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Venezuela pretende boicottear a Israel, por Riolama Fernández



UN PINO POR UN JUDÍO
El moderno Estado de Israel se formó en 1948, luego del holocausto nazi en la Segunda Guerra Mundial, donde fueron discriminados, humillados y asesinados seis millones de judíos. En conmemoración a ellos, se sembró en Israel un pino por cada judío muerto en el holocausto, es decir, se sembraron seis millones de pinos en el desierto de Judea, donde aún sobreviven fuertes, pujantes y verdes, y aunque no alcanzan la altura de sus parientes de Canadá y Europa, han logrado reproducirse, contradiciendo todos esos conocimientos de fisiología vegetal, tan académicos y exquisitos, que suelen ser pesadilla diurna de quienes no lo poseen y están en el deber de aplicarlos. Contra todo pronóstico científico, religioso y político hoy el desierto de Judea es un incipiente bosque de pinos apto para lo supervivencia en las condiciones más extremas.

Israel no tiene más fuente de agua dulce que el río Jordán y el lago de Galilea, pero tiene los mejores cultivos del planeta tierra. La superficie territorial de Israel es tan irrisoria, apenas 145 km de largo por 135 de ancho, la mayor parte es desierto y mar, pero cultivan hasta en los bordes de las carreteras y hasta al frente del mar Muerto entre los desiertos de Judea y Cisjordania a 40 ºC.

Tienen un desarrollo tecnológico que supera al de países más grandes y poderosos. No tienen petróleo, ni agua ni hidroelectricidad lo que a Venezuela le sobra hasta para regalar y botar como lo hace, pero no falla la luz nunca y la presión del agua es tan fuerte que si te descuidas te hace chichones en la cabeza cuando te duchas.

La población entera goza de todos los servicios por igual. No tienen oro ni metales de ningún tipo, pero sí a los mejores joyeros del planeta. No tienen petróleo pero las calles no tienen huecos. No tienen bosques sino desiertos, pero transforman desiertos en bosques. Toda la población es culta y educada, cada quien habla entre cinco a ocho idiomas, incluyendo el hebreo, el inglés, el árabe e incluso el español.

Usted puede caminar por la playa del Mediterráneo a cualquier hora del día o de la noche sin que le atraquen, violen ni maten. Usted no verá nunca a un policía ni un soldado en la calle, pero hay seguridad y su Ejército es de los mejores del mundo. Las casas no tienen rejas ni en las puertas ni en las ventanas y permanecen con el color natural de la piedra, recordándome a la Ciudad Bolívar que mi padre me enseño a amar, esa que ya no existe, la ciudad de casas blancas y crema, de las fotos de la historia.

El Estado de Israel se formó con Kibbutz, estilo de vida comunitario, pero prevaleció el respeto a la libertad e independencia de los hijos de realizar una profesión distinta a la del padre. Hoy Israel es un Estado democrático de verdad, altamente productivo, vive fundamentalmente de la venta de su tecnología desarrollada a base de intelecto puro, con independencia económica y libertad y prosperidad ciudadana, su principal recurso es el hombre con su intelecto y su trabajo.

Sin duda es impresionante que algunos venezolanos crean que pueden boicotear a Israel, cuando ellos sin tener nada de lo que a nosotros nos sobra viven con niveles de excelencia, prosperidad y eficiencia. Mientras en Venezuela la mayor parte de la población tiene déficit de agua potable, luz eléctrica, vivienda y demás servicios, la mayor parte del territorio son tierras ociosas, no se aprovecha el potencial turístico, se desforesta el bosque para sacar oro y demás metales a los que no se le da valor agregado.

En lugar de pretender boicotear se debe pretender aprender de Israel. Dios me ha dado la oportunidad de conocer y disfrutar de lugares realmente impresionantes tanto dentro como fuera de mi país, sin embargo, aunque parezca inexplicable para muchos, dudo que algo pueda impresionarme más que ver los pinos crecidos en el desierto de Judea, ante eso yo no me quito el sombrero (símbolo de respeto en Venezuela) sino me dejo el sombrero puesto, lo que es respeto para el pueblo judío.

Fuente: Correo del Caroní

 
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