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Negociación inaceptable: Hamás chantajea. Israel no debe ceder


Tres facciones palestinas del grupo islamista Hamás secuestraron el 25 de junio de 2006 al joven soldado israelí Guilad Shalit. “Está vivo y nosotros lo tratamos bien”, en estos términos se expresó Jaled Mashal, líder del grupo islamista en el exterior, al ser preguntado por la salud de Shalit.

Noam Shalit, su padre, es consciente de que la vida de su hijo “es un bien estratégico para el movimiento islamista, una especie de “seguro de vida” ya que para los líderes de Hamas, Shalit significa la vuelta a casa de centenares de los 11.000 presos palestinos en la cárceles israelíes”. Esta fue la razón dada hace un mes por Abu Oveida, portavoz del brazo armado de Hamas: “No tenemos ninguna intención de herir a Shalit porque sabemos que su liberación provocará la liberación de muchos presos palestinos”.

¿Y si Israel no acepta liberación o contrapartida alguna a cambio de Guilad Shalit o cualquier otro secuestrado israelí? En el caso de Colombia, lo comentábamos aquí hace unos días, el presidente Álvaro Uribe sí acepto llegar a un intercambio con las FARC en lo que sin duda supone una victoria del grupo terrorista. El ex presidente español, José María Aznar, tampoco negoció ni accedió al chantaje de los terroristas de la ETA, y por eso mataron a Miguel Ángel Blanco.

¿Por qué tiene que aceptar el gobierno israelí el chantaje de Hamás? Ehud Olmert, el primer ministro israelí, sabe que la vuelta de Shalit tiene un precio muy alto que de momento no se atreve a pagar. Mientras la mayoría de Israel apoya la negociación con el grupo terrorista para la liberación de Shalit, la puesta en libertad de los presos palestinos provoca una gran oposición en el Parlamento de Israel.

Pese a ello, Israel ha vuelto a mover ficha, y ha tomado la decisión de retirar aproximadamente 50 puestos de control militar, junto a otro tipo de barreras físicas, en Cisjordania, lo que aporta una pequeña dosis de esperanza al enquistado conflicto de Oriente Medio.

La medida, auspiciada por EE UU, es un riesgo y como tal puede reportar muchos beneficios a Israel ya que una concesión de éstas es siempre una victoria para Abú Mazen, en detrimento de los terroristas de Hamas.

Con este tipo de gestos, Israel quiere hacer ver a los palestinos moderados que es posible hacer cosas si hay buena voluntad. Ahora le toca mover ficha a Abu Mazen. Deseamos que lo haga él, y no otros.

Fuente: Diario de América

 
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