PARA LEER CON MAYOR COMODIDAD PODES

Odio y terror por Jaime S. Dromi



El grave ataque terrorista en Mumbai fue preparado y ejecutado por fanáticos dispuestos a morir para alcanzar los fines de una ideología maquiavélica. Nueve de ellos fueron muertos durante el ataque y por intermedio del décimo terrorista que fue apresado, se supo que eran parte de un grupo de treinta reclutas y por lo menos otros diez, que escaparon, están en la India listos para actuar nuevamente en otro atentado.

O, a esta altura, pueden estar en cualquier parte; no sería raro que alguna célula se encuentre en el estado de la Florida, donde ya en ocasiones anteriores, han estado viviendo mezclados con la población local. Todos los terroristas muertos y el que está detenido son musulmanes, prácticamente todos los terroristas, en todas partes, son islamofascistas, aunque no todos los musulmanes sean terroristas, sólo que esos que no lo son tienen miedo de hablar, ya que el terrorismo no ataca sólo a cristianos, hindúes y judíos, sino que ataca a quien sea de cualquier confesión, incluso musulmanes que no estén de acuerdo con ellos. Para el islamofascismo quien no piensa como ellos (el resto del mundo que no participa del Yihad), son malvados infieles que no merecen gozar de la vida.

No cabe duda de que esos diez (o más) listos para atacar, están en una ciudad como Mumbai, que tiene unos 14 millones de habitantes. Más que el doble de la población total del Estado de Israel, que es realmente un baluarte de la libertad y de la democracia en toda esa región y, justamente por eso, es que el mundo no debe criticar a Israel porque sabe defenderse, sino tomar un ejemplo de ella y prepararse para combatir al terror en todas partes. El ataque en Mumbai no es un hecho aislado, sino más bien parte de la guerra que el terrorismo lleva contra el mundo, contra las libertades humanas, contra la democracia, contra la civilización occidental y contra el modernismo. Desde niños, en las madrasas, los libros sagrados musulmanes enseñan a justificar la muerte, mientras que los libros sagrados judíos y las posteriores enseñanzas judeocristianas iluminan el gozo y el derecho a la vida.

Muchos periodistas que se autollaman progres pero que todo lo que tienen es un odio trastornante antiamericano y --sin embargo-- darían su vida por habitar en esta odiada ''Yanquilandia'', para gozar de la libertad que se respira en este país, se dedican a endosarle la culpa a Bush y a la guerra contra el terror por éste y otros muchos ataques terroristas; pero la verdad es exactamente lo contrario. La guerra no comenzó con Bush, ni siquiera con la creación de Pakistán en 1947, ni con el renacimiento de Israel en 1948, sino que es una extensión de la voluntad islámica por conquistar el mundo. En Europa, grupos extremistas asesinan a personajes marcados por el odio musulmán, desde el siglo XI, mil años atrás. Ataques terroristas y asesinatos están embebidos en la estructura interior del islamofascismo y son parte integral del fanatismo musulmán y las costumbres árabes. Sangre y corrupción hacen cambiar gobiernos entre los mandatarios musulmanes, pero la corrupción no se limita a esas regiones, ya infectó a casi todo el mundo, aunque solamente se la castiga en los países democráticos.

Es nuestra obligación, como ciudadanos amantes de la paz, el orden y la democracia, luchar por nuestros ideales, aunque el pago inmediato no sea el que debiera ser. Muestra de ello es la humillación de nuestro presidente durante su visita a Irak, donde miles de soldados americanos han dado su vida e invertido miles de millones de nuestro erario, para que los árabes tengan libertad y democracia; y ese periodista, resentido social, le tire los zapatos, que es una de las peores ofensas en esa región. Si nosotros no hubiéramos sacado a Saddam Hussein, ese periodista y toda su familia habrían sido ya fusilados y ciertamente esas manifestaciones a favor de ese tipo, nunca hubieran existido. Los árabes de Siria, Irak, etc. tienen costumbres malsanas para ellos mismos: un asesino terrorista de una familia entera, donde mató a una niñita de 4 años rompiéndole el cráneo, fue condecorado por el presidente del Líbano y el presidente de Siria. Que sigan plantando maldad y sus cosechas serán dolor y muerte.

Quiera el Todopoderoso concedernos una época de paz y bendición, para que nuevamente podamos gozar del bienestar de vivir en un país libre y justo, que respeta los derechos humanos de todos sus habitantes. Felices fiestas a todos mis lectores. ¡Amén!

Fuente: El Nuevo Herald

 
ir arriba