Colocar francotiradores, morteros o rampas de lanzamiento de cohetes en edificios civiles particularmente sensibles como escuelas u hospitales sin duda cosecha muchos réditos, porque o bien el ejercito israelí se deja matar o si responde causa bajas civiles que son aprovechadas como inmejorable propaganda internacional a favor de la causa palestina.
Nada mejor para cosechar las simpatías de los occidentales que abrir los telediarios con la noticia de unos niños muertos a manos de los soldados judíos. A cualquiera se le abren las carnes ante la imagen del cadáver de un niño, y poco importa que quien apretó el gatillo lo hiciera respondiendo a una agresión.
Naturalmente quienes utilizan estas prácticas nunca podrán ser considerados interlocutores válidos, porque no se trata de ejércitos contendientes, sino de terroristas. El terror se puede ejercer contara el enemigo colocando una bomba en un autobús en Jerusalem, lanzando un cohete contra una ciudad donde viven judíos o colocando a tu propia población civil como escudo.
Los niños palestinos son para Hamas una pieza más en su partida de ajedrez, y siguiendo su vesánica visión islámica del mundo, sacrificables con tal de causar daño a Israel. Occidente cae en su trampa y con ello contribuye a que esta táctica siga usándose.
Israel sin duda gana las batallas militares, pero la batalla de la propaganda, hace años que la están ganando los palestinos.
Fuente: Minuto Digital (España)