, porque abarca tantas y diferentes disciplinas que elegir solo una no le haría justicia.

Con el paso de los años, Mayumana se ha consolidado como una compañía multicultural capaz de crear un lenguaje único basado en el talento personal, el ritmo, los elementos visuales y, por encima de todo, la creatividad.

Su nuevo espectáculo, Momentum, está al mando de una de las pocas españolas del grupo, Silvia García de Ves, que lo tiene claro a la hora de definir el espíritu de la compañía: “Actuamos como cualquier actor profesional de teatro, cantamos como cualquier cantante de musical y bailamos como cualquier bailarín de danza”. Las etiquetas sobran entonces. Cada componente viene de una parte del mundo y aporta diferentes habilidades que hacen de la compañía un todo inclasificable: capoeira, flamenco, danza moderna, baile contemporáneo... Todo ese conglomerado es Mayumana, que se ha rejuvenecido para este nuevo espectáculo.

El elenco es prácticamente nuevo en su totalidad, pero el proyecto se ha hecho con las mismas ganas que caracterizan a la compañía desde hace más de diez años, y que les han llevado a girar por todo el mundo. Con Momentum llegaba la hora de empezar de cero, refrescar las ideas y trabajar en un nuevo show.

CARPE DIEM

El tiempo marca el ritmo y la temática de todas las canciones y coreografías en Momentum. Conscientes de que nuestras acciones tienen la capacidad de cambiar nuestra percepción temporal, Mayumana ha querido jugar con el tiempo, ralentizarlo para atrapar el presente, cambiarlo para revisar el pasado o acelerarlo para impulsarnos hacia el futuro.

El espectador está, pues, a merced de lo que hace este grupo de hiperactivos intérpretes. “Momentum significa ímpetu, es ese instante que anhelamos, la inercia. El hilo conductor es nuestro ritmo, pero siempre con un argumento sobre el tiempo, porque todos hemos fantaseado con la idea de controlarlo en función de nuestras necesidades. Cantando, bailando y expresándonos con el cuerpo intentamos abrir la mente de todos los espectadores y cambiar esa percepción.

Es algo impactante, porque todas las piezas tienen algo de especial, y las coreografías y el humor lo convierten en un espectáculo completísimo, todo está medido”. Y lo que se busca, en definitiva, es poder disfrutar del presente desde la platea.

Mayumana no quiere mirar más allá, no le interesa, viven el momento con la misma intensidad con la que aporrean papeleras y tuberías para crear los números musicales que tan famosos les han hecho. “Por supuesto que seguimos utilizando cubos metálicos como instrumentos musicales, o cañerías como amplificadores, pero hay muchas novedades. No sólo el cásting es nuevo; por primera vez incorporamos texto e interpretamos, y contamos con un soporte técnico sin precedentes para nosotros, con proyecciones audiovisuales, una cuidada iluminación, VJs, etc.

Antes éramos más sencillos en cuanto a escenografía, ahora hemos querido abrazar las posibilidades de la tecnología”, apunta Silvia, una de las pocas veteranas del elenco.

Conservan por encima de todo, el ritmo, la percusión corporal y el sincronismo, esencial en Momentum, pero se han hecho también con una banda de música en directo e incorporan guiños de todos los países por los que pasan, aunque el grupo es originario de Israel.

En esta ocasión hemos tenido la oportunidad de introducir mucho flamenco, cajones y guitarras, que es una garantía de éxito, porque en realidad hemos comprobado que estos elementos gustan en todo el mundo”.

Para formar parte del elenco de este grupo de artistas hay que ser polifacético, tener facilidad de aprendizaje y la mente muy abierta. El proceso de selección suele durar una semana, con diversas pruebas de ritmo, coordinación, expresión corporal, etc., y además hay que estar a la altura de los entrenamientos, que consisten en calentamientos, clases de ritmo, pilates, yoga, ballet e infinidad de ensayos.

Sobre el escenario aparecen siempre once artistas, pero estos deben rotar cada tres días, porque el trabajo físico es muy intenso. Está claro que para entrar en Mayumana, además de aptitud, hay que tener actitud. Todo eso lo sabe bien Eva Boucherite, una de las chicas que conforman el elenco de Momentum y que hace unos años decidió dejar la compañía de danza y flamenco en la que trabajaba para enrolarse de gira con el grupo israelí. “En realidad, mi prueba duró casi un mes y medio. Cada fin de semana me hacían venir para hacer pruebas de voz, percusión, baile e improvisación, y finalmente me pusieron a prueba para comprobar si sabía o no trabajar con el resto del grupo”.

Y es que grandes músicos o bailarines se han quedado fuera porque no buscan tanto la especialidad como la habilidad para saber un poco de todo y encajar en el grupo. “Se trata de encontrar a gente completa, con energía y personalidad, y puedo asegurar que en todos estos años no se han equivocado”.

Para Eva, la experiencia de las audiciones y, sobre todo, lo que ha venido después, ha merecido la pena. “Lo mejor es la convivencia con los compañeros, porque hay gente de todas partes. Nuestros diferentes idiomas, las culturas y la vida en común es lo que embellece al grupo”.

 
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