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El infierno, en Gaza, por Carlos E. Rodríguez



Se observan y leen una cascada de opiniones, por supuesto legítimas, pero muy equivocadas, que expresan la mayor dureza contra Israel al tiempo que una sorprendente indulgencia, que parece mucho menos aceptable, para con el terrorismo.

Lo que está sucediendo en Gaza es terrible, por supuesto, y es necesario que se detenga la matanza a uno y otro lado, pero me parece una vileza el recriminar a las víctimas del terrorismo que se defiendan. ¿Hay alguna forma de ejercer esa defensa que no sea el ataque armado al corazón del terrorismo agresor? ¿Hubieran podido las democracias europeas defenderse con buenas palabras de la agresión nazi?

Las democracias no tuvieron otro remedio que llevar, con la inolvidable y generosa ayuda de Estados Unidos, el contraataque defensivo hasta el mismo corazón de la Alemania nazi. De igual manera que Israel, único país democrático de la zona de Oriente Medio, no tiene ahora otra alternativa que llevar el contraataque defensivo hasta el mismo corazón del terrorismo, lo que por cierto conducirá, antes o después, ojalá sea pronto, al terrible Irán nuclearizado de los Ayatollahs, probablemente la mayor amenaza a la civilización y las libertades desde los tiempos de Hítler.

Este apacible periodista tiene viejo afecto hacia Palestina, y algunos importantes dirigentes históricos palestinos podrían certificarlo. Se perfectamente que es falso e injusto meter a todos los palestinos en el infame saco de Hamás, como había muchísimos alemanes que no eran cómplices, sino víctimas, del terror nazi. Siempre he creído que algún día judíos y palestinos podrán vivir juntos en un Oriente Medio democrático y compartido, y que ese día será un momento estelar de la Humanidad.

Semejante al inolvidable sueño de Luther King de que “un día los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos propietarios de esclavos se sentarán juntos a la mesa de la fraternidad”, lo que por cierto ya ha sucedido en Estados Unidos, es posible soñar que algún día, en el Oriente Medio, los hijos de Israel y los palestinos también se sentarán juntos a la mesa de la fraternidad. Sin embargo, para que esto suceda algún día, es imprescindible que la opinión pública internacional cobre conciencia de la magnitud de lo que está en juego en el infierno actual de Oriente Medio. Liberar al pueblo árabe del islamismo radical es tan necesario como lo fue liberar Alemania del nazismo. Al fin y al cabo, son dos caras del mismo horror.

Era un sueño, un bello y hermoso sueño pero sueño al fin y al cabo, pensar que algún día un norteamericano de color, un “afro americano” como se dice, entraría en la Casa Blanca no como invitado, sino como anfitrión. Pero ahí está, a pocos días ya de hacerlo, Barack Obama, hombre por cierto muy consciente del significado y valor histórico del Estado de Israel y que sabrá proteger lo que debe ser protegido. Parece ahora un sueño irrealizable, pero estoy convencido de que un día, más temprano que tarde, habrá en Oriente Medio un gobierno en el que se sentarán juntos, defendiendo valores comunes, buenos israelíes y buenos palestinos. Todos juntos recordarán como una horrible pesadilla estos tiempos de Ben Laden, Almadineyah, el fundamentalismo islámico, Hamas y tantos otros porta-estandartes del terror.

Fuente: Diario Crítico (España)

 
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