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60 años después de la fundación del Estado de Israel muchos no están de humor para una «fiesta». Prefieren que se invierta en educación y salud



Cuando el gobierno de Israel presupuestó unos $28 millones para conmemorar el 60 aniversario de la fundación del estado, probablemente esperaba que sus malhumorados ciudadanos dejaran de lado sus problemas y se unieran en un torrente de orgullo nacional.

En vez de ello, los israelíes están discutiendo sobre cuán extravagantemente debería celebrar el país, y a qué costo.

Muchos reconocen los logros destacados del estado, señalando la absorción de inmigrantes, el auge de la alta tecnología y la supervivencia de Israel contra las probabilidades desfavorables.

Pero la década parece estarse cerrando en un estado de ánimo poco característicamente sombrío, con cada vez más israelíes manifestando una desilusión profundamente arraigada con su liderazgo y la forma en que el país es dirigido.

"Nuestra protesta es contra el orden problemático de las prioridades del gobierno", dijo Ron Avni, abierto líder de una campaña contra las celebraciones excesivas. "Primero deben encontrar el presupuesto para todas las cosas que el país necesita".

A fines de enero, Avni, experto en terremotos y contralor universitario, inició una petición en Internet con otro prominente académico pidiendo que el gasto público destinado al 60 aniversario se limitara al de las celebraciones en un año normal. Argumentaron que el dinero no debería ser derrochado en "festividades cuyo propósito primario es dar un escenario a los políticos".

Inicialmente pretendían reunir 10,000 nombres; para principios de este mes, más de 90,000 israelíes la habían suscrito.

Sondeos de opinión recientes respaldan la idea de que una mayoría de los israelíes preferirá una celebración modesta, y que el dinero adicional se gastara en áreas como educación y salud.

Consciente del sentimiento público, cuando el equipo organizador del 60 aniversario presentó sus propuestas este mes, dijo que al menos 35 por ciento del presupuesto se gastaría en proyectos educativos, de infraestructura y de conmemoración.

Los planes incluyen la creación de 60 sitios de picnic con acceso para los discapacitados, la conclusión de un sendero alrededor del Mar de Galilea y la inauguración de una vía ciclista trans-Israel. Escolares harán una caminata hacia Jerusalén siguiendo las huellas de los combatientes de 1948, y 60 monumentos en recuerdo de esa guerra serán creados en todo el país y serán adoptados y cuidados por jóvenes locales.

Las festividades reales del 7 al 9 de mayo, que representan 20 por ciento del presupuesto, incluirán un espectáculo de luz y sonido de enormes proporciones que se exhibirá simultáneamente en ocho lugares, desde Tiberias, en el norte, hasta Eilat, en el sur; fiestas gratuitas en la playa; y una exhibición de las fuerzas aérea y naval que será más prolongada de lo común.

En algunas formas, el 60 aniversario, cuyo tema oficial es Fortalecer a los Hijos de Israel, cae en un momento desafortunado.

Un informe dado a conocer en febrero por el Instituto Nacional de Seguros indica que uno de cada tres niños israelíes vive en la pobreza, pese a una economía floreciente, y que aun cuando más israelíes están trabajando, algunos de ellos siguen siendo pobres también.

El año académico inició con una huelga de dos meses de los maestros de preparatoria por las miserables condiciones del salario y las aulas.

Los críticos del movimiento de austeridad lo acusan de ser populista, derrotista y demagogo.

"¿Nos hemos vuelto locos?", escribió un periodista, Sever Plocker, reprendiendo a los activistas contra la festividad en Yediot Aharonot, el popular periódico israelí. "¿Algo ha salido mal con nuestra mentalidad colectiva? El Estado de Israel está a punto de cumplir 60 años de independencia en una atmósfera de amargura, depresión y renuencia pública 'a derrochar el dinero en celebraciones'".

El presupuesto de $28 millones representa una diminuta fracción del presupuesto anual del gobierno y haría poco por arreglar los males sociales del país. Funcionarios también señalan que la suma es mucho menor que los casi $70 millones gastados en el festejo de los 50 años en 1998, y enfatizan que la mayor parte del dinero no se gastará en fuegos pirotécnicos, sino en proyectos de infraestructura y educativos que tendrán un efecto más duradero.

Fuente: The New York Times


 
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