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Israel es el país más legítimo del Medio Oriente (por David Mandel)



Israel cumple dentro de pocas semanas 60 años.

Cualquiera pensaría que un país que ha llegado a esta venerable edad debería ser considerado ya desde hace mucho tiempo un fait accompli (un hecho consumado). Lamentablemente no es así. Su legitimidad y su innegable derecho a existir continúan siendo materia de debates, el más reciente de los cuales tuvo lugar en la Universidad de Oxford en Inglaterra, donde participaron dos judíos anti-sionistas cuya presencia en esta clase de actos es un argumento que usan los antisemitas para atacar a Israel.

El propósito de este artículo es demostrar, no sólo que Israel es un estado legítimo, sino que, comparándolo con otros estados del Medio Oriente, sus credenciales de legitimidad no tienen igual.

El Imperio Otomano fue derrotado en la Primera Guerra Mundial y desmembrado por los aliados victoriosos. De sus ruinas, en líneas trazadas en mapas por los vencedores, surgieron seis estados del Medio Oriente de hoy: Turquía, Siria, Líbano, Jordania, Irak e Israel.

Israel es el único de los seis países donde la mayoría de los habitantes de hoy descienden de la nación que hace dos milenios vivía en el mismo lugar, conservan la misma religión y hablan el mismo idioma que hablaban sus antepasados hace dos y tres mil años. Los habitantes de los otros países no tienen ninguna relación étnica, cultural, religiosa o lingüística con los pueblos que anteriormente habitaban en dichos países. En lo que es hoy Turquía vivían griegos, en Siria arameos, en el Líbano fenicios, en Irak asirios y babilonios, en Jordania edumitas, moabitas y amonitas. Los turcos de hoy hace dos mil años habitaban el centro de Asia, y los árabes de Siria, Líbano, Jordania e Irak vivían en la península arábica.

La creación de Israel fue refrendada por la Liga de las Naciones y por las Naciones Unidas. En la declaración de la Conferencia de San Remo del 24 de abril de 1920 (confirmada por la Liga de las Naciones el 24 de julio de 1922, en el Artículo 22 de la Liga de las Naciones) la Liga de las Naciones dio a la Gran Bretaña como mandato "la administración del territorio de Palestina para establecer allí un hogar nacional para el pueblo judío".

Aunque el 75% del territorio del Mandato fue truncado en 1921 cuando los británicos separaron la zona al este del río Jordán y se la entregaron a Abdullah, de la familia Hashemita, recientemente expulsada de Arabia Saudita por Ibn Saud, asegurando que la zona al oeste del río sería para el pueblo judío, el 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas votaron a favor de un plan de partición de dicha zona entre judíos y árabes, es decir a favor de la creación del Estado Judío de Israel.

En mayo de 1948 Israel declaró su independencia, los ejércitos árabes invadieron y, después de una cruenta guerra donde murieron 6,000 judíos (1% de la población), se firmó un armisticio con fronteras provisionales de facto, las cuales hoy, quienes no las reconocieron entre 1949 y 1967, exigen ser reconocidas de jure.

El territorio que quedó en manos de Israel después de la Guerra de 1967 es considerado por muchos como "territorio palestino ocupado", denominación sin ninguna base legal internacional ya que nunca existió allí un "estado palestino". La región, durante varios siglos, hasta 1920, fue una provincia otomana, que luego fue administrada por los británicos hasta 1948 como "hogar nacional del pueblo judío". Desde 1949 hasta 1967 fue parte del estado de Jordania. Y en 1967 fue ocupada por Israel como resultado de una guerra de defensa.

Si la legitimidad se mide por el éxito económico y social, Israel está en una liga distinta a la de los otros países de la región. Su PBD (Producto Bruto Doméstico) per cápita es US$ 22,073. De lejos siguen Turquía con US$ 6,548, Líbano con $ 6,398, Jordania con $ 2,741, Irak con $ 2,016, y, cerrando la lista, Siria con $ 1,928

Es una paradoja absurda que el país del Medio Oriente con el mayor derecho legal e histórico de legitimidad y el más exitoso del punto de vista económico y social, es aquel al cual sus enemigos, por malicia, ignorancia, o, mas probable, por ambos motivos, tratan de tachar, aún después de 60 años, de ilegítimo.


Fuente: El blog de David Mandel

 
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