«Debemos elegir un barrio de Gaza y borrarlo del mapa, así sabrán que vamos en serio: las acciones esporádicas están bien, pero no son suficientes». Las urgencias del titular del Interior, Meir Sheerit, por emprender ya una operación de castigo en la franja sólo fueron el aperitivo de la reunión semanal del Gobierno de Israel celebrada ayer. Una cita de alta tensión, espoleada desde fuera por la oposición de Benjamín Netanyahu, en la que ministros del mismo partido de Ehud Olmert exigieron lanzar de inmediato una política de tierra quemada en Gaza, capaz de terminar con el disparo de los cohetes kassam, e instaron a reanudar las «liquidaciones selectivas». Los asesinatos para decapitar la cúpula política de Hamás, con mención especial al jefe del depuesto Gobierno islamista, Ismail Haniye, al que el titular de Vivienda, Zeev Boim, se ha referido como «la cabeza de la serpiente».
El gabinete se reunía en Jerusalén apenas unas horas después de, el sábado por la noche, uno de los 40 artefactos caseros disparado este fin de semana desde la franja hiriera de gravedad en la localidad de Sderot a un joven de 19 años y a su hermano, de sólo 8, al que le fue amputada una pierna en el hospital Barzilai de Ashkelon.
El impacto de la mutilación sufrida por el niño Osher Twito sacaba ayer a la calle a centenares de vecinos de Sderot, que acudieron en protesta a bloquear el principal acceso a la Ciudad Santa a la misma hora en que Olmert recibía a su Consejo de Ministros. Los reclamos de Sheerit -«cualquier otro país habría ido ya y arrasado el área, que es lo que el Ejército debe hacer: erradicar todas las ciudades de Gaza desde las que se lanzan los kassam»- dejaron en tibias las advertencias de Tzipi Livni.
La ministra de Asuntos Exteriores y jefa del equipo negociador del proceso de paz con los palestinos subrayó que «no hay esperanza de ningún tipo de paz o de visión del Estado palestino que incluya la franja de Gaza sin un cambio real sobre el terreno: no hay esperanza para el pueblo palestino con Hamás». Incluso el mensaje del implacable titular de Defensa, Ehud Barak, palideció frente a las exigencias oídas ayer durante la sesión del gabinete. «Continuaremos actuando hasta que acabemos con los kassam», dijo durante una visita ayer a Sderot.
No hubo reacción aparente de Olmert a las presiones de sus ministros. El jefe del Gobierno entró a la sesión celebrada ayer en Jerusalén prometiendo que alcanzarán «a todos los terroristas» y salió de ella declarando que «la ira no es el camino», poco antes de marchar a Alemania, donde hoy lunes se reunirá con Angela Merkel para hablar de la amenaza iraní.