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Era un desierto, ahora es Eilat!!!



Los viejos de esta ciudad árida, donde el desierto se encuentra con el Mar Rojo, aún recuerdan la época en la que el hielo era un lujo y los habitantes veían sus jardines cocerse hasta quedar crujientes la mayor parte del año.

Sin embargo, si se le pregunta a Einav Arush, de 22 años, sobre su experiencia con la escasez de agua, levanta la cabeza por la confusión. No pienso en el agua. Nuestra ciudad resolvió ese problema “hace mucho tiempo”, dice.

La solución fue la desalinización, el proceso de convertir agua de mar en agua dulce, separando los compuestos salinos y dejando atrás las moléculas de agua pura.


En seis décadas, Eilat pasó de ser un puesto de avanzada del Ejército a una ciudad portuaria próspera y destino turístico. Desde 1982, la planta desalinizadora local ha satisfecho todas las necesidades de agua de la ciudad.

Situada en el extremo sur del desierto de Arava, Eilat no cuenta con suministro propio de agua dulce y tiene una precipitación escasa. Los turistas solían traer barriles de agua en las vacaciones. Los habitantes solían lavar la ropa en cubetas.

Hoy, Eilat está salpicada de árboles, decorada con flores y pastos verdes y llena de piscinas. “Todavía no tenemos lluvia, pero ahora todo parece el paraíso”, dijo Mimí Sesta, de 54 años, cuya familia ha sido propietaria de un bar en la playa por al menos 30 años.



Yossi Shmaya, gerente de la planta desalinizadora de Eilat, propiedad de la compañía nacional de agua del Estado, lo expresa sin rodeos: “Sin la planta, no habría ciudad”.

El agua desalinizada representa más de la mitad del agua dulce que se usa en el Medio Oriente y norte de África, de acuerdo con la Asociación Internacional de Desalinización, un grupo del gremio. Alrededor de 15% del agua usable de Israel proviene del mar.

Encontrar un suministro estable de agua ha sido un problema desde la fundación del Estado hace 60 años. Se comparten todas las principales fuentes de agua del país el río Jordán, el mar de Galilea y los acuíferos subterráneos con sus vecinos árabes.

“Dios nos dio mucha agua en el océano, pero no demasiada en tierra. Con la tecnología correcta, eso significa que podemos crear agua suficiente para todas nuestras necesidades y también para nuestros vecinos”, dijo Alon Tal, un experto en política del agua, nacido en Estados Unidos, del Instituto Zuckerberg para la Investigación sobre Agua de la Universidad Ben Gurión de Israel.

La planta produce cuatro niveles de agua utilizable. La más pura se bombea a las casas y grifos en toda la ciudad. El siguiente nivel va a docenas de hoteles para usarla en piscinas. El siguiente, se utiliza para irrigar los jardines y patios municipales. El último, de agua menos pura, se bombea a los invernaderos y huertos de la región para uso agrícola.



La agricultura representa la mitad del uso diario de agua en Israel, una asignación que proporciona una exportación próspera de frutas, vegetales y plantas de ornamento.

Un estudio gubernamental israelí de 2002 sobre los recursos acuíferos descartó cualquier cambio radical en el sector agropecuario, ya que hacerlo significaría abandonar la ideología fundamental del Estado judío de hacer florecer el desierto. Einav Arush, una gerente de hospitalidad del Hotel Princess de Eilat, dice que los habitantes más jóvenes dan por sentado el recurso. “Mi abuela habla de cuando el agua era más preciosa que el petróleo. Pero creo que mis amistades y yo vivimos en una burbuja. Somos unos consentidos”, dijo.

La planta desalinizadora más grande de Israel es la de Ashkelon, en el mar Mediterráneo. Produce alrededor de 80 millones de galones al día.

Fuente: NYT

 
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