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Un museo con memoria: The Jewish Contemporary Museum / EE.UU.



Será inaugurado el 8 de junio próximo el impactante edificio creado por Daniel Libeskind para el Contemporary Jewish Museum (CJM) en la ciudad de San Francisco. El museo estará ubicado en un nuevo distrito cultural de la ciudad, conocido como Yerba Buena, ubicado en el barrio South of Market Street (SoMa), muy cerca del corazón céntrico de la ciudad estadounidense, un destino muy popular entre turistas y locales.

En 1998, el Museo seleccionó al famoso arquitecto de origen polaco Daniel Libeskind para el proyecto de este museo de casi 20.000 metros cuadrados, que reutiliza el edificio de la central generadora de energía de Jessie Street.

Según explican desde el sitio oficial del museo, la central de Jessie Street es una de las joyas arquitectónicas de San Francisco. El diseño de Libeskind creará un espacio contemporáneo, mientras preserva al mismo tiempo la fachada en ladrillo, que se encuentra elegantemente decorada con un marco dentado y angelitos y guirnaldas de terracota. Otros rasgos característicos de este edificio histórico, como las claraboyas y la pasarela serán también renovados.

Este edificio de ladrillos y terracota fue construido originalmente en 1881. Luego del incendio en 1906, el edificio fue restaurado y remodelado en un estilo neoclásico con torres, puerta en forma de arco y diversos atributos romanescos. Luego, sirvió como subcentral eléctrica hasta fines de los 60. Con la apertura del CJM esta obra de gran valor patrimonial será accesible al público por primera vez en su casi centenaria historia.

Un canto a la vida.

Libeskind ha imaginado, en colaboración con el estudio local WRNS Architects, dos volúmenes distintos: un cubo de casi 18 metros de altura que sufre una brusca torsión, y un paralelepípedo de base rectangular que recorre todo el largo de la ex usina. La combinación de estos dos elementos reproduce la expresión hebrea "L’Chaim" ("a la vida"), compuesta por las dos letras "chet" y "yud". Juntos, estos dos caracteres se convierten en el símbolo de la importancia que se le quiere otorgar a la cultura y a la historia, además de ser emblema del desarrollo que ya desde hace tiempo está viviendo el distrito cultural Yerba Buena, donde se inserta el nuevo museo.

La inequívoca arquitectura contemporánea creada por el lápiz de Libeskind preserva, como ya dijimos, algunos de los elementos del viejo edificio, pero sin duda su peculiaridad más importante son los 3000 paneles de acero azul que revisten la estructura. La coloración azulina del revestimiento no es obtenida con pigmentos o pinturas, sino a través de la aplicación de componentes ópticos interferenciales en una fina película (llamada Interference Coatings) que otorgan dinamismo a la fachada externa en la medida en que determinan una coloración siempre distinta según la hora del día y según el tiempo. Gracias a esto, la "piel" del CMJ permanecerá siempre a salvo del deterioro al cual están sometidos los edificios.



La estructura se desarrolla en tres niveles. En la planta baja se encuentran el ingreso principal, un centro de formación, una galería de exposición, el auditorio, la sala de convenciones, una cafetería, la tienda del museo y la cocina para el catering.

El primer piso alberga una galería expositiva más amplia, una galería para eventos especiales y las oficinas administrativas. El piso subterráneo acoge en tanto el depósito y las áreas reservadas a las instalaciones eléctricas y mecánicas.


Fuente: La Voz del Interior

 
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