No es la primera vez que amenaza a Israel. Hace poco más de un año dijo que «la solución a los problemas de Oriente Medio pasa por la destrucción de Israel»; cuando la guerra del Líbano afirmó que la paz sólo surgiría de «la eliminación del régimen sionista»; y un año antes había advertido que su objetivo era «borrar a Israel del mapa».
Las palabras de Ahmadineyad son muy graves, pero habida cuenta de la escasa respuesta internacional que ha habido a las mismas no ha hecho sino escalar su retórica exterminadora contra Israel.
Si es preocupante lo que ha dicho hasta ahora, lo es mucho más lo que podrá decir en el futuro sabiendo que cuanto pueda ocurrírsele decir no tiene más coste que unas balbuceantes protestas diplomáticas y poco más.
Y, sin embargo, las amenazas verbales de Ahmadineyad exigen algo más que una condena moral. Lo que está haciendo el presidente iraní es perfectamente punible según la ley internacional.
Existe una ley que se llama la Convención para la Prohibición y Castigo del Genocidio, firmada en 1951 y ratificada por 158 países, incluida España, que define como un acto criminal la incitación al genocidio. Justo lo que está haciendo con su odio hacia Israel Mahmud Ahmadineyad.
En los años 30 no se prestó debida atención a lo que Hitler decía querer; en los 90 se desoyó a Bin Laden y lo que nos prometía. Nada nos puede llevar a pensar que Ahmadineyad, un auténtico fanático del apocalipsis, no quiere o no piensa en hacer realidad sus amenazas. Es un hombre de palabra.
Por eso es urgente reaccionar a lo que dice. Israel es agredido porque es parte de Occidente y si cayera, caeríamos nosotros después.
Fuente: ABC España