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Hamas juega a la paz con cartas marcadas, por Hans Dahne



La organización terrorista islámica intenta imponer a Jerusalem condiciones para un alto el fuego que la hagan aparecer victoriosa ante el mundo árabe.

Los tanques israelíes siguen avanzando hacia el centro mismo de la ciudad de Gaza y el nudo comienza a apretar el cuello de Hamás, pero la organización islamista parece tener todo el tiempo del mundo: su delegación, lejos de cualquier prisa, se entretuvo en El Cairo regateando las condiciones para plegarse a un acuerdo de cese de fuego con Israel.

Hamás debe evitar a toda costa la impresión de una capitulación. Sus portavoces se esfuerzan desde hace días en presentarse ante la opinión pública como dueños de la situación y negociadores capaces de dictar a todo el mundo, en particular a Israel, las condiciones de una tregua.

La ecuación de Hamás es muy simple: no sólo los palestinos en la Franja de Gaza, sino también los millones de árabes y musulmanes de todo el mundo juzgarán a la organización no por lo que haya perdido en esta guerra, sino por lo que pueda ganar.

Hasta el momento, la población civil en la Franja de Gaza se ve impotente, aterrada y atrapada entre dos frentes. Los tanques israelíes se encontraban la tarde de ayer a un kilómetro y medio del centro de la ciudad. Soldados y terroristas libraban largos e intensos combates en las calles.

Las prioridades de Hamás, mientras tanto, se centran en otros aspectos. Así, por ejemplo, el grupo exige como condición para una tregua que Israel declare primero un alto el fuego, según el comentarista del Yediot Achronot Alex Fishman, lo que le permitiría sostener que la operación militar no acabó con una derrota de Hamás, sino con una rendición de Israel.

Israel, por ejemplo, quiere un alto el fuego indefinido, mientras que Hamás sólo apuesta por una tregua de un año.

Las negociaciones, por otra parte, cuentan con otro factor que las complica aún más: Israel no dialoga con la organicación terrorista Hamás. El único negociador admitido por Jerusalem es el gobierno moderado del presidente palestino, Mahmud Abbas, que gobierna en Cisjordania.

El gobierno de Israel ni siquiera comenta declaraciones de políticos de Hamás. El mensaje es bien claro: Israel no acepta al grupo fundamentalista islámico como interlocutor y se limita a dialogar con Egipto, que se desempeña como mediador.

Ante los crecientes pedidos de un alto el fuego, el escenario inminente podría darse así: la tregua entra en vigor en los próximos días y dura cerca de una semana. En ese lapso, los palestinos realizan sus funerales y reciben más ayuda humanitaria. El plazo también permitiría a los líderes locales de Hamás salir de sus escondites, hacer una valoración general de daños y coordinarse con otras organizaciones de terroristas. Nuevas negociaciones, entre tanto, llevarían luego a la entrada en vigencia de un verdadero cese de fuego que incluya la retirada del ejército israelí en Gaza y una fuerza internacional para monitorear que se cumplan las condiciones de cese al fuego.

Fuente: Critica Digital (Argentina)

 
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