PARA LEER CON MAYOR COMODIDAD PODES

Documental rememorará a diplomático mexicano que ayudó a salvar judíos



Un documental rememorará la vida y el papel determinante del diplomático mexicano Gilberto Bosques durante la Segunda Guerra Mundial al salvar la vida de miles de judíos europeos que con visados de México pudieron huir.

Otro diplomático, el cónsul de México en Santa Ana (California), Carlos Rodríguez y Quezada, sacará a la luz las actividades humanitarias de Bosques con un documental en el que recordará cómo miles de judíos pudieron salvar la vida con los visados otorgados por México.

Rodríguez y Quezada considera que Bosques (1892-1995) es uno de los tantos héroes mexicanos que han contribuido al establecimiento de buenas relaciones de su país con otros y que han quedado ignorados a nivel internacional.

Experto en relaciones internacionales y autor de tres libros de ciencia ficción, Rodríguez y Quezada conoció la gran obra de Bosques durante los años que ejerció como diplomático en Madrid y Belgrado.

Conoció a Margarita Assimans, la secretaria de Bosques, quien le relató gran parte de lo ocurrido en los años en que ayudaron a los judíos.

Ellos mismos luego fueron detenidos en 1943 por el ejército alemán y encarcelados como prisioneros durante un año en un castillo situado cerca de Bonn con otros diplomáticos.

Gilberto Bosques nació en Puebla (México) en 1892. Participó en la Revolución Mexicana, fue diputado durante varios años y ocupó otros cargos con el Gobierno de su país.

Fue amigo cercano del presidente Lázaro Cárdenas, quien le nombró en 1939 cónsul general de México en Marsella (Francia), un país con el que México mantenía relaciones estrechas.

Cárdenas había autorizado la expropiación del petróleo mexicano y colocó en puestos diplomáticos claves a amigos fieles y conocedores cercanos de la política nacional e internacional, entre ellos Bosques.

El objetivo era buscar la inversión internacional y apoyo técnico en la industria del petróleo, planes que fueron frustrados por la guerra.

Cuando conoció los casos de los judíos europeos que huían de la guerra y de los españoles que habían escapado de la guerra civil en su país, Bosques decidió tomar partido y participar de manera activa.

En dos años el Gobierno mexicano, a través de Bosques, emitió unas 40.000 visas, alquiló dos castillos en el sur de Francia para ocultar a los que huían y fletó barcos para sacar a los judíos hacia países africanos, de donde partían después a México, Brasil, Argentina y otros países.

Durante el año que estuvo encarcelado por los nazis, Bosques siguió activo. Organizó clases para los niños de los diplomáticos, una panadería y una huerta, además de actividades deportivas y artísticas.

Al regresar a México antes del final de la Segunda Guerra Mundial, Bosques fue condecorado como héroe y dos años después regresó a Europa para seguir representando a su país como embajador en Portugal, Finlandia, Suecia y Cuba.

En La Habana ocupó el puesto de embajador durante los últimos años del régimen de Fulgencio Batista y la revolución liderada por Fidel Castro.

Rodríguez y Quezada planea rodar parte de su documental en Francia e Israel, donde hay un árbol con el nombre de Gilberto Bosques en el Paseo de los Inmortales.

En Viena se inauguró también en 2003 una calle que lleva el nombre de Gilberto Bosques.


Fuente: El Siglo de Durango

 
ir arriba