
Son asimismo terroristas los integrantes de Hisbolah, la Yihad Islámica, Al Qaeda y todas aquellas organizaciones que emplean el terror para “convencer” al adversario de sus ideas, objetivos y programas. Son tan terroristas como la misma ETA, otra organización que emplea la violencia irracional para lograr la independencia del País Vasco, tan español como la Región murciana o Andalucía.
Este es el marco en el que se desenvuelven los hombres que han convertido el Islam o a un determinado Estado o Nación en plataforma o lanzadera con la más brutal de las consecuencias. El terrorismo islamista, que el inefable Zapatero quiere convertir en una Alianza de Civilizaciones, mezclando churras con merinas, es el adversario a batir por el mundo occidental y por aquellos países que viven en la tremenda agonía de una supervivencia llena de riesgos e infinitos problemas.
Pero esto, la izquierda, especialmente la izquierda española, no lo ve. Trata de convertir, en el último caso, héroes internacionales a los terroristas de Hamas, que luchan y combaten a Israel, para alcanzar unas metas plausibles, cuando son ellos, en infinidad de casos, los que utilizan a niños y mujeres como escudos humanos y ofrecer a los países teóricamente amigos, una imagen de horror, como recientemente ha dicho el subsecretario de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas: “Hamas ha hecho uso irresponsable y cínico de instalaciones civiles y el indiscriminado disparo de cohetes contra poblaciones civiles, lo que representa una clara violación de los derechos humanos”.
Esta es la verdad y la realidad de unos hechos que repugnan la conciencia colectiva del mundo internacional.
Dicho todo esto solo me resta agregar que naturalmente estoy con el pueblo palestino para que sea reconocido y se cree un estado civilizado, democrático y próspero. Ha habido muchos intentos para lograrlo, pero han sido ellos mismos, los dirigentes palestinos extremistas, quienes han dinamitado cualquier intento de paz.
La actual situación es que el mundo árabe e islámico tiene un único objetivo imposible de aceptar: arrojar a los israelíes al mar, y destruir a la nación judía, especialmente países como Siria o Irán, máximos culpables del apoyo al terrorismo, así como Arabia Saudí y los Emiratos Arabes, como también hace años hicieron Argelia, Libia y Yemen a favor de la organización terrorista ETA.
El gobierno español pro árabe – como Franco en su momento –se equivoca como hace con Cuba – como también hizo Franco- con una política exterior basada en una supuesta “hermandad” con el desorbitado mundo islámico, que ahora mismo tiene como objetivo prioritario, arrojar a los españoles de Melilla y Ceuta. Lo demás es cuento chino… así de claro.
Fuente: VegamediaPress (España)
