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La heroica sublevación del gueto de Varsovia



"Sabíamos perfectamente que no teníamos ninguna posibilidad de ganar. Frente a 220 hombres y mujeres jóvenes mal armados, había un poderoso ejército", recuerda, 65 años después, Marek Edelman, último superviviente de los comandantes de la insurrección del gueto de Varsovia.

"No contábamos con ninguna ayuda. Simbolizaba únicamente la lucha por la libertad. El símbolo de la oposición al nazismo, a la sumisión", explica a la AFP Edelman, quien entonces tenía poco más de 20 años.

El 19 de abril de 1943, los nazis decidieron liquidar el gueto, donde sobrevivían unos 60.000 judíos de los 450.000 encerrados al principio de la guerra. Los otros habían muerto de hambre, frío, enfermedad o gaseados en el campo de Treblinka.

"En realidad, fueron los alemanes quienes fijaron la fecha de nuestra insurrección", apunta Edelman.

"El primer día, atacamos las columnas alemanas que entraron en el gueto para liquidarnos. Tuvieron que retirarse. Fue el día de nuestra victoria total", explica.

"Los alemanes cambiaron de comandante, Hitler nombró a Jurgen Stroop a la cabeza de la operación".

Este general de las SS fue detenido después de la guerra, juzgado y condenado a muerte. Su pena fue ejecutada en 1952, en Polonia.

"Evidentemente, nadie pensaba que podíamos ganar. No éramos idiotas. Sabíamos perfectamente cuál era nuestra situación. El frente del Este formado por el Ejército Rojo todavía estaba muy lejos de Varsovia, en alguna parte de los Urales".

Y el frente de los aliados occidentales, todavía no se había formado.

"Pero nuestra esperanza no era ganar, queríamos defender a la población del gueto, retrasar al máximo su envío a los campos de exterminio", relata Edelman.

El segundo día de la batalla, el movimiento perdió frente a las tropas nazis. "Ahí empezaron los combates en las calles, una guerrilla. Teníamos de nuestra parte a toda la población, conocíamos los pasajes secretos, los lugares donde esconderse. La insurrección duró casi tres semanas".

Las fuerzas nazis, que contaban con 3.000 soldados para aplastar la revuelta, arrasaron con lanzallamas todo el barrio, casa por casa, forzando a los últimos irreductibles, insurgentes y habitantes, a salir de sus escondrijos.

Cuando se había perdido hasta la esperanza, el 8 de mayo, el jefe de la revuelta, Mordechaj Anielewicz, decidió suicidarse haciendo estallar su búnker de la calle Mila, en el que se encontraban junto a él 80 combatientes.

Los últimos 40 insurgentes en vida, entre ellos Marek Edelman, salieron del gueto por las alcantarillas.

Después, se unieron "a la guerrilla, unidades de resistencia que operaban en los bosques", recuerda.

Un año más tarde, este superviviente participaba en la insurrección de Varsovia de agosto de 1944 que costó la vida a 200.000 habitantes de la capital.

Para marcar su "victoria sobre los judíos", Stroop hizo estallar el 16 de mayo de 1943 la mayor sinagoga de Varsovia. Esta fecha es considerada como el final de la revuelta del gueto.

Unos 7.000 judíos perecieron durante esos combates, la mayoría quemados vivos, y 50.000 fueron deportados a los campos de la muerte.

"Los alemanes eran demasiado impacientes. Si hubiesen dejado morir de hambre a la gente, en cinco años todo el gueto se hubiera vaciado. Pero tenían prisa, ya empezaban a sentir que iban a perder la guerra", dice.

Como todos los años, depositará el próximo 19 de abril un ramo de flores ante el monumento de los Héroes de la Insurrección, situado en el último rincón donde la resistencia desafió a los nazis.


Fuente: AFP

 
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