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Abandonando raíces socialistas, kibbutz vuelven a escena



Con su doctrina socialista de posesiones compartidas y el amor por la tierra, el kibbutz simbolizó durante años los ideales terrenales sionistas de Israel.

Pero en la década de 1980 los israelíes abandonaron las granjas colectivas en bandadas cuando el socialismo perdió popularidad, los centros urbanos florecieron y muchos kibbutz se hundían en deudas mientras luchaban por sobrellevar la hiperinflación y las galopantes tasas de interés.

Ahora los kibbutz están organizando un tentativo regreso al adoptar reformas y prácticas ecológicas para atraer a jóvenes familias en busca de una alternativa al yugo cotidiano.

"Ya no es más una comunidad," dijo Udi Nathan, quien se mudó con su familia al Kibbutz Kramim, en el desierto del Negev en Israel, en el 2006 después de vivir durante una década en la metrópolis secular de Tel Aviv.

"Tiene aspectos socialistas (...) pero no compartimos nuestras billeteras con la gente, lo que creo que es bueno y que está a tono con lo que está sucediendo hoy en día," agregó.

Tradicionalmente, los kibbutz eran un asentamiento agrícola fundado sobre principios sionistas-socialistas, donde todo el mundo trabajaba la tierra y compartía los ingresos y las posesiones. La primera granja colectiva fue fundada en 1909.

Unas 50.000 personas dejaron las granjas colectivas entre 1984 y 2004 a medida que el estilo de vida igualitario perdía atractivo y las granjas luchaban contra la crisis económica de mediados de la década de 1980.

Pero muchos kibbutz han mejorado sus finanzas en la última década en parte gracias a la ayuda del Gobierno, y han flexibilizado las reglas en lo concerniente a compartir el ingreso y las posesiones.

El pequeño Kibbutz Kramim fue fundado en 1980 con la vista puesta en "hacer florecer el desierto." Hoy tiene grandes viñedos y plantaciones, alquila docenas de cabañas para turistas y junto a otro kibbutz es copropietario de una estación de servicio.

Al igual que dos tercios de los 273 kibbutz de Israel, Kramim se convirtió en uno "renovado" cuando fue privatizado, lo que significa que ahora sus miembros ganan y conservan salarios diferenciales, se les cobra por servicios como comida y lavandería y pagan impuestos.

Los impuestos proporcionan una red de seguridad para los más vulnerables y pagan la parte de los servicios comunitarios del kibbutz y otras asistencias mutuales, como una porción del sistema médico y gastos educativos de los miembros.

Desde que fue privatizado en el 2006, el número de familias del Kibbutz Kramim se duplicó a 33 y tiene planes de agregar otras 100 en los próximos cinco años.

También adoptó una nueva dirección ecológica: las construcciones serán eficientes en lo concerniente a energía, usarán energía solar y reciclarán agua. También hay planes de retirar paulatinamente la agricultura convencional y reemplazarla con la agricultura orgánica.

Esta nueva mezcla de libertad financiera con valores comunitarios le sienta bien a familias como los Nathan, quienes también disfrutan de los grandes espacios abiertos, una sensación de comunidad y la libertad de dar forma a sus vidas.

"No vinimos a vivir en un kibbutz a la antigua," dijo Nathan, quien trabaja como un editor freelance desde su casa. "Creo que eso es clave para el nuevo interés por los kibbutz," agregó.

Algunos kibbutz, como el de Ein HaShofet en el norte de Israel, se han resistido a mayores reformas por motivos ideológicos y también están prosperando.

Los miembros de este kibbutz, en gran medida industrial, reciben una pensión en lugar de un salario, y el lugar cubre sus necesidades educativas y de salud.

"La idea del kibbutz está basada en el concepto de que no hay personas mejores que deban recibir más dinero para llevar una vida mejor que la de otros," dijo el secretario del kibbutz Yaniv Sagee.

"Este concepto básico no ha cambiado a lo largo de los 71 años durante los que el Ein HaShofet ha existido," añadió.

El Movimiento Kibbutz dice que se ha visto un leve aumento poblacional desde 2005, en parte debido al regreso de israelíes que crecieron en un kibbutz pero que se fueron siendo adultos jóvenes.

"No están volviendo por el sionismo y el socialismo," dijo Aviv Leshem, portavoz del Movimiento Kibbutz de Israel. "Están regresando porque piensan que el kibbutz tiene una alta calidad de vida," explicó.

La campaña publicitaria del movimiento, que será lanzada en agosto, se concentrará en los 140 kibbutz del norte y sur de Israel, donde la menor cantidad de oportunidades económicas, sociales y educativas hacen que sea más difícil atraer residentes.

La industria, incluyendo el sector de la alta tecnología, ha reemplazado a la agricultura como la principal fuente de ganancias y los pequeños comercios generan un 10 por ciento de los ingresos de los kibbutz, dijo Leshem.

La industria va desde la manufactura de alimento a plásticos, goma, aparatos electrónicos y vidrio.

Pero algunos observan que el nuevo enfoque a la vida en el kibbutz ha aumentado la brecha económica entre sus miembros -que es exactamente aquello contra lo que los kibbutz tradicionales han luchado.

"El cambio se ha venido dando durante muchos años, un cambio lento hacia un menor colectivismo y un mayor individualismo," dijo Michal Palgi, profesora de sociología del Emek Yezreel College.

Treinta y cinco por ciento de las familias de los kibbutz ahora tienen autos particulares en lugar de compartir un vehículo comunitario.

Muchos kibbutz incluso están en camino a concederles a sus miembros la propiedad de sus casas.

Y a pesar del crecimiento planeado para Kibbutz Kramim, algunos miembros no pueden evitar sentir nostalgia por el pasado.

"El antiguo kibbutz tenía un tipo de belleza interior. Un entorno diferente (...) Era como una gran familia. En el nuevo kibbutz todo el mundo está más ensimismado," comentó Yoram Sahar, un fundador y miembro de Kibbutz Kramim.


Fuente: Reuters


 
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