La narrativa palestina denomina la Guerra de la Independencia de Israel de 1948 como al Naqba -- “la catástrofe”. El nacimiento de un estado judío soberano es así percibido como la raíz de todo mal, porque supuestamente esto cristaliza cómo una pequeña comunidad judía robó sus tierras a los palestinos.
Ese es el mantra recurrente de la historiografía árabe -- un hipersensible foco de atención en discriminaciones y desigualdades. En general, los académicos árabes ignoran el enorme montante de materiales que se encuentran en los archivos de la guerra y se centran exclusivamente en lo que son reclamaciones legítimas o ilegítimas, utilizando resoluciones de la ONU como principio y final de todo.
Aquí estamos, en el 60 aniversario de Israel, y los palestinos son aún la única nacionalidad que se identifica y se define en función de su estatus de refugiados. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ha habido aproximadamente 140 millones de refugiados en todo el mundo. Todos han sido asimilados a excepción de unos -- los palestinos. Ergo, mientras exista el problema del refugiado palestino, el conflicto palestino-israelí continuará.
Y ahora, para ilustrar cuánto tiempo han sufrido los palestinos, la Autoridad Palestina se ha embarcado en una iniciativa nueva para conmemorar el 60 aniversario de Israel, instando a todos los palestinos residentes en la diáspora a converger en Israel por tierra, mar y aire con el fin de implementar a la fuerza el "derecho de retorno" palestino.
El plan -- trazado por Ziad Abú Ein, un alto operativo de Fatah y ministro en funciones para asuntos de los presos en la Autoridad Palestina -- afirma que los palestinos han decidido implementar la resolución 194 de Naciones Unidas, que pide el retorno de todos los refugiados palestinos.
La propuesta de este plan ahora -- al margen de si llega a fructificar alguna vez -- está claramente concebida para avergonzar y perjudicar a Israel durante las celebraciones del aniversario destacando el derecho de retorno y, en esencia, motivar a los palestinos a actuar contra Israel por cualquier medio posible.
El Artículo 11 de la resolución, aprobada en diciembre de 1948, reza que "Los refugiados que desean volver a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos deben tener permitido hacerlo en la fecha factible más temprana, y debería pagarse compensaciones a la propiedad de aquellos que elijan no volver y por la pérdida de, o los daños provocados a, la propiedad que, bajo los principios del derecho internacional o en igualdad, deben cumplirse por los gobiernos o las autoridades responsables".
En la práctica, lo que por supuesto es pasado por alto intencionadamente es el deseo de vivir en paz. Además, lo que no se menciona expresamente es el dato de que el derecho de retorno insta a 4,25 millones de árabes palestinos -- los refugiados de la guerra de 1948 y sus descendientes -- a inmigrar a Israel, convirtiendo en minoría la mayoría judía del país y poniendo fin a la autodeterminación judía en un estado soberano. En otras palabras, su ejercicio solamente tiene un único resultado: el final del estado judío (hablar de asuntos de "derechos" permite a ciertos legisladores y a los académicos evitar decir abiertamente lo que es demasiado peliagudo decir).
En conjunto, el debate del derecho de retorno se basa en una lectura altamente específica de la historia -- la que asume una responsabilidad israelí por crear el problema de los refugiados a través de lo que ellos llaman "limpieza étnica". La compensación a realizar por la parte supuestamente culpable implica el retorno de los refugiados y sus descendientes.
En suma -- 60 años después de establecerse el estado de Israel moderno -- en lugar de buscar caminos para la paz, los palestinos buscan caminos de destrucción. Distorsionar la historia empírica para descubrir presuntos derechos logra crear una animadversión presente e injustificada contra Israel y sigue conduciendo a cada palestino bienintencionado por un camino falsas esperanzas levantadas sobre falsos cimientos.
Fuente: Diario de América
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