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Con otra justificación ideológica, una nueva Shoah es posible



Y es que la condena del Holocausto no está dando paso a una condena igual de su raíz. El antisemitismo perdura y revive en las proclamas del islamista Ahmadineyad, de los líderes de Hamás y de los libaneses de Hezbolá. En el ámbito del islam la fuerza del antisemitismo fue ya patente cuando el Gran Mufti de Jerusalén prestó total colaboración con el régimen nazi tanto para la expansión de éste como para apoyar la solución final antijudía

Las sirenas resonaron ayer en todo Israel mientras los judíos y ciudadanos decentes del mundo recordaron con dolor, indignación moral o ambas cosas el Holocausto. El drama provocado por el nazismo alemán fue el hito más conocido y lacerante de una secular injusticia. Comenzó con la persecución romana bajo el emperador Adriano y continúa hoy con la agenda islamofascista que la izquierda más “progre” apoya.

Las celebraciones de la que los judíos denominan “Shoah” siguen siendo una llamada de atención para Alemania y los alemanes. Aún siguen preñados de conciencia de culpa y de propósito de la enmienda. Tanto sus ciudadanos como su gobierno todavía tienen presente el gigantesco crimen, de responsabilidad compartida por toda la generación de alemanes que lo consintió, cometido por Hitler. Es así que la canciller alemana Ángela Merkel expresa la “vergüenza que sigue recayendo sobre Alemania” en sede parlamentaria. Pero nada más.

Y es que la condena del Holocausto no está suponiendo una condena igual de su raíz. El antisemitismo perdura y revive en las proclamas del islamista Ahmadineyad, de los líderes de Hamás y de los libaneses de Hezbolá. En el ámbito del islam la fuerza del antisemitismo fue ya patente cuando el Gran Mufti de Jerusalén prestó total colaboración con el régimen nazi tanto para la expansión de éste como para apoyar la solución final antijudía.

Los frentes contra la actual amenaza terrorista son muchos, pero el cultural no es el menos importante. Y en este ámbito del antisemitismo islamista está aún todo por hacer. Es preciso recordar que los prejuicios seculares contra los judíos sólo comenzaron a removerse con la progresión religiosa de los movimientos cristianos puritanos y la Ilustración.

Legalmente fue a finales del S. XVIII cuando los judíos fueron igualados en derechos tanto con la Independencia de las colonias de Norteamérica como con la Revolución francesa. A estos hitos les siguió un goteo de reconocimientos igualitarios por Europa a lo largo del siguiente siglo, pero también una modernización del ignominioso ideario antisemita que desemboca en el nazismo y en el islamofascismo.

Es imprescindible aclarar estas vinculaciones y estos hilos históricos pues sólo así se desvela su génesis y se establece el verdadero significado de una parte de la agenda terrorista e izquierdista. La lucha contra el terror es, también, la lucha contra el antisemitismo.

Fuente: Diario de América

 
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