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El fantasma de la escasez de agua ronda de nuevo a Israel



La escasez de agua es un hecho de la vida diaria en Israel, donde la industria, la agricultura y la vida urbana moderna compiten entre sí por los limitados recursos hídricos de su medio ambiente, en gran parte semiárido. La pluviosidad no está distribuida uniformemente en el país y la temporada de lluvias es corta. Las cantidades anuales varían entre casi mil milímetros en el extremo norte del país y treinta y un milímetros en su punto más meridional. La temporada de lluvias dura cuatro meses, de noviembre a febrero, con una pluviosidad que varía de año en año.

El consumo de agua, que emplea hasta el límite el suministro básico, ha obligado a Israel a construir un elaborado sistema de almacenamiento y distribución de agua y a buscar fuentes adicionales. Esta búsqueda, que ha estado estrechamente relacionada con el desarrollo del país desde la década del treinta, ha llevado a buscar maneras de transportar el agua a las áreas áridas, así como a soluciones no convencionales y nuevos métodos para aumentar los recursos existentes. Los problemas son abordados con espíritu innovador, desarrollándose métodos agrícolas de ahorro de agua, “siembra de nubes” y utilización de aguas residuales purificadas.

La cantidad total de agua que es práctica y económicamente apta para el uso -llamada “el balance de agua”- se estima en unos mil setecientos millones de metros cúbicos al año. Esta cantidad también representa el máximo previsto de agua potable autorrenovable. Otros doscientos millones de metros cúbicos de agua salobre puede utilizarse luego de pasar por procesos de desalación.

Aunque la pluviosidad total de Israel es varias veces mayor que el “balance de agua”, sólo un tercio de éste es utilizable. Aproximadamente un sesenta por ciento se evapora y un cinco por ciento fluye hacia el mar y es demasiado difícil o costoso recuperarlo. El treinta y cinco por ciento restante se filtra hacia el subsuelo, acumulándose en depósitos acuíferos naturales.

Israel cuenta con dos grandes depósitos de agua fresca -uno bajo la sierra central que atraviesa el país de norte a sur, y el otro a lo largo de la llanura costera- y varios depósitos acuíferos más pequeños. La sierra de Judea y Samaria es el área de reaprovisionamiento natural de varios de los mayores y más importantes depósitos subterráneos. El agua de lluvia que se acumula en las superficies rocosas expuestas de las colinas se filtra a través de varios substratos, fluyendo en todas direcciones como aguas subterráneas. La región de Judea y Samaria contribuye a las corrientes subterráneas en los sustratos desde el Valle de Beit Sheán en el norte a Beer Sheva en el sur. Aproximadamente la mitad de los recursos de agua potable del país proviene de esta área.

Hoy en día Israel utiliza más del noventa y cinco por ciento de su balance de agua fresca y prevé que necesitará mayores cantidades en el futuro. El consumo en todo el país durante 1994 fue de casi dos mil millones de metros cúbicos. La diferencia entre ese consumo y el balance de agua de mil setecientos millones de metros cúbicos fue cubierta bombeando en exceso aguas subterráneas y utilizando aguas residuales purificadas para la irrigación. El bombeo excesivo produce un déficit que deberá ser reabastecido eventualmente, y que aumentó debido a una serie de años secos en la década del ochenta, en una magnitud equivalente a un año completo de consumo. Esfuerzos de conservación posteriores y el reaprovisionamiento activo de los depósitos acuíferos han mantenido a raya el problema.

Un extenso sistema de distribución de agua le permite al país superar las limitaciones en el suministro de varias áreas. El sistema comenzó con acueductos regionales y se expandió a sistemas interregionales. Desde entonces se ha desarrollado una red nacional, centrada en el Acueducto Nacional. Construido en un período de diez años, el acueducto trasporta agua de las regiones del norte y el centro del país al sur semiárido, usando tubos gigantescos, acueductos, represas, túneles, embalses y estaciones de bombeo. La mayoría de los acueductos previamente independientes se han conectado a él, formando una red integrada desde Metula en el norte a Eilat en el sur, y desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.

Considerado uno de los más desarrollados y versátiles del mundo, el sistema distribuye en una hora la misma cantidad de agua proporcionada en todo 1937, y en un día la cantidad total distribuida en 1948. Sus seis mil quinientos kilómetros de tuberías llegan a todos los rincones del país y suplen todas las necesidades.

Luego de emplear casi todos sus recursos hídricos y a pesar de promover enérgicos programas de conservación, la cantidad básica de agua del país sigue siendo apenas suficiente. Por lo tanto, Israel desde hace tiempo considera una misión nacional el aprovechamiento adecuado de los recursos existentes y buscar nuevas fuentes para el futuro. Estos esfuerzos se han centrado en los siguientes aspectos:

-Utilización de las aguas desbordadas de las lluvias de invierno: estas aguas, recolectadas en lagos artificiales (de los cuales ciento veinte fueron construidos en la última década), son usadas para la irrigación y, cuando es posible, para reabastecer los depósitos acuíferos. Los lagos también retienen las aguas residuales purificadas y aguas en tránsito de una región a otra. El reabastecimiento de los depósitos acuíferos también ayuda a impedir la evaporación y, en las áreas costeras, la intrusión de agua de mar. Una vez bajo tierra, el agua es disponible para su bombeo cuando sea necesario.

-Reutilización de aguas residuales residenciales e industriales purificadas: de aproximadamente trescientos millones de metros cúbicos por año, ésta es la mayor fuente de agua que aún no se ha desarrollado plenamente. Más de un tercio de esta cantidad es utilizada hoy en día en la agricultura, especialmente para los cultivos de algodón y frutas, productos que no yacen directamente en la tierra. El resto es usado para reabastecer aguas subterráneas o simplemente se deja correr hasta los ríos y los mares debido a la falta de instalaciones de depósito.

-Desalación: Israel cuenta con unas treinta plantas de desalación, la mayoría de ellas en el área de Eilat. Las más grandes utilizan el proceso de osmosis inversa para tratar veintisiete mil metros cúbicos diarios de agua salobre, supliendo así la mitad de la demanda de Eilat. Toda el agua salobre disponible en la región de Eilat-Aravá es desalada hoy en día. El futuro de la desalación se centra en el agua de mar como fuente y depende de que se encuentren maneras de hacer que el proceso sea eficiente en relación al costo.

-Aumento de la pluviosidad: la siembra de nubes con cristales de yoduro de plata, llevada a cabo sobre la cuenca del Kineret desde 1976, ha aumentado la pluviosidad anual en el área en un quince a dieciocho por ciento. La Organización Meteorológica Mundial mencionó el programa israelí como el único en el mundo que demuestra estadísticamente un éxito significativo.

-Conservación: siendo el método más confiable y menos costoso para aumentar los recursos hídricos del país, el desafío que representa es enfrentado actualmente en todos los sectores.

En la agricultura, los avances en la tecnología de la irrigación, como la irriagación por goteo y las microregaderas, han reducido la pérdida de agua en hasta un veinte por ciento. La irrigación utilizando métodos de administración computarizados incrementa estos logros.

En la industria, se están introduciendo gradualmente instalaciones especiales de reutilización y están siendo rediseñadas con fines de conservación las instalaciones de enfriamiento y otros aparatos de gran consumo de agua. Estas medidas han hecho de la industria un líder en la conservación de agua, con un aumento de consumo industrial calculado de cien millones de metros cúbicos en 1989/1990 a ciento treinta millones de metros cúbicos en el año 2000.

En el gobierno municipal, los esfuerzos de conservación se centran en las mejoras de la efectividad administrativa, las reparaciones y el control de los sistemas de agua municipales. Los parques fueron puestos bajo un régimen de conservación que incluye la selección de plantas que requieren menos agua, el riego nocturno y con frecuencia mínima y la utilización de sistemas de riego tendientes a la conservación. Las medidas de conservación se aplican en todas las instituciones públicas bajo jurisdicción municipal, incluyendo a las escuelas.

En los hogares, instituciones centrales y municipales instan a los ciudadanos a ahorrar agua. La consigna “no derrochar ni una gota” es conocida en cada hogar en Israel, subrayando la dependencia del país con respecto a uno de sus recursos más limitados.

Mekorot Ltda. es la compañía nacional de agua de Israel, responsable por la administración de los recursos hídricos del país, el desarrollo de nuevas fuentes y asegura el suministro regular de agua a todos los lugares y para todos los propósitos. Fundada en 1937 y con sede en Tel Aviv, Mekorot ha cavado mil trescientos pozos, ha instalado setecientas estaciones de bombeo (más de tres mil bombas en operación), ha construido seiscientos embalses y ha tendido seis mil quinientos kilómetros de tuberías. Además, controla la calidad del agua en sus laboratorios biológicos, construye y opera plantas de desalación y fluorización, y realiza operaciones de siembra de nubes.


Fuente: Mundo Israelita

 
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