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«El Holocausto nos llena de vergüenza»



Israel colocó la alfombra roja y la bandera de Alemania en lo más alto de su Parlamento para subrayar la reforzada alianza entre ambos países seis décadas después del Holocausto y lo hizo ayer, para recibir en el salón de Plenos de la Cámara a Ángela Merkel.

La práctica totalidad de los diputados, más un millar de invitados, incluidos numerosos supervivientes del genocidio y líderes judíos, cristianos y musulmanes, ocuparon asiento para asistir al histórico acontecimiento, con el que Merkel se convertía ayer en la primera jefe de un Gobierno extranjero en subir al estrado de la Knesset para pronunciar un discurso. Y además, en idioma alemán.

Sabedora de la expectación y del privilegio, no falto de polémica, que ha acompañado a esta excepción, la canciller hizo los honores al anfitrión ofreciendo una declaración intensa, llena de calor hacia Israel, con la que quiso sellar las renovadas relaciones de hermandad con el Estado judío, fraguadas durante tres días de visita oficial que culminaron ayer. Y con las que se metió en el bolsillo al cualificado auditorio, que se puso en pie para aplaudir.

Sentimiento de culpa

La canciller inició el turno de palabra con unas frases en hebreo, pero fue su referencia al sentimiento de culpa patente en Alemania por la matanza nazi lo que conmovió a los más escépticos. Nacida y criada en la vieja República Democrática, que siempre se declaró ajena a toda responsabilidad en el genocidio, Merkel dijo que «la Shoa (Holocausto) nos llena a los alemanes de vergüenza. Me inclino ante las víctimas. Me inclino ante los supervivientes y ante todos los que les ayudaron para a sobrevivir». Y añadió, «el asesinato masivo de seis millones de judíos, ejecutados en el nombre de Alemania, ha provocado un sufrimiento indescriptible al pueblo judío, Europa y el mundo entero».

La líder democristiana entró de lleno en los asuntos de la agenda política al proclamar su comunión con Israel en lo que afecta a su seguridad, una comunión que centró en el apoyo a la lucha contra el régimen de Teherán -«Alemania presionará para lograr mayores sanciones», prometió-, pero que también hizo extensiva al lanzamiento de cohetes caseros desde Gaza. «Lo digo muy claro, el disparo de Kassam debe parar, los ataques terroristas son un crimen».

Por si no había quedado bien explicado, insistió: «En este lugar, quiero enfatizar que la histórica responsabilidad alemana con la seguridad israelí es parte fundamental de la política de mi país: eso significa que para mí, como canciller, la seguridad de Israel no es negociable».

El laudatorio discurso de Merkel estuvo precedido por el no menos afectuoso del primer ministro, Ehud Olmert, que se refirió a las relaciones cristalizadas entre los dos países como «un ejemplo principal de la capacidad humana para superarse». Con antelación, el jefe del Ejecutivo hebreo ya se había anticipado al apoyo de su colega alemana frente al régimen de los ayatolás al avanzar que «la amenaza nuclear iraní es un peligro para la estabilidad de toda la región y para la paz del mundo.... No tengo duda de que tu posición y la de tu Gobierno en este asunto ha recorrido y va a recorrer un largo trecho en ayuda del frente internacional contra las ambiciones iraníes».

«Me inclino ante las víctimas, ante los supervivientes y ante todos los que les ayudaron» «El disparo de Kassam debe parar, los ataques terroristas son un crimen».

Fuente: ABC

 
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