PARA LEER CON MAYOR COMODIDAD PODES

Entrevista al rabino jefe del Reino Unido y la Commonwealth, Jonathan Sacks



El rabino jefe del Reino Unido y la Commonwealth, Jonathan Sacks, visitó el Parlamento Europeo en el marco de los actos organizados con motivo del Año Europeo del Diálogo Intercultural. Tras dirigirse a la Cámara en una sesión solemne, concedió una entrevista exclusiva en la que habló de diálogo, humor y esperanza, y subrayó que "el quid de la cuestión no es cómo hablar con los radicales, sino cómo hablar con los moderados para que los extremistas queden aislados".

Europa y Estados Unidos ofrecen dos modelos diferentes de sociedades multirraciales en las que conviven varias religiones. ¿Qué pueden aprender una de otra?

Los americanos siempre integraron a los recién llegados, por lo que el concepto de pacto siempre ha formado parte de la cultura política de Estados Unidos. Pero el concepto procede de la cultura europea tras la Reforma, que hundía sus raíces en la Biblia judía. Yo creo que Europa debería recuperar ese concepto, que tiene el poder de unir a grupos diferentes más allá de las diferencias culturales. Consiste en que la gente se una, y constituye una forma muy exclusiva de identidad política. Si se quiere construir una sociedad, hay que incluir a todos en su construcción. Cuando se contribuye a algo se forma parte de ello.

Así que los Estados Unidos tomaron esta idea de Europa, lo tomaron prestado y siguieron utilizándolo, mientras que Europa lo olvidó. Nació en el siglo XVII, cuando las naciones europeas tuvieron que encontrar la forma de unirse; otras vías no eran buenas. La reacción romántica frente al racionalismo en el siglo XIX creó naciones-estado basados en la raza; si basas tu país en la raza, o en la religión, es un país excluyente. Y sabemos a lo que eso condujo: a las dos guerras mundiales y el holocausto. No podemos volver a ir por ese camino.

Usted mismo se ha reunido con radicales islamistas. ¿Es posible hablar con todo el mundo?

La posibilidad de poder dialogar con alguien radica en que se reconozca tu derecho a hablar, que te reconozcan como parte de la conversación. Alguien que niegue mi existencia, mi identidad, o mi derecho a tener derechos, no puede ser un interlocutor. Así que el quid de la cuestión no es cómo hablar con los radicales, sino cómo hablar con los moderados para que los extremistas queden aislados.

Europa tiene que dar poder a los moderados para marginar a los extremistas. Es todo un desafío político, porque desafortunadamente los medios dan notoriedad a los extremistas. Si puedes secuestrar un petrolero, poner una bomba o matar a alguien, obtienes publicidad a cambio. La estructura de los medios de comunicación presenta a los radicales como un modelo para la juventud desarraigada, se convierten en héroes, y los jóvenes quieren ser como ellos. Si no hay una fuerza que lo equilibre, entonces desembocará en un problema para todos.

Así que no hay que hablar con los extremistas sino hacer héroes de los moderados.

Ante la situación en Oriente Medio, cabe preguntar si la religión no debería ser un vehículo para el entendimiento, en lugar de un motivo para la confrontación...

La religión es como la meteorología; hay días que hace sol y te encanta, otros hace frío y llueve y no puedes soportarla. No hay una religión en la que no haya algo bueno o algo malo; en épocas de cambios rápidos, inestabilidad, incertidumbre y miedo, la gente se apoya en quienes les ofrecen seguridad, que siempre son los extremistas. Para ellos el mundo es sencillo: nosotros tenemos razón, ellos se equivocan. Donde hay inestabilidad política y extremismo religioso, los verdaderos héroes son los que se oponen a los radicales de su propia religión. Algunos han sido asesinados, otros sólo aislados; hace falta valor para enfrentarse a los extremistas, pero si se es capaz de hacerlo con cierto sentido del humor, y hacer que la gente se una, entonces puedes luchar contra ellos.

¿Hay esperanza de que las diferentes religiones puedan convivir en paz?

La gente confunde optimismo y esperanza. El optimismo es la creencia de que las cosas van a mejorar, la esperanza es creer que si trabajamos con empeño hay posibilidad de hacer que las cosas mejoren. El optimismo es pasivo, la esperanza es activa. No hace falta valor para ser optimista, sólo cierta ingenuidad; pero hace falta mucho coraje para tener esperanza.

Con lo que ha vivido nuestro pueblo, ningún judío puede ser optimista, pero tampoco puede perder la esperanza. El lema de Israel significa eso, esperanza; el papel de los líderes religiosos es ser agentes de la esperanza en un mundo de desesperanza. No hay alternativa: la política de la desesperanza siempre fue peligrosa.

¿El humor forma parte de la esperanza?

¡Por supuesto! el humor es primo hermano de la esperanza; incluso he sugerido al Presidente Pöttering que tras este Año Europeo del Diálogo Intercultural celebre un Año Europeo del Humor. ¡Espero que haya entendido que era una broma!

Fuente: Web del Parlamento Europeo - Página del Rabino Jonathan Sacks (inglés)

 
ir arriba