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Traigamos de vuelta a los sefardíes, por Francisco Segura



Los sefardíes eran españoles de pleno derecho, como cualquier castellano católico. No invadieron España como hicieron los musulmanes, ni debieron ser expulsados nunca de nuestro país, que era el suyo. Aquello si que fue una limpieza étnica, al contrario que la expulsión de los moros, que fue el desenlace habitual de una prolongada guerra contra invasores, que habían llevado a cabo numerosas masacres de la población autóctona. En momentos puntuales de nuestra historia, ciudades costeras o islas españolas fueron igualmente invadidas por bárbaros del norte, que luego también eran expulsados.

No pretendo hacer un recordatorio de datos históricos, que existen. Solo quiero sugerir algunas ideas que me parecen perfectamente plausibles en la España actual, la de Rajoy, Zapatero, Gallardón o PRISA.

Tal vez por la servidumbre del petróleo y del poder corruptor de los petrodólares, o por propio anticatolicismo, Zapatero está inundando a España de norteafricanos y de musulmanes en general, que no van a traer más que problemas graves innecesarios. No es que vengan los africanos, es que los atrae con sus “papeles para todos”. Mientras que en las provincias vascas se practica una suerte de limpieza étnica contra los españoles no nacionalistas, parece estar llevándose a cabo, en todo el territorio nacional, una discriminación positiva de lo musulmán, quizá como pretendida compensación a su expulsión en el siglo XV, previa reconquista de los terrenos que habían subyugado.

España no tiene que compensar a los moros. Son ellos los que deberían pedirnos perdón por invadirnos y masacrarnos antes y ahora (11M), a la vez que compensarnos económicamente por todo el daño ocasionado.

Corremos el riesgo de que, consciente o inconscientemente, Zapatero nos esté preparando un futuro conflicto armado, un conflicto civil, inundando España de musulmanes y dándoles estatus de privilegio, de casta dominante a la que no se aplica según que leyes, normas o reglamentos. Ya sabemos el nulo grado de integración y de asimilación cultural que tienen los seguidores de esa religión, que creo debería estar prohibida, por la violencia que predican y practican.

En el prolongado acoso islamista contra Israel, el Gobierno de Zapatero se decanta a las claras a favor de los terroristas palestinos y en contra de los judíos. Apoya a los países acosadores o agresores y, seguramente, participa de la opinión de Mahmud Ahmadineyad en su afán de echar a los judíos de Israel, arrojándolos nada menos que a Islandia. ¿Para que se conserven bien con el frío?

Pues bien, si la comunidad internacional es incapaz de proteger la integridad territorial de Israel, ni la física de sus habitantes, si no va a conseguirse paz para los primeros defensores de Occidente, y estos van a seguir siendo criminalizados por defenderse, lo mejor que podríamos hacer, lo más justo, sería invitarlos a instalarse en España previa venta de sus actuales territorios a Siria (es un decir) y previo traslado piedra a piedra de sus lugares santos más significativos. Compensarles por las casas y terrenos que les arrebatamos en su día, con mucho más merecimiento que la ayuda que obtienen muchos pueblos del Estado Alemán que ya no es nazi. Debería ser un objetivo compartido por la ONU y la OTAN, como lo fue el restaurar parte del Israel original después de la 2ª Gran Guerra Mundial. Posiblemente un hecho así permitiría renegociar nuestra posición e influencia en Europa. Seríamos un país mucho más poblado y ejemplar, con más peso, recursos e influencia. Seríamos misericordiosos con un pueblo perseguido y envidiado, que ha sufrido horrores en parte por nuestros antepasados compatriotas.

¿Cómo podría conseguirse la integración de esos millones de israelitas en España?

Por ejemplo, en Cataluña vivían muchos judíos que fueron expulsados injustamente. Que se rasquen los catalanes el bolsillo insolidario y los compensen con largueza y justicia. Que les habiliten colegios que impartan las clases en sefardí. Que el sefardí sea lengua co-oficial en toda España. Que el Estado Español les transfieran terrenos, torres, pazos, barracas, casas solariegas, caseríos, cortijos, playas, sinagogas. A fin de cuentas, sobra oferta inmobiliaria en España y Zapatero no tendría problemas en endeudarnos un poco más aun, con un nuevo fondo, durante unas cuantas generaciones más. ¡Ya puestos! Seguramente sería más justo que llenar de millones los bolsillos a banqueros espabilados, de esos que perdonan créditos a los partidos políticos, para tenerlos comiendo en su personal pesebre.

Traer de vuelta a los sefardíes si que sería una buena alianza con un pueblo civilizado y no la sandez de la alianza con bárbaros islamistas. Integrar a Israel en España si que sería una buena inversión. Turquía recibió buena parte de los judíos españoles expulsados. Les supuso un gran incremento en su desarrollo de todo tipo. Sería una buena forma de evitar la sequía en Murcia o las subvenciones andaluzas. Seguro que tiraban de papiros y legajos propios, hasta encontrar nacimientos de agua olvidados. Seguro que ayudaban a construir desaladoras ecológicas revolucionarias, que permitieran trasladar agua al delta del Ebro y al señor Barreda.

Pero con ser muy importante el desarrollo económico que obtendríamos, nada sería comparable a contagiarnos de su determinación para ser un pueblo libre. Pacífico, pero libre. Aprenderíamos a defendernos contra los moros que nos ha traído Zapatero, que podrían estar esperando su momento para libanizarnos. Ya se permiten portar armas en las manifestaciones pro-palestinas y poner bombas en los trenes de Madrid.

¿Papeles para inmigrantes?… ¿Nacionalidad española?… ¿Quiénes tendrían más derecho que los descendientes de nuestros antepasados judíos?

Tienen derecho a descansar de tanta amenaza, de tanto estrés, ocasionados por haberlos convertido en un pueblo errante. Me resulta indecente que en España se encarcelen alcaldes por manifestarse junto a sus pueblos, contra lo que parecían ser excesos de colectivos gitanos y, sin embargo, se permita cualquier exabrupto, cualquier aberración, cualquier exceso, cualquier evidencia de odio contra los judíos en general, con la excusa de apoyar a pobres palestinos que tiran ¿“petardos”?

Los nacionalistas periféricos españoles, los izquierdistas progres y los islamistas, coinciden en la estrategia: El victimismo y volver las oraciones por pasiva (el acosado es el acosador, el criminal es la victima). Todos ellos usan “la santa indignación” para justificar sus abusos y aberraciones. Practican la excusa del Honor insultado.

Los sefarditas, y los judíos en general, se merecen una resarcisión histórica por parte de España, no así los moros. En consecuencia: ¡Papeles y nacionalidad española para todos los judíos de Israel! ¿Qué mejor deseo de alianza mutuamente beneficiosa, justa y necesaria?

Fuente: Minutodigital (España)

 
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