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Una nueva confabulación antisemita en la ONU


La semana pasada, la Secretario de Estado Rice decidía cruzarse de brazos mientras los antisemitas radicados en la ONU construyen el siguiente foro para demonizar a Israel y Estados Unidos. Sus vacaciones no programadas de la política exterior son la respuesta a la planificación por parte de la ONU de “Durbán II” - la próxima encarnación de la conferencia "antirracismo" de la ONU que tuvo lugar en Durbán, Sudáfrica, y que acabó con siniestras manifestaciones de intolerancia tres días antes del 11 de Septiembre. Los preparativos para la secuela de Durbán, a celebrarse en la primera mitad de 2009, comienzan en serio este próximo mes de abril.

El propósito de Durbán II es "fomentar la implementación de la declaración de Durbán". Esa declaración de 2001 afirma que los palestinos son víctimas del racismo israelí y que no existe ningún estado practicante del racismo más que valga la pena mencionarse. Allá por entonces, Estados Unidos e Israel abandonaron la plataforma global del fanatismo del odio con repugnancia.

El 23 de enero, el ministro canadiense de exteriores realizaba la clara declaración de principios de que "Canadá no participará en la conferencia de 2009". Una semana más tarde, 27 senadores enviaban una carta a Rice solicitando que hicieran lo mismo. Sin haber recibido respuesta, el 13 de febrero, durante una audiencia del Senado, el Senador Norm Coleman solicitaba a Rice que hiciera la misma declaración y se negase a "proporcionar credibilidad participando en este proceso". Rice respondía: "No, no hemos realizado esa declaración... no hemos intentado tomar una decisión final en esta materia".

La incapacidad de Rice de reconocer este caballo de Troya pintado de azul ONU representa un impactante revés político.

Apenas en diciembre, Estados Unidos votaba contra todo el presupuesto de la ONU por primera vez en más de dos décadas, porque incluía la financiación para Durbán II. El embajador norteamericano Mark Wallace informaba a la Asamblea General de que Estados Unidos no iba a pagar por "reproducir un evento que fue nocivo para mi país y una deshonra para la comunidad internacional”.

Esta noble postura acompañaba a seis años seguidos de votos norteamericanos contra cada una de las resoluciones "de seguimiento" de Durbán que se ha inventado la ONU. Además, la entidad de planificación de Durbán II es el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, una monstruosidad en la que Estados Unidos ha rehusado participar ya.

De manera que ¿a qué viene la vacilación a la hora de decir al mundo que Estados Unidos no va a participar en nada que tenga que ver con un ejercicio global corrompido por el antisemitismo y la demonización de Israel?

Una aclaración llegaba del enviado del Departamento de Estado Greg Rickman, que informaba a tientas a la Comisión norteamericana Helsinki el 7 de febrero de que, "Dado que esta conferencia tendrá lugar en el 2009, se deja la decisión a la administración posterior". Al margen de que todas las sesiones preparatorias tienen lugar a lo largo de los 10 próximos meses, va a ser la primera administración de la historia en no tomar decisiones que afectan a la sucesora.

Lo que sabemos realmente es que la cobardía moral de Rice ha producido dos resultados inmediatos. El presidente francés Nicolás Sarkozy ha anunciado que se une a ella cruzándose de brazos. "Si nuestras exigencias legítimas no son nunca tenidas en cuenta, nos vamos a desvincular del proceso". Nadie tiene idea de cuáles son sus exigencias, y el historial de votación francés en cuestiones de crítica a Israel en Naciones Unidas no es motivo de alivio. El ministro australiano de exteriores Stephen Smith adoptaba la misma postura utilizando a los americanos como excusa. Los líderes judíos australianos informaban el lunes de que "El ministro está manteniendo un enfoque de esperar a ver qué pasa". Les indicó que "permanecieran en contacto".

Los riesgos de no adoptar una postura clara van más allá del antisemitismo. La agenda de Durbán II fue fijada en agosto, y como dejó claro la Organización de la Conferencia Islámica, estará "centrada" por salvajes acusaciones de victimismo palestino, fomento del odio con la excusa de las viñetas de Mahoma, destrucción de la libertad de expresión, y minar la batalla por poner fin al terrorismo. Con un comité de planificación ejecutiva de Durbán II de presidencia libia, vicepresidencia iraní y delegado cubano, podríamos haber dicho que ya no estamos dispuestos a servir de púgil a costa de la ONU.

En su lugar, Rice escenificó una vergonzosa huida por peteneras. Preguntemos a los candidatos presidenciales si, llegado el 2009, también planean ceder la autoridad política y moral norteamericana a la ONU y participar en Durbán II.

Fuente: Diario de América

 
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