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Israel: 60 años de logros y desafíos (por Mattanya Cohen)



En este día celebramos los 60 años de independencia del Estado de Israel.

Después de 4,000 años de historia, resulta placentero cumplir solamente 60 años. En 1948 Israel declaró su independencia en la patria histórica del pueblo judío y se unió a la familia de naciones como una democracia más. El aniversario de una nación sirve para reflexionar sobre los logros pasados y contemplar los desafíos que le depara el futuro.

A partir de su independencia, los logros de Israel han sido sorprendentes, habiendo recibido un nivel de atención internacional que excede en mucho su tamaño territorial. Sin embargo, según la opinión pública internacional y la de los medios de comunicación, resulta evidente que existe una brecha considerable entre la imagen de Israel y sus realidades.

Se conoce o se informa muy poco acerca de los valores democráticos y liberales de Israel, de su economía y de su contribución a las ciencias y a las artes. Israel es una nación que ha luchado y ahora se esfuerza por lograr lo mejor de su población tan diversa, un mosaico colorido de culturas, religiones y estilos de vida diferentes.

A lo largo de la historia el pueblo judío ha vivido en la tierra de Israel, su lugar de origen histórico y ha mantenido el nexo con su tierra. Durante sus primeros años, el moderno Estado de Israel enfrentó el desafío colosal de absorber el flujo de refugiados judíos, muchos de los cuales provenían de los países árabes, y otros eran sobrevivientes del Holocausto. Estos compatriotas regresaban a Israel desde más de cien países, hablando ochenta y dos idiomas diferentes. Crearon un refugio para el pueblo judío, conjuntamente con los israelíes que ya estaban establecidos en el país, luego de siglos de persecuciones y de desplazamientos.

Israel ha desarrollado y mantiene un sistema político basado en principios democráticos, un sistema judicial independiente y libertades básicas desde 1948.

La democracia de Israel les garantiza a todos sus ciudadanos el ejercicio de sus derechos civiles, sin distinción de religión, raza o género. En el Parlamento de la nación, el Knesset, vemos sentados lado a lado a judíos, musulmanes y drusos libremente electos.

A pesar de la falta de recursos naturales, los próceres de Israel transformaron con éxito un desierto árido en una región agrícola verde y viable sobre la cual la nación construyó su pujante economía.

Actualmente, Israel posee una economía basada en la alta tecnología de la cual la investigación y el desarrollo forman parte integral.

A pesar de su pequeño tamaño y su población de siete millones de personas, la economía de Israel está posicionada en el quinceavo lugar en el mundo, en términos de competitividad global, y además es considerado como un lugar altamente positivo para hacer negocios. Israel ha tenido éxito en atraer las inversiones extranjeras, particularmente de las industrias tecnológicamente avanzadas. Además, Israel es sede de muchas sucursales de algunas de las corporaciones multinacionales más grandes del mundo.

La ciencia y la tecnología han sido reconocidas globalmente como la clave para el éxito de Israel. Los científicos israelíes se destacan en los campos de las ciencias de la computación, la física, la medicina y la agricultura. En años recientes, cuatro israelitas han sido galardonados con el Premio Nóbel por sus logros científicos, e Israel ha alcanzado la reputación de ser el Silicon Valley del Medio Oriente.

La identidad cultural de Israel, con sus influencias orientales y occidentales, se ve plasmada en su creatividad a través de una amplia variedad de obras de arte. Israel posee un sinnúmero de orquestas, músicos y talentosos compositores mundialmente reconocidos.

No obstante, la vida cotidiana de Israel continúa siendo dominada por el deseo de alcanzar seguridad y paz verdaderas con sus vecinos árabes. Esto quedó plasmado en el acuerdo de paz con Jordania; su retiro del Sinaí (tres veces el tamaño de Israel) a cambio de la paz con Egipto; el retiro del sur de Líbano; su retiro de la Franja de Gaza y el desmantelamiento de los asentamientos.

Por el bien de la paz con sus vecinos palestinos, Israel ha otorgado y está dispuesto a seguir otorgando dolorosas concesiones como quedó demostrado en Camp David en el año 2000, incluyendo la evacuación de territorios y comunidades adicionales.

Este compromiso incluye el eventual establecimiento de un Estado palestino independiente y democrático, conviviendo en paz con sus vecinos con plena soberanía, contigüidad territorial y fronteras definidas.

La vasta mayoría de la opinión pública israelí, los palestinos moderados y los estados árabes moderados comparten esta perspectiva.. De hecho, esta visión para una solución justa al conflicto ha sido reconocida casi universalmente.

La comunidad internacional puede jugar un papel preponderante al alentar las voces de la región, que hacen un llamado a la paz integral y a la normalización de las relaciones entre Israel y sus vecinos, al mismo tiempo que critica a aquellos que pregonan la destrucción de Israel.

La mera idea de dos estados: el Estado de Israel como la patria nacional del pueblo judío y la concreción de los derechos de los judíos y un Estado palestino, como la patria para el pueblo palestino y la consolidación de los derechos palestinos, constituye una visión basada en la realidad y no en un sueño, de aceptación mutua en lugar de rechazo, de compromiso en lugar de resistencia.

El desafío más grande que enfrenta Israel en el futuro es concretar esta visión de paz integral con todos sus vecinos.


 
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