
Su estreno con el combinado israelí le valió también el reconocimiento de la prensa local y la admiración de sus paisanos. Los medios se volcaron con el azulgrana, que copaba primeras planas. El día del partido, antes de salir al campo, su nombre fue coreado por 25.000 almas en el estadio Ramat Gan de Tel Aviv y, al día siguiente, la gente le paraba por la calle para felicitarle. Nunca antes se había sentido tan halagado.
Gai, que llegó a Barcelona hace cinco años, vive aquí con su padre. Su madre y sus otros tres hermanos (dos chicas y un chico) viven en Israel. Su pueblo natal, Nahariya, está situado a pocos kilómetros de Haifa, al norte del país y cerca de la frontera con el Líbano. No va mucho. El fútbol se lo impide.
De regreso a Barcelona, y sin haber dormido después de un largo viaje que iniciaba a las 2 de la madrugada del lunes desde Nahariya, Gai fue recibido pasadas las 11 h. entre aplausos por sus compañeros del filial en su regreso a los entrenamientos . El israelí, habilidoso extremo en edad juvenil, debutó con el Barça B ante el Vilanova en la 8ª jornada de Liga (jugó 14'), pero fue una semana después, en el Mini y ante el Banyoles, cuando con su fútbol atrevido convenció a Pep. Se estrenó con gol y a partir de ahí se ha consolidado en el filial, sobre todo cuando éste juega en casa. En el Mini, con espacios, es donde se siente más cómodo y despliega todo su talento.
Fuente: Mundo Deportivo